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Medio Ambiente

Precios bajos, corta cosecha y problemas para un sector que busca una salida

Presidente de la SCA Labradores de la Campiña, Francisco Humanes: “Nos estamos arruinando trabajando, si seguimos en esta situación, llegaremos a abandonar el campo”

 

A. SOLANO/C. GONZÁLEZ

48 céntimos de euros el kilo de aceitunas manzanilla y 1,10 euros el kilo de gordal para la cosecha 2014. Esto son los precios del producto este año, similar al de cosechas anteriores. Estos precios son los que están estrangulando a un sector que sobrevive por el empecinamiento de los agricultores, las ayudas europeas y la reducción al mínimo de los gastos de producción. Arahal es uno de los máximos exponentes de estas circunstancias.

La aceituna de mesa es en Arahal protagonista en estos dos meses, septiembre y octubre.  Esta cosecha se presenta con una reducción importante en el número de kilos producidos. Francisco Humanes, presidente de la SCA Labradores de La Campiña, habla de que se espera recoger entre 15 y 17 millones de kilos de aceituna manzanillas, es decir, en el mejor de los casos 8 millones menos de los previsto este año por los representantes del sector (había calculado 25 millones).

Sólo hay que darse una vuelta por el campo para comprobarlo. Igualmente ocurre con la variedad gordal, cosecha escasa, aunque su precio, 1,10 euros kilo, sí cubre los precios de producción. Aquí es donde empiezan los problemas que están movilizando a los jornaleros. Algunos agricultores, propietarios de extensiones importantes de olivar, dan por cuenta la recogida de aceituna manzanilla pagando por espuerta de 3 a 4 euros. En las redes sociales, denuncian que el abuso se está produciendo hasta extremos insospechados por cobrar 10 euros por jornal en una peonada que los dueños de la tierra no apuntan para que los trabajadores puedan reunir las 35 peonadas necesarias para poder cobrar el paro 6 meses al año.

Pero esta situación, ampliamente denunciada en las redes, no ha podido ser comprobada por esta web. Todo lo contrario, en los tajos donde se han realizado los reportajes, los jornaleros incluso defienden al agricultor. Es el caso de Juan Navarro que dice que la situación es insostenible porque el precio de la aceituna no ha variado desde que el tenía 15 años: “Desde los 15 años estoy viendo los mismos precios de la aceituna y después vas al supermercado y un botecito te cuesta 3 o 4 euros, ¿dónde va a parar ese dinero?”.

Rafael Esquivel lleva también toda la vida en el campo. Hoy es manijero de una cuadrilla que ayer cogía las aceitunas en el Pago Villegas, de la empresa Aceites El Macaco. Este manijero afirma que el campo no está parado sino que “va para atrás”. “Los trabajadores nos quejamos pero los agricultores también tienen motivos para quejarse, un kilo de abono para la tierra antes valía un 60 por ciento menos que ahora, pero el precio de la aceituna sigue igual que siempre”, comenta. En las tierras que está cogiendo hay olivos gordales con 4 aceitunas, sus trabajadores se llevan el día banqueando y cuesta el doble o triple de tiempo llenar una espuerta.

Estos trabajadores entienden que el sueldo del campo no suba. “Hay sólo dos terceras partes de la cosecha o menos, como siga así, los que tienen tierras las abandonarán porque no merece la pena”, asegura.

Tanto es así que a Francisco Humanes se le presenta en más de una ocasión familias de agricultores que no saben cómo seguir adelante. Hace unos días, un agricultor llegó a la cooperativa con sus hijos. La situación es tremenda porque tienes que decirle a los jóvenes que si quieren vivir de la tierra deben plantearse echarle muchas horas de trabajo: “Si pretenden  trabajar 6 o 7 horas y ganar 45 euros, que se lo quiten de la cabeza. Al campo hay que echarle mínimo 9 horas”, esa es la respuesta de Humanes a quienes declaran su intención de dedicarse a trabajar el campo.

El presidente de la SCA Labradores la Campiña es rotundo a la hora de hablar de los últimos años del sector: “Nos estamos arruinando trabajando, si seguimos en esta situación llegaremos a abandonar el campo”. Y todo por el precio del kilo de aceituna, por no haber sabido defender durante años un producto único en el mundo, que forma parte de la cultura y tradición del área de la Campiña.

Aquí en Arahal se dedican unas  la 8.545 hectáreas de superficie agrícola al verdeo, produciéndose en torno a los 30 millones de kilos en un año de buena cosecha, que no es la de 2014. La facturación estimada de la producción es, en función a lo obtenido otros años, de 18,26 millones de euros. La producción de la aceituna para aceite 8 millones de kilos y 1.378 toneladas de aceite. Estas cifras varían cada año y no dependen sólo del tiempo.

La primavera de 2014 ha sido decisiva para esta cosecha. Las altas temperaturas que se producían en el mes de mayo provocó la caída al suelo de mucho esquimo (flor de la aceituna) por lo que el fruto no siguió adelante. Esto se suma al agotamiento del árbol de la cosecha anterior. Pero el tiempo no es el único enemigo de este producto, sólo se ha convertido en la gota que colma el vaso de los bajos precios, de la equivocada estrategia del sector durante años.

La aceituna de Arahal sale a estos precios ya entamada, es decir con la parte más importante del proceso necesario para su consumo.  Aún así, el valor añadido de este producto que tanto trabajo y dinero cuesta sacar adelante, se lo llevan las industrias envasadoras que son las que manejan los mercados.

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Andalucía (COAG) emitió denunció en nota de prensa que la Interprofesional Interaceituna “no está dando respuesta a los problemas que acucian a los productores”, tal como pone de manifiesto el IPOD (Índice de Precios en Origen y Destino). Según los representantes de los agricultores, el precio que paga el consumidor es cinco veces mayor al que percibe el productor.

COAG ha recomendado a los productores no vender su cosecha sin precio, y exigir a las cooperativas y entamadoras con excedentes una gestión de autorregulación que tenga en cuenta la recuperación del precio del aceite en esta campaña. Esta organización agraria sigue defendiendo la necesidad de poner en marcha contratos tipo, la regulación del sector, el control del intrusismo y las figuras de calidad en la aceituna de mesa.

Pero, de momento, los precios siguen bajos. 48 céntimos el kilo de manzanilla, cantidad que no cubre costes de producción en una aceituna que necesita de la mano del hombre para ser recolectada. Por esta razón, los consumidores no deberían confundir las variedades y aprender a pedir calidad. Precisamente, una puerta se abre a la esperanza con el trabajo que desde marzo hace la Asociación para la Promoción de la Aceituna en las variedades Manzanilla y Gordal. Han solicitado a la Unión Europea el Indicación Geográfica Protegida, una figura de protección legal para un producto completamente desprotegido, hasta ahora. Los agricultores buscan una salida.

 

 

 

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