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Cultura

Rafael Martín abrió la Semana de Pasión con un pregón clásico lleno de imágenes eternas, de recuerdos y poesía

Rafael Martín Humanes. Foto: A.I.

C. GONZÁLEZ

Rafael Martín Humanes, profesor de Historia y cofrade desde el mismo momento de su nacimiento, inauguró ayer en el Teatro Municipal la Semana de Pasión, Semana Santa, poniendo palabras y poesía a su experiencia dentro de una Hermandad, la Santa Caridad y Misericordia, de un mundo, el de la religión aprendido por tradición familiar, con pinceladas históricas y mucho sentimiento.

Presentes en el acto, un año más estuvieron los representantes del Consejo de Hermandades y Cofradías de Arahal, el párroco Álvaro Román y, como autoridad civil, el alcalde Miguel Ángel Márquez. La Banda Municipal de Música, con un programa de marchas, puso los acordes al acto. Antonio Brenes Peña presentó al pregonero, al que le une una buena amistad, y cogió el testigo para proclamar en 2016 las excelencias de una Semana Santa antigua y cada vez más sonada.

Antonio Brenes dedicó parte de sus palabras a las bandas, a todas y cada una, y a los músicos desaparecidos este año, por ejemplo a José Segura Medina y su bombardino, al que echará el público de menos en esta Semana Santa. También presentó a un pregonero criado en el mundo cofrade desde los mismos juegos de niño en el patio de la iglesia del Santo Cristo.

Antonio Brenes Peña. Foto: A.I.

Pregón

Una vez presentado, subió al atril el pregonero. Arahal, su familia, el mundo visto desde los ojos de un niños que aprendió a jugar en el patio de una antiguo hospital junto a la imagen más venerada de Arahal. Rafael Martín Humanes convirtió su pregón en la excusa para reivindicar la lucha por una fe verdadera, por una vida cofrade que parte de la “caridad y de la misericordia”, símbolo y nombre de la Hermandad a la que venera, de la que forma parte y a la que quiere engrandecer con su esfuerzo y trabajo.

Colocar el verso en las calles de Arahal fue su primer atrevimiento: “Arahal se abre al mundo como templo eterno que acoge la oración callada, la lágrima emocionada de sus fieles, esos creyentes que caemos apresados entre sus mallas de fe y esperanza divina, y sabremos esculpir con barrocos ornamentos, otra hoja más del Evangelio de nuestro pueblo”.

Para después entrar en la historia de los pregoneros del pie de su familia, no podía ser de otra manera para un niño, el mayor de tres hermanos, que nació con el destino definido por la fe de sus mayores, tal como diría la saeta más famosa del mundo. Primero fue su tío Jacinto Martín que en 1974 inaugurara la historia de pregones en Arahal, y, después, en 1988, su padre Rafael Martín que también se atrevió a exaltar una Semana Santa con devotos exigentes que conocen al dedillo cada tramo de calle o esquina con historia cofrade, cada paso que han dado a lo largo de su historia las Hermandades.

El pregonero entró de lleno en su exaltación de la Semana Santa de Arahal dedicando una mención a la actual Junta de Gobierno de la Misericordia “que me ha hecho evocar aquellos tiempos de mi niñez, reafirmar ese compromiso familiar para la Institución”. Después hizo mención especial a su familia, a su esposa “que no sé si existe o la estoy soñando cada día”, como dijo el poeta, y al fruto “del cual Dios ha querido agraciarnos con el gozoso privilegio del Don de la vida” y, finalmente, a sus padres “piedra angular de mi vida”.

Esencia de la exaltación

Después, Rafael Martín entró de lleno en la esencia del pregón con un prólogo hablando de la crisis de fe y reivindicando que “ser cristianos y creyentes es confiar en Dios hasta tal punto que no nos preocupe el mañana”.  Seguidamente hizo un repaso al origen de cada una de las Hermandades que son todas para él un ejemplo de fe y ayuda a los desamparados desde el siglos XV a nuestros días. “Las Hermandades llevan a cabo un cometido que le es  intrínseco a su naturaleza, nunca pueden sentirse dispensadas del ejercicio de la Caridad”, dijo.

El pregón llegó al momento más esperado en el que Rafael Martín dedicó unas palabras a cada una de las Hermandades y sus imágenes, comenzando por el Domingo de Ramos, “arco celestial de olivos y palmas, por el joven Rabí de Nazaret hará su entrada triunfal a este mundo terrenal, entre hosanna d tu pueblo de Arahal”. El blanco guió los pasos de su escritura en este día de luz que abre los días santos.

Foto: A.I.

Miércoles Santo y La Piedad o el Cristo del Amor que en sus brazos yace “perfección del amor de Dios en el cuerpo de un hombre”. Dos imágenes que, según el pregonero, pasan en silenciao “dejando profunda estela de meditación y sobriedad sobre tu pueblo de Arahal”. Un Miércoles Santo en el que camina la soledad del mundo “a tu paso, cual redención divina, mientras tu desconsuelo irá bordando los ocultos senderos de la Pascua”.

Entonces, dejando para el final su propia Hermandad que procesiona el Jueves Santo, Rafael Martín entró de lleno en la Madrugá, unión del Jueves y Viernes Santo, días grandes de la Semana Santa arahalese. Pasa aquí a describir cómo avanza la imagen del paso del Cristo primero, Nazareno con cirineo, seguido de “un mar de luces, en la sombra de la noche, por las calles bautizadas por los regueros de cera de la fe”, calle como Las Monjas, Sevilla, San Roque, Victoria.

Cada Cristo con su virgen fue desgranando imágenes que al público se les antojaban cercanas, lo mismo da de un día que de otro. Lo cierto es que se paró en sus rostros, “radiante hermosura”, en su discurrir por el recorrido convertido en carrera oficial, “levitarás por sus calles”, escribió el pregonero también.

De lleno entró en la tarde del Viernes Santo para hablar de Esperanza primero. “Majestuoso e imponente te alzas en tu cruz del Monte Calvario, ataviado con un sudario, supremo instante de muerte”, palabras para un Cristo crucificado que se pasea con la muerte en la mirada por las calles de Arahal. Seguido a poco camino por la Virgen de las Angustias y San Juan Evangelista, “María ofrece la esperanza de la redención, fruto del martirio que como madre soportó en lo más íntimo de su ser”.

Viernes Santo

Casi sin pausa entra el pregonero en la noche del Viernes Santo, una vez formada “la comitiva del dolor” abriendo la puerta del Convento de San Roque. A esa hora, casi llegando al final, el público veía ya pasar el Cristo Yacente por la calle San Roque, cuando el día se acaba, penitentes de negro enlutado. A esa hora en la que calle el barrio que lo acoge todo el año.

Hijo delante sumido en un eterno sueño y madre detrás sumida en el dolor. Así los representa en su canto el pregonero, exaltando la belleza de un pueblo que acompaña con plegarias, con saetas hasta llegar al fin que no es otro que la Resurrección.

Para el final, que pudo ser el principio, Rafael Martín Humanes, dejó el canto a su Hermandad, Santa Caridad y Misericordia, más que un canto fue una plegaria ya que convirtió en la historia de su devoción en poesía para proclamar 5 siglos de “insigne devoción popular”. A esa hora, después de casi 60 minutos de espera, el público aguardaba la cumbre de un pregón que su autor definiría a este medio como “clásico”.

El pregonero empezó con la salida del paso palio en la tarde del Jueves Santo cuando el sol ya casi busca su ocaso. En una Plaza que se alza majestuosa y que ve aparece por “arqueado dintel” un “bendito rostro”, y lo ve el tiempo justo para acariciar su rostro. Justo en ese momento sonará la Agrupación Musical Santa María Magdalena tocando “Reina y Madre del Santo Cristo”. Prosigue con su paseo por Arahal donde pronto anochece “cuando el fulgor de la llorosa candelería de su trono, reverbere en la dulzura de su rostro”.

El pregón revira en ese momento para volver al principio del Jueves Santo, justo cuando el Señor de la Misericordia “avanza majestuoso, hasta que el sol besa su tez morena y turbia quebranto”. El público ya tiene la imagen en la mente, justo en el momento que sale a la calle y bendice a la multitud que espera una salida repetida, una y mil veces vista pero siempre nueva.

Poco más queda que decir a este pregonero, cuando ya todo está dicho. Sólo cuatro palabras: “Misericordia Señor. He dicho”.

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