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Sexualidad en el Siglo XXI: la era de romper tabúes históricos

Muy a pesar de los avances tecnológicos y de los diferentes movimientos que han buscado visibilizar minorías, sigue existiendo un tema un poco escabroso o delicado de tocar. Sobre todo, para conservadores con ideas del siglo XIX en pleno año 2022: La sexualidad

A la hora de hablar de sexo, la mayoría de las personas se sienten incómodas, a pesar de ser un tema que ya debería poder ser abordado de manera madura y responsable. 

Entonces, ¿cómo es posible romper con el tabú del sexo en pleno siglo XXI? Quizás no exista una fórmula aceptada, pero en este artículo se verán algunas maneras de hacerlo.

¿Por qué el temor al hablar de sexo?

Considerar que la evolución de la sexualidad es solamente un tema biológico es asumir que solo es importante para su función reproductiva. Por supuesto, la realidad dice que el sexo incluye muchas más aristas. 

El sexo no solo es un instintivo proceso fisiológico. Es además una capacidad social que tienen los seres humanos y algunos animales de sentir atracción. 

Es una sensación tan planificada y deseada que muchos entienden que exista toda una cultura asociada a ello. Desde manifestaciones artísticas en el arte, hasta la existencia en la actualidad de un mercado sexshop online. Todo, enfocado a dar más placer y diversión a una relación sexual.

Uno de los grandes obstáculos que puede encontrar la sociedad a la hora de hablar de la sexualidad son los años de opresión y de actitudes poco tolerantes sobre el tema

Desde la prehistoria, el sexo ha tenido como función la procreación y preservación de la especie. Pero tras milenios de evolución y en las diferentes civilizaciones -algunas más permisivas que otras- pasó a ser un tema tabú. 

Sin embargo, es necesario entender que el sexo no es solo el hecho de compartir con otra persona un momento íntimo. Se trata también del punto funcional de la identidad, la individualidad, del género y ser de cada humano.

Origen de los mitos y tabúes sobre el sexo

Desde casi la concepción de la humanidad como sociedad, la mujer ha sido considerada como un objeto personal del hombre. Antaño, solo era útil para dar placer y concebir. Mientras que al hombre siempre se le ha considerado el hecho del sexo como una práctica por derecho natural. 

Con la aparición de las diferentes religiones, muchas acciones sexuales (el adulterio, la homesexualidad y otras) quedaron prohibidas, sobre todo en el caso de las mujeres. 

En la actualidad  existe un poco más de amplitud en todo lo referente al erotismo. No obstante, no se puede olvidar que hasta hace unos años eran inconcebibles algunas conversaciones sobre la vida sexual de pareja

Ni qué decir de tratar temas más espinosos, como el uso de juguetes sexuales era moralmente debatible. El vibrador o la bola china que hoy ayudan a tantas parejas a disfrutar de un sexo más abierto y divertido, habrían sido poco menos que prohibidos hace apenas 20 o 30 años.

De acuerdo con el artículo Mitos y tabúes en la sexualidad humana de la Revista Cubana de Medicina General Integral: “En el antiguo Atenas, las mujeres no tenían derechos legales o políticos y solo eran consideradas como procreadoras. Posteriormente, con el nacimiento del cristianismo, la Iglesia no tardó en manifestar su visión negativa sobre el sexo.”

Tras muchos años, las culturas de India y China empezaron a tener una posición un poco más abierta y positiva sobre la sexualidad. Para estas sociedades, el sexo no era un acto pecaminoso ni mucho menos motivo de deshonor. Al contrario, lo consideraban como una acción que merecía ser venerada.

¿Es posible cambiar la percepción del sexo como algo tabú?

Eso es tan incierto que muchos especialistas aún siguen discutiendo desde los puntos de vistas psicológico, biológico y social sobre este tema. 

Los tabúes no son otra cosa que preconceptos e ideas arraigadas en la mente de cada persona. Son adoptadas por tradiciones y costumbres de la sociedad en que se ha desarrollado. Esto significa que se pueden cambiar con la adecuada educación. 

Aquellos que defienden los avances tienen que hacer que la sexualidad no solo sea un tema discutido entre adultos. Esta temática debería hablarse de manera abierta desde la infancia, siempre guardando los debidos límites para proteger a los más pequeños.

Hablar de la sexualidad como un acto de placer, además de reproductivo, permitirá mentes más sanas. Estarán más dispuestas a disfrutar de una vida sin controles excesivos, sin hechos delictivos por hacer lo prohibido. 

Se evitará la ansiedad de querer entender lo que se desconoce. Como consecuencia, también síndromes asociados como la disfunción eréctil o la eyaculación precoz, entre otros. 

Definitivamente, el manejo de la sexualidad como un acto real que es parte de la vida, permitirá relaciones más sanas. En estas, los hombres podrán entender mejor la fisiología de ambos sexos y las mujeres disfrutarán de sus encuentros sin que choquen con pensamientos de represión.

 

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