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Marchena

Marchena celebra su Corpus Christi sin procesiones sin apenas adornos pero con solemnidad

Marchena celebra su Corpus Christi sin procesiones sin adornos pero con solemnidad

Marchena celebra su Corpus Christi sin procesiones sin apenas adornos pero con solemnidad

El día del Corpus Christi no empezaba tan temprano como de costumbre en Marchena. Por la ciudad no andaba ni un alma a primera hora, porque es fiesta y los marcheneros sabían que no iban a celebrar el jueves más especial del año como hasta ahora. Entrar por la calle Rojas Marcos era ya presagio de que la de hoy era una celebración peculiar, sin alfombras de flores, sin altares, sin vida en las calles, sin olor a juncia y romero, sin trajes de estreno y música religiosa de fondo. No ha habido procesión a causa de la pandemia de coronavirus, pero respetando las medidas de seguridad, la misa celebrada en la iglesia de San Juan ha contado con toda la solemnidad que un acto así requiere.

Sí, ha sido un Corpus Christi diferente pero, a pesar de que en las calles apenas se ha notado la celebración, la misa oficiada por el párroco José Tomás Montes, ha contado con todos los elementos para convertirla en un acto solemne propio de una festividad tradicional que está entre las más reconocidas de Andalucía.  

Música de órgano a cargo de Don Juan Ramón

La misa se desarrolló con el acompañamiento de la música de órgano a cargo del anterior párroco de este templo, Juan Ramón Gallardo, por el coro y por los curas titulares del resto de las iglesias marcheneras. También estaba el párroco de la iglesia Santa María Magdalena, Álvaro Román, arcipreste de Marchena y su compañero Thomas Roy.

La iglesia cumplía estrictamente con las medidas de seguridad que han llegado con la pandemia de coronavirus para quedarse por un tiempo. En la puerta, gel hidroalcohólico para entrar en el templo, donde los bancos se habían distribuido con indicaciones para sentarse guardando los dos metros de distancia. A las personas que no entraron en estos asientos, las repartieron debidamente por las tres naves del templo, el mayor de los que existe en Marchena.

Celebración «difícil y especial»

Entre los asistentes, las autoridades civiles, las hermanas franciscana de los Sagrados Corazones, las Mercedarias del  Santísimo Sacramento, el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Marchena, hermanos mayores y otros representantes de las hermandades y presidentes de las asociaciones religiosas del pueblo. 

Una misa en la que el párroco se refirió a la situación peculiar de la pandemia, una celebración de Corpus Christi que “este año es tan difícil y especial”. José Tomás Montes saludó en su homilía de forma especial a “los enfermos y personas mayores encomendándolos a la misericordia y consuelo de nuestros Señor”. Y a los vecinos que “en estos días han preparado sus casas para recibir a Jesús Sacramentado y seguir viviendo como ha mostrado este pueblo durante siglos ese amor a Jesús Cristo Eucaristía, con la solemnidad y boato por las calles de nuestro pueblo”.

El párroco de San Juan pidió por el fin de esta pandemia, “hacemos esta celebración como marcan autoridades civiles y religiosas, no podemos dejar de pensar que nos protegernos unos a otros, pedimos que el Señor nos libre de este mal, devuelva la salud a tantos enfermos y dé descanso eterno a los miles de fallecidos, recordando de forma especial a los fallecidos de este pueblo, pidiendo por su descanso y por sus familias para que tengan consuelo y esperanza en estos momentos”.

 

Calle Cristobal Colón, estrecha y peatonal, por donde pasa cada año la procesión.

Recorrido del Santísimo por el interior del templo

Una vez terminada la misa, la celebración prosiguió con un recorrido del Santísimo, llevado en andas por el interior del templo por componentes del Grupo Parroquial Sacramental, organizador de los actos, con parada en la puerta principal desde donde José Tomás Montes bendijo a un pueblo ausente que seguía la misa desde la televisión local, RTV Marchena, con un amplio despliegue.

Las calles mostraban un vacío y tristeza inusual en un día festivo como el de este jueves. En la calle Cristobal Colón, una de las sendas que une el barrio de San Juan con el centro consistorial y los juzgados de Marchena, vía peatonal y estrecha, solo cinco fachadas adornadas, con flores, colgaduras e imágenes. Esta calle se convierte este día, al igual que otras de la localidad, en una alfombra verde, y todas las viviendas se suman a la celebración con motivos decorativos típicos de esta fiesta.

Cualquier otro año, a esa misma hora, la calle es un paseo de color que recorre la procesión; en ella los pasos casi rozan los balcones, y desde ellos caen cientos de pétalos. Es quizás la única en la que la bulla se presenta tal cual es en una celebración de estas características, familias enteras salen a las puertas para contemplar las imágenes que representan a cada una de las hermandades marcheneras, la mayoría con un rico patrimonio de obras religiosas.

 

Altar de la Hermandad de la Santa Vera-Cruz en la calle San Francisco.

Un solo altar

Precisamente ha sido la Hermandad de la Santa Vera-Cruz de Marchena la encargada de montar el único altar que esta mañana se podía ver en las calles. Los priostes, desde primera hora de la mañana, colocaban faroles, plantas, estandartes y una imagen del Santísimo en la puerta de la iglesia del mismo nombre. Esta Hermandad lleva 40 años montando el altar para celebrar el Corpus y ni la pandemia los ha hecho desistir de su cometido. “Este año hemos hecho algo testimonial pero no se podía dejar de hacer”, comenta unos de los priostes. 

A pie de este altar situado en la calle San Francisco, uno de los que recibe cada año a los visitantes entrando por Rojas Marcos, siempre dibujan una enorme alfombra con motivos religiosas. “Empezamos haciéndola con flores” dice un representante de la Hermandad. Este año no la han hecho, por eso hablan de que sólo han montado “algo testimonial”. Y tuvieron que quitarlo pronto porque el viento de hoy en Marchena ha llegado a los 30 kilómetros/hora y no ha dejado poner en la torre de esta iglesia ni los gallardetes por temor a que salieran volando.

Por lo demás, salvo alguna colgadura con imágenes en balcones, lo que predominaba en la mayoría de las calles marcheneras era el luto, banderas de España o de Andalucía con crespones negros recordando a las miles de víctimas de la pandemia por coronavirus, pero especialmente a las ocho personas fallecidas en este pueblo que, no sólo no ha querido renunciar a su tradicional y hermoso Corpus Christi, sino que lo ha visto más necesario que nunca porque es una manera de pedir al Santísimo “acabar con la enfermedad”, tal como recordaron en la homilia.

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