Deportes
Psicología y preparación física arahalense en la élite del deporte nacional e internacional
Jesús Portillo Morillas y Rafael Maldonado González son dos arahalenses que, actualmente, forman parte de entidades deportivas de nivel ocupando puestos de importancia. El primero de ellos es un joven psicólogo que desde hace unos años trabaja para el Cajasol de Baloncesto, donde transmite y aporta sus conocimientos a la cantera del equipo sevillano. El segundo, Rafael, es un profesional de las Ciencias físicas y Actividades del Deporte que, hoy día, ostenta el cargo de asesor-consultor de la parcela física y recuperación de tres equipos de élite a la vez: Udinense, Granada y Watford.
Alejandro SOLANO
La relación de Arahal con el mundo del deporte no acaba en la multitud de ciudadanos de todas las edades que practican alguna disciplina durante todo el año. Tampoco su límite está en los diversos deportistas de élite que tiene la localidad compitiendo al máximo nivel entre los mejores de sus modalidades.
A diferencia de lo que en un principio se pudiera pensar cuando hablamos de deporte en Arahal, existen otras ramas relacionadas con esta actividad que cumplen una función de peso dentro de una entidad deportiva. Es el caso, por ejemplo de la psicología o la preparación física. Parcelas de importancia para que un equipo (y más si se trata de un club de élite) coseche éxitos y obtenga buenos resultados.
Y precisamente, son dos arahalenses los encargados de desempeñar esas funciones dentro de entidades deportivas de máximo nivel en el baloncesto y en el fútbol nacional e internacional. Ellos son Jesús Portillo y Rafael Maldonado. Ambos, deportistas desde pequeño, son ahora los responsables de intentar sacar lo mejor de sí a los diferentes jugadores que tienen a su cargo, cada uno desde su parcela. Un trabajo que aman, aunque a veces resulte complicado de realizar por diferentes historias que cuentan a este medio en una interesante entrevista.
Un especialista de la conducta y los procesos mentales
Jesús Portillo es licenciado en psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona y está especializado en psicología del deporte. Durante tres años estuvo ligado a este departamento en la Universidad catalana a la vez que cursaba dos másters y, desde 2011, trabaja en Sevilla como único psicólogo del Cajasol de Baloncesto. Su labor se centra especialmente en la cantera del equipo hispalense desarrollando dos labores básicas: estar cerca de los jugadores becados que llegan al club desde fuera de la ciudad (ya sea del resto de España o del extranjero) para asesorar y conciliar con ellos su vida académica, deportiva y personal y, en segundo lugar, dar cobertura a los entrenadores de la cantera para que puedan sacar el máximo rendimiento a sus equipos. Además, puede prestar sus servicios a jugadores que a nivel individual o de forma colectiva lo precisen.
Labores de gran importancia que Jesús ejerce desde los 25 años en el club sevillano. También, al margen de este cargo, el arahalense posee una consulta junto a una compañera en la capital hispalense donde atiende a jugadores y deportistas que lo necesitan y una página web con otros psicólogos de Barcelona (www.psicologosdeldeporteonline.com)
Su formación y trayectoria personal, breve pero intensa hasta el momento, le permiten exponer y ejemplarizar cual es el papel del psicólogo en una entidad deportiva y de la importancia que este tiene en ella: “Nuestro papel en una entidad puede ser diverso, pero hay que definir bien el rol del profesional en el equipo: corregir errores de entrenamientos, gestiones de contratación, consejos sobre nutrición… A veces, se piensa que somos unos ‘apagafuegos’ porque nos llaman para resolver una situación complicada o un problema que ya está hecho, pero es más importante hacer un trabajo previo para intentar prevenir después esos problemas y, si no es posible, saber cómo afrontarlos”, comenta el arahalense.
Y es que, aunque no se piense tanto en el aspecto psicológico con el que un deportista pueda saltar a un terreno de juego, su estado psíquico puede llegar a ser tan determinante como el físico o el técnico. Durante la entrevista, le preguntábamos cuánto de importante era estar bien psicológicamente para empujar “la pelotita” dentro de una portería o encestarla en una canasta por poner algunos ejemplos. Ante esta cuestión, Jesús tiene dudas sobre qué porcentaje asignarle a la parcela que él domina, pero sí tiene totalmente clara una cosa: “Para que un deportista pueda rendir a su máximo nivel tienen que estar cubiertas tres facetas: la física, la técnico táctica –estratégica y la psicológica. Eso no quiere decir que no se pueda rendir sin alguna de ellas, pero seguro que el deportista no rendirá al máximo nivel”.
Ahora bien, no todo el mundo necesita de la ayuda de otra persona para poder tener cubierta esa parte. Hay jugadores o deportistas que pueden no necesitarla: “Cada jugador tiene de forma innata unas parcelas mejor cubiertas que otras. Quizá Rafa Nadal no necesite la ayuda de otra persona porque él mismo se vale, pero hay otros deportistas que sí que lo requieren. Sea de la forma que sea (con ayuda externa o no), es importante que las tres parcelas estén cubiertas”.
Jesús, además, hace hincapié en un aspecto trascendental para que el deportista tenga la parte psicológica cubierta en su futuro profesional: la importancia de trabajar en edades tempranas: “Si se trabaja bien desde pequeño no se necesitará estar más pendiente cuando se llegue a un nivel competitivo porque ya habrán adquirido los recursos anteriormente. Por eso, es más importante trabajar en la base que a alto rendimiento, porque hay que tener en cuenta una cosa crucial: no todos los niños llegarán a ser deportistas de élite el día de mañana, pero sí personas a las que hay que educar”.
Aunque la tarea no está exenta de complejidad, trabajar con los niños es, al contrario de lo que pudiera padecer, más fácil para el psicólogo arahalense, debido a la magnitud, que según él, tiene hoy día el deporte conferida en parte por los propios medios de comunicación: “Yo soy el primero al que le encanta. He hecho deporte, sigo haciéndolo y además tengo la suerte de dedicarme a él. Me considero un ‘deporteinomano’, pero entiendo que está sobrevalorado. Y sino mira los telediarios, donde hay más minutos de información deportiva que del resto. Tú, que te dedicas a esto, sabes de lo que te hablo. Entonces, nosotros tenemos que aprovechar eso porque los niños le conceden mucha importancia a este mundo y de esa forma cualquier cosa que le inculques a través de él lo absorberán como una esponja. Por eso es más fácil trabajar con ellos. Por ejemplo, en sus propias casas, se le establecen normas que a veces pueden saltarse, pero no ocurre así en el club. A ninguno se les ocurre llegar tarde a un entrenamiento”.
Todo ese trabajo, valores y enseñanzas inculcadas previamente son las que hacen que momentos realmente difíciles y complicados no lo sean tanto, como por ejemplo, cuando hay que decir a un niño que no puede seguir jugando en un club: “Está claro que son momentos duros, pero a veces lo son menos de lo esperado porque el niño tiene recursos que ha adquirido previamente con tu trabajo. Si él es capaz de ver que la importancia del esfuerzo por la perseveración, de que a veces la recompensa no es inmediata, de que lo importante no son los resultados sino disfrutar con tu trabajo… entonces el palo es menos duro porque sacan a relucir todo ese trabajo que han hecho anteriormente y que impiden que se te puedan venir abajo. Yo me he quedado sorprendido en algunas situaciones de este tipo por la reacción que han mostrado. Esto es lo más gratificante de mi trabajo, porque se aprecia que esos conceptos influyen en su bienestar diario, tanto deportivos como personales.”
Jesús está permanentemente en contacto con los jóvenes del club sevillano y por eso puede apreciar de primera mano los comportamientos del deportista y hasta dónde llega la mente humana: “Hubo una vez que un chico vomitaba antes de los partidos y no sé sabía por qué. Lo observamos un par de días y nos dimos cuenta de que la primera vez que vomitó se debió a una ingesta copiosa de macarrones antes de jugar, pero en el resto de las ocasiones no. Él joven solía venir acompañado del mismo familiar siempre. Entonces, conociendo que ya no se trataba de la comida, le pedimos a esa persona que lo acompañaba que se quedase fuera del pabellón unos minutos y a raíz de ahí el niño no vomitó más. ¿Por qué? El niño había asociado el contexto y las personas con lo que le ocurrió en aquella primera ocasión”.
Con esta anécdota que le permite descubrir día a día su trabajo, se despide Jesús Portillo, un arahalense que, gracias a su esfuerzo, ha logrado conjugar pasión y profesión por el deporte en un club de élite del baloncesto nacional.
“Un humanista atlético” en tres países distintos
Rafael Maldonado es licenciado en Ciencias y Actividad física del Deporte, pero entre bromas el propio arahalense se define más como un “humanista atlético” por la concepción global con la que hay que contar cuando se trabaja con los deportistas. “Ellos tienen necesidades y tú intentas darles solución, que a veces pasa por ir a ver al psicólogo o al nutricionista o por ser una mezcla entre fisio y nutrición, por ejemplo” comenta el arahalense.
Tras obtener la licenciatura, Rafael cursó un máster en Sevilla y otro en Barcelona, el cual le permitió cambiar su visión sobre los entrenamientos y deportes colectivos. Desde entonces, ha ido formándose con gente muy buena en este mundo. Con ellos fue aprendiendo. “Uno de mis socios de un minicentro que tenemos en Sevilla fue compañero de carrera de Julio Tous, el especialista de la fuerza de la Juventus. También conocimos al preparador de Nadal y Carlos Moyá. Esta gente nos apadrinaron en cierta manera”.
Sus contactos con gente importante en la profesión permitieron que su centro, instalado en la Avenida de la Paz de la capital hispalense (cerca de las 3.000 mil), contara con máquinas y equipos modernos procedentes de un proyecto de la NASA: “Julio Tous es pionero en estas cosas. Trajimos estos aparatos y comenzamos a hacer cosas interesantes con equipos de fútbol y con determinados jugadores y entrenadores como Marcelino García”.
Desde hace nueve meses, trabaja como asesor consultor en la parcela física y de recuperación en tres equipos europeos: el Udinense italiano, el Watford inglés y el Granada español. “La familia italiana Pozzo, propietaria de los tres clubes, quería consensuar los métodos de trabajo de entrenamiento y superación. Nos conocieron en un centro de Barcelona similar al que tenemos en Sevilla y, desde entonces, un compañero y yo formamos parte de un grupo de 6 personas entre preparadores, psicólogos y fisioterapeutas (tres españoles y tres italianos)”.
Este trabajo obliga al arahalense a estar constantemente viajando entre Granada, Watford y Udine para supervisar y comprobar que todo marcha de la forma correcta: “Estamos en contacto con los preparadores y técnicos de los equipos valorando, hablando e intentando que haya comunicación y coordinación entre todos y también entre sus métodos. No somos los que estamos diariamente con los futbolistas, sino que nuestra visión es más global como te he dicho antes.”
Cada 6-8 semanas se desplaza junto a su grupo de trabajo a una de estas ciudades y están en ella varios días. Ha vivido en Barcelona hasta noviembre, mes en el que se marchó a Londres para mejorar el idioma y estar más cerca del club inglés.
Debido a esta inestabilidad de residencia, Rafa (como es conocido) admite que no siempre es fácil llevar a cabo esta labor pero, sobre todo, porque existen diferencias culturales muy grandes entre unos países y otros: “Las diferencias se reflejan en detalles más incluso que en el trabajo. Los ingleses son sistemáticos. Tienen normas para todo. Los italianos son muy de medir, de llevarlo todo a rajatabla y aquí somos más pragmáticos. Por lo general son gente cerrada, profesional y de élite que se juegan mucho dinero y no siempre aceptan fácilmente que venga alguien de fuera diciéndoles lo que tienen que hacer. Recuerdo, por ejemplo, que la primera vez que llegamos a Italia, tuvimos una reunión (más temprano de lo que están acostumbrados) con todo el personal técnico para explicar con nuestro ‘español italianizado’ un programa informático que ya conocían. Ellos, tan pasionales y desconfiados al no saber quiénes éramos ni de dónde veníamos, no tardaron en saltar. Hubo un señor muy bravo que nos pegó un discurso y una bronca increíble acusándonos de que nosotros ‘los españolitos y campeones del mundo’, íbamos a llegar a romper sus tradiciones y no sé que más historias. Tremendo. Pero bueno, al menos en el tiempo que llevamos con este trabajo, ya hemos superado la barrera de aceptación, que no es poco”.
Aún así, al margen de esas dificultades culturales, él se centra en sacar el máximo rendimiento a los jugadores de los clubes con los que trabaja de la forma que cree más oportuna: “Lo ideal en mi trabajo es pensar en el jugador y en la persona. Con él podemos hacer secciones previas más individualizadas para que pueda superar posibles déficits o potenciar determinadas cosas. Al principio puede costar al tratar de inculcarle esto a un jugador que está en la élite, pero si lo convences con hechos y no con palabras y ve que le sienta bien, él mismo va a venir a ti. Aunque también es necesario que la estructura de arriba apoye”.
Al plantearle la importancia de su trabajo en la pretemporada, Rafa desmonta la teoría de muchos quiénes piensan que una buena pretemporada vale para realizar un buen año: “en el fútbol no es tan importante, porque suelen ser de 4 semanas y no es tiempo suficiente para preparar el año. Es verdad que hay más tiempo para analizar cosas en todos los sentidos, pero insuficiente porque encima los fichajes llegan cada vez más tarde. En un encuentro que hicimos en Udine entre preparadores físicos, consensuamos que la pretemporada servía para preparar el primer partido de liga. Nada más. A raíz de ahí, se va cogiendo forma”.
Está claro que la parcela que él domina puede influir mucho en el buen rendimiento del futbolista durante todo el año, pero no consigue que un jugador triunfe solo y exclusivamente por consecuencia de su trabajo. Es más, el arahalense matiza la importancia que pueda tener un preparador físico en este sentido: “El estado óptimo de un jugador es muy complicado porque depende de muchas cosas. Nuestro papel puede ser importante porque nos metemos en todas las parcelas del juego. Intentamos crear una serie de perfiles del jugador lo más amplio posible. Piqué se manifiesta de una forma completamente distinta a la de Puyol por ejemplo. Entonces, vemos las deficiencias que se puedan tener y buscamos la forma de mejorarlas dentro del contexto. En este aspecto sí es importante, pero no porque el preparador ayude a un futbolista a correr más va a ser mejor jugador. ¿Cuánto de importante es para Xavi un preparador físico? En este caso, sería importante para evitar lesiones que pudieran surgir por temas de la edad, número de partidos…”
Para ello y para ser realmente eficaz, el arahalense debe de contar también con la rápida evolución que experimenta su disciplina: “Constantemente van saliendo cosas buenas. Por tanto, hay que saber adaptarlas a cada contexto, que no es fácil”.
Por eso, su trabajo le obliga a estar al tanto de lo último en tecnología, pero también a tener los ojos abiertos para captar toda la información que se genera a su alrededor en esa concepción global que implica su nueva labor: “Para mí este trabajo es nuevo y requiere mucho de cómo te comunicas en diferentes culturas. Admito que estoy experimentando un continuo aprendizaje. En este tiempo, he aprendido mucho no solo en lo mío sino también en lo no técnico, como por ejemplo, moverme entre aguas que no tienen nada que ver con la disciplina.”
Y aquí precisamente ve otro problema que, además de a él, afecta al mundo del deporte: la dualidad deporte-negocio. “Si la segunda empieza a ganar peso a la primera, tenemos un problema”.
Estas son algunas cuestiones que Jesús y Rafael compartieron con Arahal Información acerca de sus trabajos en clubes deportivos de élite. A pesar de estar un buen rato con ellos, aún podían contar muchas más cosas, pero un tren (que casi pierde) obligaba a Rafa a marcharse el día de la entrevista precisamente hacia Granada. Habrá nuevas ocasiones para seguir contando la vida de dos vecinos de Arahal que no son los protagonistas de un partido de fútbol, voleibol, baloncesto o espectáculo de motos, pero sí piezas fundamentales para que estos puedan llegar a triunfar en sus respectivas trayectorias deportivas.
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