Una vecina de la calle Castelar lleva casi dos años aguantando una plaga de ratones en su casa

Foto: AION.

AION. Arahal.

Manoli Bohórquez vive con el alma en vilo de día y de noche. No sabe qué hacer ya con los ratones que llegan a su casa buscando comida desde corralones y viviendas deshabitadas contiguas. Las macetas del patio trasero están cuajadas de nidos, los animales son inmunes ya a los venenos que lleva poniendo desde hace casi dos años.

Esta vecina y su familia viven en el número 19 de la calle Castelar. Hay días que la hija de Manoli, Inmaculada Portillo, coge los ratones por docenas o más. Ella no les tiene miedo pero su madre está temblona todo el día. Durante la visita que realiza Arahal Información a su casa, Inma mete la mano en uno de los agujeros de una maceta grande y llega hasta el nido de los ratones donde hay hojas frescas del rosal que está plantado en el mismo lugar.

Ha habido días que han entrado hasta la casa y entonces Manoli se ataca de los nervios porque no sabe por donde pisar o mirar. «Les pongo pegamento y cuando caen ni siquiera soy capaz de mirarlos», dice esta vecina que teme el simple hecho de regar las flores.

El veneno o trampas ya no les valen para acabar con ellos, porque por mucho que atrapen, más llegan y anidan dentro del patio. «Los perros de noche no paran de ladrar porque salen por todas partes». Esta situación dicen que llevan soportándola casi dos años, pero que «cada vez es peor».

Junto a la casa de Manoli hay una vivienda deshabitada y detrás otra que da a la calle Miraflores con un amplio corral. «Ya el vecino lo limpió de hierbas pero no es lo mismo que cuando está habitada», cuenta Manoli que se niega a entrar en el patio trasero de su casa ni siquiera con la visita de los responsables de esta web.

La propietaria de la casa está desesperada porque la situación empeora cada día. Por más que ponen trampas y veneno, los ratones siguen reproduciéndose en las macetas o en cualquier agujero que encuentran. No consigue acabar con la plaga que le impide vivir tranquila.