Mujeres en movimiento: Esther Mesa, el apoyo constante para encontrar el liderazgo

Triana Abad.

Mi nombre es Esther mesa y me dedico principalmente al empoderamiento y el liderazgo femenino, aunque también estoy muy encausada en lo que es el emprendimiento, tanto en mujeres como en mujeres en zonas rurales. Estudié empresariales, y también he estudiado psicología positiva y coaching ontológico.

¿En que se basa, principalmente, tu trabajo con el empoderamiento femenino?

Uno de los propósitos en los que yo me baso dentro del liderazgo femenino y el empoderamiento, lo que trabajamos en los talleres y programas que llevamos a cabo en mi empresa, trata la parte de actitud y de los conocimientos de la parte de habilidades blandas, las capacidades, fortalezas, virtudes y liderazgo, y la otra pata en la que siempre queremos trabajar es la independencia económica, que son las dos bases fundamentales del empoderamiento femenino.

La independencia económica es llevar a la mujer a una mentalidad emprendedora y poder trabajar con ella en los programas de emprendimiento y, también, ayudarla, porque no a todas las mujeres les gusta emprender. Poder ayudarla a tener un currículum a la hora de trabajar, es la parte profesional que hace falta desarrollar en ellas.

¿Qué fue lo que te llevó a dedicarte, potencialmente, a empoderar a las mujeres?

Mi dedicación sobre todo con las mujeres ha sido un cúmulo de experiencias propias. Como siempre se dice en el emprendimiento, siempre emprendes a través de tu propia vivencia y, precisamente, eso es lo que me pasó. Desde que estaba en la Universidad, ya veía que había muy pocas mujeres dentro de esas disciplinas, y por supuesto, a la hora de emprender. Empresariales siempre estaba visto desde el punto de vista del marketing o desde la administración, nunca desde el liderazgo, o de llevar una sociedad o empresa. 

Mi primer trabajo fue como directora de marketing, cosa que fue muy bonita, porque recién salida de la Universidad eso era apostar mucho, pero sí que sentía que tenía un ‘tema’ con la brecha salarial, además de haber tenido, justamente en esa temporada, un acercamiento por parte de los compañeros, que yo veía que no era el correcto.

De ahí, me fui a Inglaterra, a trabajar en una residencia de ancianos con enfermedades terminales, porque quería conectar más con la persona y con lo social.

Regreso a España

A mi vuelta a España, entré en una empresa sevillana con proyección internacional, volviendo un poco a la gestión y administración. Al año me proponen irme a Chile para trabajar con una delegación en allí y, de nuevo, desde mi punto de vista, ahí también tenía una brecha salarial en comparación a mis compañeros que realizaban el mismo trabajo, y que considero que no corresponde.

Posteriormente fui creciendo en la empresa, y me llaman para volver a España. Siento como que entro en retroceso y algo que me pareció injusto, ya que había llevado a cabo todos los proyectos y de manera exitosa.

Chile también me enseñó mucho lo que es el machismo en un país latinoamericano, y fue un cúmulo de experiencias que me mostraron una serie de injusticias, que fueron las que me llevaron a dejar mi empresa y emprender en Chile, para dedicarme a fomentar el liderazgo y el empoderamiento femenino en las empresas.

Llevas a cabo un programa de coaching con un grupo de mineras de Chile…

Sí, en este contexto que me encontraba en Chile, estuve prácticamente trabajando en varios proyectos y uno de ellos, que para mí es el pionero y el que me abrió la mirada hacia dónde dirigirme. En este caso conocí la Asociación de Mujeres patagonas, y estas mujeres me mostraron que tenemos mucha capacidad para emprender desde cero. Todo eso me llevó también a conectar con otras mujeres y otras entidades, y ahí conocí a Priscila Zamora.

Con ella trabajo de manera colaborativa, con un equipo de mujeres y hombres feministas, y llevando todo este proyecto a las instituciones. Una de las empresas que está con nosotros trabajando desde hace dos años es Anglo-American, que es una de las empresas mineras más importantes de Chile. Llevamos a cabo programas anuales de conciliación, feminismo, mindfulness, y dentro de esa empresa, están las ‘mujeres cobre’ que son las que llevan toda la parte de difusión.

También tenemos otro proyecto con mineras más jóvenes, que son ingenieras de minas, porque Chile es un país muy minero, es el mayor productor de cobre del mundo, y es una de las disciplinas que más se trabaja allí. Estamos trabajando para que ellas, también, puedan liderar proyectos, porque es una profesión muy masculinizada.

Cuando regresas a España desde Chile, sigues haciendo conferencias y cursos a empresas, pero te diriges más al sector público. ¿Es diferente el enfoque destinado a lo público que al sector privado?

En 2016 regresé y empecé en un sector más destinado a la atención al cliente, pero al final volví de nuevo al foco de las mujeres, y ahí empecé más mi activismo feminista. Las instituciones que más me contratan, son las entidades públicas, aunque también en las privadas, pero, sobre todo, las públicas. 

Creo que es algo que debe de ser trabajado desde lo público. Yo prefiero que una institución pública sea la portadora de este tipo de cursos de empoderamiento, liderazgo femenino y emprendimiento, para que a nadie le cueste trabajo acceder a este tipo de talleres y formación, porque no en todos los sitios lo tenemos tan accesible.

Las áreas rurales, también, son muy importantes, porque pueden y quieren impulsar a sus mujeres, que son parte muy importante en los pueblos. Actualmente, estamos llevando a cabo un programa en la UNÍA que se llama forma4, que apuesta por los cuatro pilares que queremos trabajar en este en este programa, que son: empoderamiento, emprendimiento, empleabilidad, y en esta segunda edición, queremos hacer, sobre todo, feminismo.

Un feminismo, llevado hacia un entendimiento y una conciliación, para que se entienda mejor el movimiento, y para que haya muchas más mujeres en puestos de liderazgo o estando en una empresa, de una manera igualitaria y equitativa.