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Sociedad

Segundo Rodríguez del Barco pelea desde pequeño por ser independiente porque le da calidad de vida

Ha puesto a Renfe una reclamación por no llevar plataforma habilitada para su discapacidad física, su principal hándicap es mostrar todas las deficiencias de los servicios públicos en esta materia

 

C.GONZÁLEZ

Segundo Rodríguez del Barco tiene 41 años. Ha sido siempre una persona atrevida y valiente a pesar de que tiene una discapacidad de nacimiento que le impide andar. Pelea desde pequeño por ser independiente porque «da calidad de vida» hasta que se encuentra con la principal barrera: la de los servicios públicos que no acaban de adaptar sus condiciones técnicas a sus imposibilidades físicas. El día 12 de enero intentó ir a Sevilla en el tren que pasa a las 7 de la mañana por Arahal. No pudo porque no estaba habilitada la plataforma. Este día comenzó temprano su lucha para lograr llegar hasta donde se había propuesto.

 

Segundo Rodríguez del Barco en la estación de tren de Arahal. Foto: A.I.

Segundo Rodríguez cuenta que el día antes había ido a informarse a la estación de ferroviaria de Arahal y el empleado le aseguró que no tendría ningún problema para subirse al tren en su silla de ruedas. Se equivocó, sí lo tuvo y, a las 7 de la mañana, otro empleado del tren cuando intentó entrar dijo que no había una plataforma habilitada para tal fin. Entre su cuñado que lo acompañó al tren y varios personas que viajaban en él, se prestaron a subirlo a pulso, pero el empleado les dijo que no podía asegurar que hubiese en la estación de Sevilla, fin del trayecto, personas habilitadas para poder bajarlo del tren.

Ese mismo día, Segundo puso una reclamación en la misma oficina de la estación de Arahal, que 17 días después nadie ha contestado. «Dejé mi número de teléfono y un escrito con la situación vivida, de momento sin respuesta», comenta.

Estas deficiencias no existen sólo en este transporte público. Segundo Rodríguez lleva toda la vida peleando por su independencia. Cuando era pequeño, las barreras arquitectónicas eran el pan de cada día, salvadas la mayoría de las veces por su valentía y atrevimiento. «Siempre me he movido, y sigo haciéndolo en casa con mi patinete», cuenta. Los vecinos del barrio de La Venta lo recuerdan cuando era niño tirarse, desafiando todo peligro, cuesta abajo por los paseos, acompañado de su pandilla de amigos.

Un paseo es un odisea

Historias para aburrir tiene. Pero recuerda una con especial cariño. «Un día hicimos una hoguera en el campo, hasta allí por las condiciones del terreno no podía llegar con mi patinete por lo que mis amigos cargaban conmigo. Alguien llamó a la Policía Local y salieron corriendo dejándome allí, claro, cuando llegaron los agentes, sólo estaba yo», recuerda con una pícara sonrisa.

Desde entonces, para él «un paseo es una odisea». Y, según cuenta, la situación en las calles de Arahal ha mejorado. Aunque todavía tiene que enfrentarse a los escalones, algunos con una altura muy peligrosa, la administración local en las nuevas obras ya incluye la eliminación de estas barreras arquitectónicas. «Ya puedo ir desde mi casa hasta el centro sin que suponga mucho peligro», dice. Segundo vive en la calle Pedrera, calle dificultosa por su estrechez en todo, calzada y acerado. A la espera de que las eliminen, opta por salir por la puerta trasera (calle conocida como Las 7 Casas).

Pero sigue encontrando dificultad para entrar por ejemplo en la Casa de la Cultura, la entrada adaptada a personas con baja movilidad nunca está abierta. Hay calles que son un suplicio, tiene que ir por el medio de los adoquines, lo que además de peligroso, es un martirio para su espalda.

El transporte público no contempla la situación de estas personas. La empresa Autocares Valenzuela, a pesar de que se comprometió cuando se hizo cargo del servicio hace casi dos años, no tiene ni un solo autobús que cubra la línea hasta Sevilla con plataforma. Los bares de copas del pueblo disponen de servicios para discapacitados pero no tienen rampas de acceso al local, por lo que deja estos servicios sin sentido.

Segundo Rodríguez del Barco mantuvo una reunión con el alcalde, Miguel Ángel Márquez, para que exigiera la eliminación de barreras arquitectónicas en estos locales. «La contestación fue que había locales con licencias de aperturas antiguas a los que ya no se les podía exigir estas nuevas normas», cuenta el joven. Tampoco el microbús de línea de Arahal tiene plataformas de este tipo. Dice Segundo que «sólo Arahalbus pone a la Peña Sevillista un autobús con plataforma, tengo el carné del Sevilla y voy a los partidos sin problemas».

Por su empecinamiento, sigue intentando cada día lograr independencia porque «me da calidad de vida». Tiene carné de conducir, pero le resulta más cómodo y seguro ir en transporte público. Llegar con su sillas de ruedas hasta donde se proponga es la meta y si para eso tiene que seguir poniendo reclamaciones a Renfe o a cualquier otra empresa, lo hará. Porque desde muy pequeño ha desafiado las dificultades y no dejó de salir con su pandilla y su patín para ser uno más, hasta el día de hoy.

 

 

 

 

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