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Arahal

Olivos agostados y aceitunas arrugadas, consecuencia de la ola de calor de junio

Los agricultores temen que el estrés hídrico empeore porque aún queda julio y agosto, los meses de más calor

 

Arahal. C. GONZÁLEZ

La ola de calor que azotó España en junio, para el olivar ha sido un paso más en la lucha que mantiene con la sequía registrada en los últimos años. Una semana con temperaturas que han superado los 43 grados, ha tenido como consecuencia que el estrés hídrico que sufre el campo se tradujera estos días en el agostamiento de un número importante de olivos, algo que jamás habían visto hasta ahora en ese mes.

Agostar significa que el olivo se pliega sobre si mismo para defenderse del calor y parece marchito. Según los entendidos en la materia, suele ocurrir en agosto, de ahí el nombre. El árbol intenta guardar la humedad que recoge las raíces desde lo más profundo de la tierra para no morir. Las hojas, tal como se puede ver en la foto, no exponen toda su superficie al exterior, aparecen caídas. Y el fruto, que no está todo lo grande que debe por la falta de agua, se arruga.

Olivos agostados.

Pero este árbol milenario resiste hasta que llegan días más fresquitos. Eso es lo que ha ocurrido en Arahal, mayor productor de aceituna de mesa del mundo. Daba pena, dicen los agricultores, lo que ha sufrido la cosecha de aceitunas en estos días de extremo calor, al menos los olivos que están en zona de secano.

‘Es la primera vez en mi vida que veo olivos agostados en junio’, dice Adrián Moreno Rayo, un joven agricultor local.

Días después, en los que bajaron hasta 10 grados estas temperaturas, y refrescaba de noche, el olivo ha mejorado pero las secuelas han quedado en el producto. Aparentemente no se perciben hasta que no la tocas con la mano y puedes comprobar que la carne está arrugada y pegada al hueso. Francisco Rodríguez, agricultor y propietario de varias fincas, explica que en alguno aún se percibe los daños y en otros la arruga del producto no tiene marcha atrás. ‘El olivo no suda, es el aire el que lo obliga a evaporar la humedad, cuanto menos llueve más tienen que ahondar las raíces para encontrar agua’, explica.

Los días de la ola de calor, la humedad en el ambiente ha llegado a un 8% y el olivo para refrigerarse no ha podido producir la humedad que necesita para mantener fresca la hoja y el fruto. De momento, se conforman con los días más frescos, pero con el verano del sur por delante, la situación se complica. Francisco Manuel Fernández, presidente actual de la COAG en Arahal, asegura que en el Pago de Molinilla ‘tengo olivos a punto de secarse’.

Por eso lo que más preocupa a los agricultores es que queda todo el verano por delante. Julio y agosto son siempre los meses de más calor. El campo necesita agua ya, para poder resistir y sacar adelante la cosecha de aceituna de mesa. ‘La mayor consecuencia de estas calores en el fruto ha sido el endurecimiento del hueso prematuro. Según estoy viendo y coincido con otros técnicos es la falta de calibre que tendrá el producto a causa de las altísimas temperaturas’, explica Francisco Rodríguez.

Si la situación sigue así o empeora, el producto se empleará en producir aceite (a excepción de la aceituna gordal que no vale), lo que traerá graves consecuencias sobre todo porque la aceituna es un cultivo social, es decir, es la base de muchas peonadas para conseguir el paro agrario. ‘Es el macaco el que genera riqueza en nuestro pueblo. La pérdida de peonadas es en realidad pérdida para todos, si la gente no trabaja y no tiene dinero, no comprarán aceite y aceitunas’ apunta Adrián Moreno.

En Arahal, la agricultura supone en torno al 50% del Producto Interior Bruto (PIB). Por lo que abordar los problemas del sector se ha convertido ya en urgencia.

 

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Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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