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Paradas

Un policía asegura que el crimen de Los Galindos tuvo un móvil económico

Un policía asegura que el crimen de Los Galindos tuvo un móvil económico. Es el inspector de policía José Antonio Vidal, que en 1981 reabrió el caso por el quíntuple crimen del cortijo de Paradas.

Este agente cree que el móvil pudo ser económico porque se estaba defraudando en la declaración de cosechas.

Lo ha desvelado en una entrevista con Diario de Sevilla, en la que sostiene que  los crímenes pudieron derivar de una discusión económica: cree que Los Galindos podría haber estado defraudando en sus declaraciones de cosechas al Servicio Nacional de Productos Agrarios (SENPA), en una época en que el trigo estaba sometido a control estatal.

Entre otras cosas, «hicimos una comparativa a través de los datos del SENPA de lo que se producía en Los Galindos y en las fincas de las inmediaciones y nos faltaban casi 50.000 kilos”, explica Vidal.

Investigación seis años después

La reapertura del caso, como recuerda el rotativo, se produjo por orden de Heriberto Asencio, un juez recién llegado al juzgado de Marchena, siguiendo otra pista.

El forense Luis Frontela exhumó en el cementerio de Paradas los cuerpos de las cinco personas que habían aparecido muertas un 22 de julio de 1975.

Eran el capataz Manuel Zapata, su esposa Juana Martín, el tractorista José González, su esposa Asunción Peralta y el tractorista Ramón Parrilla.

«El informe de Frontela determinó, seis años después, que el tractorista José González no había sido el asesino ni se había suicidado, sino que fue una víctima más, muerto a golpes y luego desmembrado y arrojado a un pajar en llamas junto con su esposa», recuerda.

Sin embargo, Asencio, Frontela y Vidal dieron un vuelco a la teoría con la que la Guardia Civil había cerrado el caso en 1975.

Los crímenes tuvieron un móvil pasional porque José González había pretendido años atrás a la hija de Manuel Zapata, el capataz, y cuando ella se casó con otro fue objeto de burlas en el pueblo, señalaron entonces.

“Mi teoría, que es pura teoría, es que el capataz Manuel Zapata, que había sido guardia civil, acusó del fraude a alguien que llegó al cortijo, le dijo que no iba a consentirlo y le amenazó con contar toda la verdad”, explica el inspector.

Para este investigador, «se desencadenó una lucha primitiva y golpearon a Zapata con la pieza de metal de una empacadora, el arma que tenían más a mano. Acudió su esposa, Juana Martín, y fue la segunda víctima, golpeada en la cabeza con la misma pieza».

Según Vidal, tuvo que haber dos criminales, porque las huellas de sangre en la vivienda de Juana muestran que su cadáver fue trasladado entre dos personas, una sujetando los brazos y otra las piernas.

En cuanto al tractorista José González -añade Vidal- “era una persona fundamental en la trama de la presunta defraudación porque era quien llevaba el trigo a Utrera y supuestamente desviaban parte de la cosecha”.

Aquel día, González fue a buscar a su esposa a Paradas y juntos volvieron en su Seat 600 al cortijo. “La muerte de ambos fue premeditada. Les sacaron a la fuerza del coche porque el 600 tenía un banderín de la Virgen de Consolación que estaba forzado y otras señales de violencia”, afirma el inspector.

Otra impresión de este inspector es que los asesinos eran gente próxima al cortijo porque junto al almiar había una empacadora nueva muy valiosa y alguien la apartó antes de prender fuego para evitar dañarla.

[labradores]

La entrevista que ha realizado Diario de Sevilla cita también que las autopsias de 1975 se hicieron “con unos medios totalmente precarios” por parte del forense de Marchena.

Seis años después, Frontela demostró que las heridas de los cuatro primeros fallecidos tuvieron la misma etiología y que todos murieron por golpes del “pajarito” de metal de la empacadora.

El inspector lamenta no haber podido averiguar algunas cuestiones claves. Por ejemplo, qué le dijo José González a su esposa para ir al cortijo a las 4 de la tarde de un mes de julio “y por qué ella fue tan contenta y vestida como si fuera a una fiesta”.

La madre de González estaba en la casa y oyó la conversación del matrimonio, pero Vidal no consiguió que se lo contase, ni siquiera cuando en 1981 su hijo quedó exculpado de los crímenes.

Periodista corresponsal de la Agencia EFE, El Correo de Andalucía, eldiario.es... entre otros medios. Cubre principalmente Huelva y Sevilla en varios medios radiofónicos y prensa digital.

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