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Belleza

Una vida inventando: Max Factor y la historia del maquillaje

Una vida inventando: Max Factor y la historia del maquillaje

La historia del maquillaje no puede contarse sin contar con Max Factor.

¿Sabías que Max Factor es una de las casas cosméticas más antiguas que existen hoy día? Esta casa cosmética nació y creció rodeada del glamour que Hollywood desprendía. Pionero en hacer necesarios el uso de cosméticos a las mujeres, creían que el glamour de las estrellas de cine podía alcanzarlo cualquier mujer. Y así fue. Pero no todo fueron éxitos profesionales. Antes de ser el maquillador más deseado por las estrellas de Hollywood, fue perseguido por los hombres del zar Ruso, motivo que le impulsó a abandonar la vida que ya tenía asentada en este país.

Antes de que comencéis esta lectura y oigáis el podcast, me gustaría expresar con vosotros lo siguiente:

Ha sido algo difícil y lento reunir tanta información sobre la vida de Max Factor. Comencé esta “investigación» a mediados de agosto, un mes he tardado en publicar. El motivo de no haber terminado antes es curioso, y es que, cuando creía que lo tenía, aparecía algún documento, nota de prensa o dato nuevo, y claro… Ya que me pongo, me pongo con todo.

Una vida inventando: Max Factor y la historia del maquillajeTanta lectura me ha llevado a aprender cosas muy valiosas que también os contaré más adelante. Durante estas semanas he navegado durante horas por internet para reunir toda la información posible, y desde aquí quiero dejar constancia de las fuentes que he usado para poder contar un poco sobre la historia y la vida de Max Factor: The New Yorker , Historytoday.com , Max Factor.com , Thehollywood360.com , Historydaily.org , cosmeticksandskin.com , Transformacionmovimiento.com , aminoapps.com , greatpoles.pl 

Esta biografía pone en primer plano la figura central de Max Factor, creando un aislamiento casi total de la historia de la cosmética y la industria de la belleza. Es fácil encontrar biografías de mujeres que han marcado la historia de la cosmética, pero en el caso de los hombres no es tan habitual. Así que espero que disfrutéis de todo lo que aprenderéis aquí tanto como lo he hecho yo.

El glamour no es algo con lo que se nace, es algo que se crea

Maksymilian Faktorowicz es el nombre de pila de Max Factor. Judío polaco hijo de un trabajador de la industria textil que abastecía a la casa real. Fue criado por sus hermanos y apenas tenía educación formal.

Naranjas, cacahuetes y dulces fueron los primeros productos que vendió en el vestíbulo del Teatro Czarina de Lodz, ciudad donde nació. A los ocho años comenzó a trabajar como ayudante de botica, donde rápidamente aprendió algo de química.

Con nueve años se convirtió en el ayudante de uno de los más prestigiosos fabricantes de pelucas de su ciudad. Y después de cuatro años de experiencia y trabajo, estaba lo bastante formado como para unirse al personal del estilista berlinés Anton. A sus catorce años se mudó a Moscú, donde trabajó para Korpo, el esteticista de la Gran Ópera Imperial Rusa. Al cumplir la mayoría de edad, Factor se vio obligado a servir cuatro años en el ejército ruso. Desempeñó su trabajo militar en el Cuerpo del Hospital, haciendo labores de enfermería, actividad que realmente no le agradaba.

Los comienzos de Max Factor.

Abrió una pequeña tienda a los veintidós años en el suburbio moscovita de Rázan, donde hacía y vendía sus propias cremas, coloretes, fragancias y pelucas.

Según Basten, un miembro de una compañía de teatro se detuvo en su tienda al ir de camino hacia una actuación para la familia imperial. Después de ese momento el negocio de Max tuvo un repunte muy alto en ventas y fue adoptado por la corte. Tal era el trabajo que los cortesanos le solicitaban, que apenas le quedaba tiempo para atender la tienda. Toda su atención se enfocaba en asesorar y a cubrir las necesidades individuales de sus clientes. Su trabajo se centraba en asesorías personales para mejorar el aspecto, dando foco a los puntos buenos y a ocultar los rasgos menos favorecedores.

Max se sentía bien entre los aristócratas, y estos lo trataban muy bien y poco a poco lo fueron metiendo en su mundo lujoso. El único problema que surgía era lo posesivos que los aristócratas eran con él. Visitaba su tienda de manera muy breve y no podía salir de la corte sin escolta. Por este motivo, se casó a escondidas y tuvo a tres hijos que nadie de su circulo de trabajo conocía.

La huida hacia su futuro

Mientras tanto, el antisemitismo iba en aumento en Rusia. En 1903, el zar Nicolás II “ordenó un sitio a los judíos que tanto temía y odiaba, y quemó sus aldeas”. Un general con el que Max tenía buena relación, notó su humor abatido y descubrió a su familia secreta. Después de este momento, el mismo general le ayuda a organizar su escapada. Para ello le consigue una entrevista con su médico personal y Max se presenta cubierto con un maquillaje amarillento, creando un aspecto enfermizo que le sirvió para conseguir una recomendación de descanso y recuperación en Karlsbad, un balneario al que los miembros de la corte solían acudir. Incluso en sus días de recuperación, iba acompañado en todo momento de los guardias, por lo que continuamente fingía cojear.

En una de las salidas al balneario, logró reencontrarse con su esposa, quien lo esperaba acurrucada junto a una fuente acompañada de sus tres hijos. En un abrir y cerrar de ojos, desaparecieron juntos tomando dirección hacia el bosque más próximo. Caminaron, sobre todo de noche durante varios días, recorriendo interminables millas hasta llegar a la costa más cercana. Es ahí donde se encontraba el barco a vapor Molka III que embarcaba para América.

Una vida inventando: Max Factor y la historia del maquillaje

Factor pagó felizmente la tarifa, el dinero para el no era un problema. A lo largo de los años, había ahorrado una cantidad importante que llevaba consigo en una bolsa. No fue un problema embarcar en aquel barco, en esa época no se requerían pasaportes, era una época de mucha inmigración.

Como dato curioso hay que remarcar que su apellido era Faktorowicz, que abreviado era Faktor con K. En el momento del embarque, el funcionario que le atendió, escribió mal “Faktor”, cambió la k por la c, “Factor” , error que el mismo no quiso corregir y que adoptó como su nuevo apellido.

Para Max, llegar a  los Estados Unidos no fue una liberación instantánea de preocupaciones. No hablaba inglés y para ello se asoció con un compañero que le ayudó a instalarse en la feria de ST. Louis para seguir vendiendo sus productos. Este socio no tardó en fugarse con los ahorros de Max.

Su esposa murió en la calle poco después de dar a luz a su cuarto hijo. Pero Max no tardó en buscar una nueva esposa Rusa. Helen, le concedió su quinta descendencia, pero era una mujer con un temperamento tan fuerte que no tardó en hacer mella en el matrimonio, llevándolo hacia la ruptura.

Su rampa de lanzamiento profesional

Asentado en California, probó suerte suministrando cosméticos y postizos a una nueva industria que comenzaba y que se conocían como “las películas”. Llamó a su primera tienda en Los Ángeles, “Max Factor´s Antiseptic Hair Store”.

Contó en una entrevista que un día soleado vio pasar a través del cristal de su tienda a algunas personas con aspecto muy macabro. Él las siguió hasta un terreno donde se estaba escenificando y filmando una pelea de bar. Él se asombró. No al ver lo que allí se estaba haciendo, sino por lo que los actores llevaban en la cara.

«Algunos usaban maquillaje escénico, mientras otros usaban brebajes qué habían hecho ellos mismos. Extrañas mezclas de vaselina, harina, manteca, almidón de maíz, crema fría o pimentón. Los más aventureros incluso habían probado polvo de ladrillo molido mezclado con vaselina o manteca de cerdo para obtener un aspecto de color carne».

Todas esas pastas que se aplicaban los actores y que tenían al menos 2 cm de espesor, se convertían al poco tiempo en una masa reseca y agrietada que entorpecía la caracterización del personaje. Esto no era un problema en el teatro, pero en la pantalla y más aun en los primeros planos no era nada favorecedor.

En 1914, trabajando en el laboratorio de su taller, Factor creó una pintura grasa en forma de crema, con una consistencia muy fina y completamente flexible para la piel que además produjo en doce tonos diferentes. Los comediantes del cine mudo como lo eran Chaplin, Keaton, Fatty Arbuckle, entre otros, fueron los primeros en probarlo y regresaron no solo para darle a Max su aprobación entusiasta, sino para que él personalmente aplicara el nuevo maquillaje.

Una vida inventando: Max Factor y la historia del maquillaje

Después de este crecimiento, vino más crecimiento. Max hizo buenas migas con Cecil B. De Mille, quien dirigía una productora muy importante en aquella época. Rodaban en aquellos días la película “The Squaw Man”. Para ese rodaje se necesitaba un trabajo más especial para caracterizar a los actores. Max Factor trabajó en la producción de las pelucas y postizos contando con cabello humano real. 153.168 hebras anudadas individualmente era el promedio de la cantidad de pelo que entraba en una peluca, 70.000 en una barba completa y apenas 7.000 en un bigote falso.

Este tipo de caracterización era mucho más visual que lo que venían haciendo en el cine anteriormente con paja, relleno del colchón, musgo español, lana, hojas de tabaco, etc…

De Mille adoraba las pelucas de factor, pero surgía un inconveniente, no podía pagarlas. Y es ahí cuando nace una nueva oportunidad de negocio para Factor, en vez de venderlas comenzó a alquilarlas. Aunque no todo era tan fácil. El depósito que había que abonar para salvaguardar estas pelucas también planteó un problema al que Factor encontró solución. Renunció al depósito principal siempre y cuando De Mille contratara a sus hijos para trabajar en sus películas. Estos hicieron de extras indios y cobraban tres dólares al día. Al terminar la jornada de grabación, éstos recogían las pelucas de su padre, solo así cobrarían su sueldo.

Soy una persona muy tranquila, la inquieta aquí es mi mente._ Max Factor

Max factor & company

En 1916, la compañía de Max estaba lo suficientemente en auge como para mudarse de zona y seguir expandiéndose y se mudó al edificio Pantage, en pleno centro de todo lo que a él le interesaba.

Una vida inventando: Max Factor y la historia del maquillaje

El éxito traía más éxito. Y fue en esos momentos cuando Factor ideó pestañas postizas para una de las actrices más reconocidas de esa época,  Phyllis Haver, que estaba muy cansada de que le rompieran pasteles en la cara y quería ascender a roles de vampiresa.

Pronto su espacio en el edificio Pantage, se le volvió a quedar pequeño, y se mudó a una nueva tienda en South Hill Street, que llamó “La casa del maquillaje”.

En uno de sus viajes para conocer la industria cosmética en otros países, concretamente la industria alemana, él y sus productos fueron despreciados. Leichner también fabricaba maquillaje graso y vendía, además de en Alemania, por todos los Estados Unidos. La diferencia en los productos era el formato, Leichner los vendía en barra y Factor en tarro. Factor, después del desprecio al no ser recibido por Leichner hizo llegar a sus hijos el siguiente mensaje “Empiecen a vender maquillaje graso en tubos”. Y los tubos o barras, fueron otro triunfo para Max que pronto desbancó a Leichner.

Entre los siguientes inventos de Max se encontraba “el primer maquillaje corporal a prueba de transpiración” y su contrario “sudor cinematográfico” que consistía en combinar partes iguales de agua y aceite mineral. Mejoró la formula de la pomada labial que se derretía bajo las calientes luces del estudio de grabación.

 

Una vida inventando: Max Factor y la historia del maquillaje

 

El Hércules del maquillaje

El cine en Hollywood crecía a pasos de gigantes. Y con cada crecimiento de la industria cinematográfica, nacían nuevos retos para Max Factor que tenía que cubrir las necesidades del maquillaje y la caracterización que los directores le pedían, cada avance técnico en el arte cinematográfico planteaba un nuevo problema en el maquillaje. Todo estaba relacionado con el maquillaje y con las labores de Max dentro del cine.

A finales de los años veinte, llegó el sonido y surgieron nuevos problemas. En los micrófonos se colaba el ruidoso chisporroteo de las luces de arco de carbono, que eran las luces que habitualmente se usaban. Al cambiarlas por luces que no hicieran ruido volvió a saltar un nuevo problema. Eran lámparas muchos más calientes y con menos potencia lumínica. Las viejas películas ortocromáticas, que se habían usado desde el principio de la industria cinematográfica, no eran lo suficientemente sensibles como para registrar correctamente los rostros bajo la nueva iluminación.

Hollywood no para de plantear retos 

La película antigua fue reemplazada por una película Pancromática súper sensible y más rápida, pero esto hacía que los rostros parecieran notablemente más oscuros, creando muchas sombras.

Rápidamente todos los elementos de la línea de maquillaje de Max Factor para cine se volvieron instantáneamente obsoletos.

Una vida inventando: Max Factor y la historia del maquillaje

Max Factor se pone a trabajar junto al mayor de sus hijos, Frank. Investigan durante meses en nuevas elaboraciones, fórmulas y presentaciones. Crean una fórmula totalmente nueva y en una gama de tonos mucho más amplía que se adapta a la perfección a las necesidades de las películas de la época. Pero de nuevo venía acompañado de un inconveniente. Debido a que estos productos fueron diseñados para películas en blanco y negro, estos maquillajes y colores eran muy extraños de ver en la vida real. Para que os hagáis una idea, las actrices se maquillaban los labios en un tono marrón muy oscuro para que en la película apareciera que los llevaban rojos.

Su propio hijo admitió que este nuevo maquillaje Pancromático era “horrible de ver” a la luz del día.

Por esta invención, Max Factor recibió un certificado especial de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, en reconocimiento a su contribución a la “investigación de la iluminación incandescente”. Su hijo Frank dijo: “Nunca había visto a mi padre tan feliz y, al mismo tiempo, al borde de las lágrimas”.

La invención del Pan Cake.

Con el crecimiento de la industria, vinieron otros productos, el Pan Cake. Que no era otra cosa que una fórmula algo más refinada de la versión Pancro. Quizás aquí comenzó a forjarse su gran éxito. Los colores eran apetecibles para las actrices y también para las mujeres de a pie.

El producto era compacto y fácil de conservar. La grasa de los productos de antaño había desaparecido. Tanto gustaba este producto que las mujeres del set de grabación, los robaban de las estanterías para su uso personal.

Hay que destacar del Pan Cake, que los primeros tonos eran más oscuros. Estaban pensados y creados para un trabajo concreto, el cine. Las propias mujeres que lo usaban hicieron llegar a Max sus quejas y le decían que eran maquillajes muy oscuros, casi no se les iba a ver la cara por la noche. A lo que Max al principio respondía, que era normal, el uso era exclusivo para películas. Pero su hijo Frank se encargó de su amplio lanzamiento comercial, añadiendo a la línea tonos más claros. Se convirtió rápidamente en el artículo de maquillaje individual más vendido en la historia de los cosméticos.

En su visita a Europa, Max se encontró quizás con el principio del fin de su trayectoria profesional. Durante este viaje recibió una nota anónima en la que claramente lo amenazaban de muerte si no entregaba la cantidad de 200 dólares. Ante esta situación, de la cual no existen más datos, Max se puso tan nervioso que canceló toda la programación de este viaje y volvió rápidamente a casa.

Max Factor fallece

Poco después el 30 de Agosto de 1938 a la temprana edad de 61 años fallece en su cama.

Quizás, lo bonito de todo esto, es que Max Factor & Company no murió con él.

Su hijo Frank, se cambió legalmente el nombre a Max para suavizar el impacto que la muerte de su padre pudiera generar entre los clientes. Bajo el nombre de Max, la compañía proporcionó el maquillaje verde cobrizo que Margaret Hamilton usó como la Malvada Bruja del Oeste en “El Mago de Oz”, así como el color de los Munchkins y los seis que aparecen en el caballo de una secuencia en color diferente.

La compañía sobrevivió y a día de hoy sigue siendo referente en el mundo cosmético. Pero, sin duda, sus días de gloria se quedaron en la edad de oro de los estudios de grabación de Hollywood, cuando todo era inventar, experimentar y disfrutar, cuando las propias estrellas solían ofrecer promociones de productos por tan solo un dólar. Ese glamour vivía en Max Factor.

Los siguientes años fueron difíciles para toda la sociedad y el mundo entero. Los estudios de grabación se vaciaban y empezaron a ir en decadencia, recortaban los costos y la familia Factor fue de las primeras en salir. Muchos años habían pasado desde que sus hijos comenzaron a trabajar como “indios judíos” en una de las películas mientras cuidaban de las pelucas que su padre mismo elaboraba.

Una vida inventando: Max Factor y la historia del maquillaje

Después de la muerte de Max Factor en 1938, Frank Factor tomó el nombre de Max Factor, y expandió la firma todavía privada de cosméticos, junto con miembros de la familia incluyendo Factor Sidney, Louis Factor, Factor Davis y Max Firestein. En 1939 Max Factor, Jr., comenzó el desarrollo de una barra de labios a prueba de manchas que no irritaba ni cambiaba de color con el paso de las horas. Una máquina de besar se construyó para poner a prueba la resistencia de la fórmula a la decoloración. El resultado fue lanzado en 1940 como “Tru-Color” en seis tonos de rojo. Durante la Segunda Guerra Mundial Max Factor desarrolló tonos de maquillaje para el camuflaje del Cuerpo de Marines de Estados Unidos.

En 1947, después de 26 meses de desarrollo por parte de Max Factor, Jr., la compañía lanzó “Pan-Stik”, un maquillaje en crema suministrado en forma de barra y diseñado para aprovechar los últimos cambios en la iluminación de estudio de las películas. Este producto era rápido de aplicar, y no graso. Fue lanzado al público en 1948 y fue otro inmediato éxito comercial.

En 1951, la compañía amplió su gama para ofrecer champú masculino, loción para después del afeitado, desodorantes y espumas de afeitar.

Y llegó el maquillaje de TV

La introducción de la televisión a color llevó a la empresa a desarrollar Max Factor TV, que se convirtió en el estándar para el uso en la televisión en color.

En 1955 la compañía lanzó “Electrique”, su primera fragancia y tres años más tarde “Primitif”. En 1956 Max Factor inc. compró Sales Builders, que hasta ese momento gestionaba todas sus ventas y sus distribución nacionales. Esto llevó a una completa reorganización de la división de mercado, publicidad, ventas y distribución en América de la compañía.

Por la década de 1960, Max Factor, Jr., Max Firestein y los nietos Factor Donald, Alfred Jay Firestein y Chester Lee Firestein todavía estaban involucrados. Bajo su liderazgo, en 1965 Max Factor, Jr., estableció “Geminesse”, una línea de maquillaje, cuidado de la piel y productos como perfumes que eran vendidos solamente por empleados uniformados en los grandes almacenes. Los envases y los productos eran diferentes, muchos de los contenedores fueron diseñados para parecerse a esculturas griegas.

Los años 1960 vieron a la compañía a convertirse en una empresa pública y sus acciones clase A entrar en la Bolsa de Valores de Nueva York. Este período también vio la tercera generación de la familia Factor, Factor Barbara, Factor Jr. Davis, Donald Factor, Alfred Firestein, y Chester Firestein llegar a los puestos de responsabilidad dentro de la empresa. Sus oficinas son ahora un museo situado en el centro de Hollywood.

Por María José Rodríguez, profesora de la Escuela de Maquillaje en Sevilla BYMARIAJOSE

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