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Sociedad

Marta Núñez, psicóloga: “El ser humano ha desahuciado de su vida  la parte emocional y los valores”

Esta profesional tiene consulta privada en Arahal desde hace diez años y en los últimos meses ha visto un repunte en el número de pacientes debido a los trastornos producidos por la pandemia que comenzó en marzo

“Estudié Psicología por necesidad”. Con esta frase, la psicóloga arahalense Marta Núñez Martín (Arahal, 1988) define parte de su vida. Lleva diez años ejerciendo en su consulta privada de esta localidad. Después de la experiencia, la empatía forma parte de su devenir diario y no solo en el plano profesional. Porque en su consulta ha aprendido mucho sobre el ser humano y esto la ha llevado a tomar decisiones para no llegar al final de su vida sabiendo que ha vivido sin enterarse, sin hacer lo que de verdad quiere, algo que ve a diario en algunos de sus pacientes. Con la pandemia tiene más trabajo y, después de analizar la situación, por medio de las claves del comportamiento humano asegura que “esta sociedad no estaba preparada emocionalmente para una pandemia” y, de seguir con la actitud de queja y falta de empatía, acabará «reventando».

Para Marta Núñez en el último siglo el ser humano se ha centrado en mejorar las condiciones de vida, el bienestar físico, pero no el emocional. “No estamos preparados en las emociones, nos hemos dedicado al trabajo, a tener bajo control la situación, hemos estado como en brazos”. Y llegó la pandemia para enseñar a la sociedad que “todo no está en nuestras manos, que no todo se puede controlar”.

«Hemos abandonado del plano humano»

El trabajo, los niños, la vida completamente organizada. Pasábamos los días cumpliendo físicamente con lo programado, de forma objetiva pero para esta psicóloga “hemos abandonado el plano humano”. Por eso, ha llegado lo que en psicología ha sido un nuevo concepto a tratar: “la fatiga pandémica”. Marta Núñez lo explica con pocas palabras: “El ser humano no consigue adaptarse a la situación porque no tenemos recursos emocionales para afrontarla”.

Ella ha notado en estos meses un repunte en el trabajo y todo “porque somos analfabetos emocionales”. Y pone un ejemplo, “criamos a nuestros hijos para que no les falte nada, queremos que sepan inglés, que físicamente estén bien, formados académicamente pero se ha dejado a un lado la resolución de conflictos, la autoestima y el trabajo en valores”. 

La psicóloga trata en su consulta problemas como la baja autoestima, depresiones, fobias, esquizofrenia, entre otros trastornos, dice hacer la misma pregunta a las familias que acuden buscando ayuda: “¿Por qué has decidido ser papá o mamá? Y todos contestan lo mismo: para hacer a mis hijos felices. Pero esto no se consigue comprándole el chandal de marca o la tablet, hay que trabajar con ellos las emociones, dedicarle tiempo sin la tele de por medio”.

Marta Núñez en su consulta situada en la Plaza de la Campiña de Arahal

«Funcionamos como autómatas, desahuciando la parte emocional y los valores»

En este sentido, para la psicóloga el trabajo ha estado focalizado al “éxito profesional sin cuidar al verdadero ser humano que no deja de ser un ser fisiológico mucho más sencillo”. Y para demostrar esto sólo hay que hacerse una pregunta. ¿Qué es lo que más feliz hace a las personas? Para Marta Núñez es “comer, hablar, dormir, el desarrollo de sus aficiones, sentirse querido por el entorno más cercano”.

Esto ha llevado a una sociedad “intolerante” que salta ante cualquier situación que se puede arreglar simplemente pidiendo disculpas o hablando. “Yo misma he experimentado este estado en más de una ocasión cuando voy en el coche, por eso intento entender todas las situaciones”, explica Marta. Porque funcionamos como autómatas “hemos desahuciado la parte emocional y los valores”. A su vez, se crea “mucha fachada y lo importante es aplaudir sin merecerlo o crucificar sin merecerlo. Hay que tener amigos hasta en el infierno”. En esto han jugado un papel muy importante las redes sociales favorecedoras de egos y de mentiras y la reacción en ellas es también fruto del “aburrimiento”. 

“No hay que olvidar que cada comentario que se deja en las redes no es la realidad, solo una perspectiva”, dice Marta Núñez. Porque de seguir en esta situación “esto reventará debido a la agresividad que desprende la gente. Se están segregando y creando bandas en todos los sentidos. No hay respeto ni aceptación de otros puntos de vista”. Por eso se siente cada vez más desmotivada: “Digas lo que digas, hagas lo que hagas siempre hay un detractor, son personas simples, con una vida muy pobre que se refleja en el otro”.

«La mayoría de la población no ha elegido la mejor forma de ser feliz»

Por tanto, el ser humano forma “su propia realidad creando un contexto asfixiante”, según la psicóloga. De ahí que se haya hecho un hueco en la sociedad la fatiga pandémica, una serie de trastornos “por el ser humano al no controlar la situación, sin conciencia sobre lo que sentimos, se ha desbordado y entra en depresión”.

La fatiga pandémica ha surgido porque el ser humano se ha dado cuenta de que  “somos vulnerables”. Para Marta una de las condiciones de la felicidad es la flexibilidad y adaptabilidad lo que no es igual “que ser sumiso”. Y esto no es más que adaptarse al medio porque “¿qué se está consiguiendo con la queja? Sólo crear un contexto asfixiante en el que el simple hecho de ser original emociona, pero también esto conlleva la intolerancia, la ira, la rabia. No hemos trabajado las herramientas para salir de las situaciones adversas aunque tengas miedo”.

-Pero durante el estado de alarma, la población parecía estar especialmente sensible. Aplausos en los balcones y gestos solidarios que emocionaban a los colectivos, ¿aquí no se veía sentimiento y valores? 

“Porque este tipo de mensaje se contagia. Hay un porcentaje de la población que mantiene una postura positiva para salir reforzada de esta situación. Pero la mayoría no ha elegido la mejor forma de ser feliz”, asegura esta profesional.

“Veo con frecuencia personas de 70 a 80 años desoladas porque han vivido una vida que no querían”

Por eso ella trabaja esas emociones en su consulta donde dice que aprende cada día. “Veo con frecuencia personas de 70 a 80 años desoladas porque han vivido una vida que no querían”. Y eso la ha hecho aprender y establecer prioridades en su propia vida. “He llegado a entender todo tipo de situaciones, cómo reaccionan las personas y qué hay detrás de esa reacción y me niego a criticar nada, no critico ni al maltratador”, asegura Marta.

La psicóloga tiene claro que la pandemia “ha sido un antes y un después” para la sociedad llegando a la conclusión de que hay muchas personas “analfabetas emocionales sin habilidades para la comunicación, la generosidad, la empatía, no dar clase de todo”. Y estas personas se han encontrado de pronto metidos en casa “con personas con las que no ha trabajado habilidades por lo que acaban tirándose los trastos a la cabeza”

Para cambiar esta situación, a parte de todas las claves que en la entrevista ha dado la psicóloga arahalense, dice que “hay que priorizar lo que uno quiere, lo que nos hace sentirnos bien. Cuando das tanto a los demás, no encuentras el equilibrio contigo misma”. Por eso es importante aprender a decir “no”, aunque esto parezca egoísta.

Pero, sobre todo, no se debe centrar la atención “en lo negativo, sino en los espacios para disfrutar. Si no podemos salir, hay videollamadas, estamos bajo techado, debemos sentirnos afortunados y agradecidos”. En estas situaciones hay que tener muy en cuenta a Confucio: “Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”.

 

La sonrisa de Mario, que ninguna mascarilla puede tapar

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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