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Cultura

Los dos autorretratos de Murillo «debutan» en una exposición en Nueva York

Nueva York (EEUU)

La Colección Frick de Nueva York conmemora a Murillo en su 400 aniversario con una exhibición que destaca una vertiente poco conocida del pintor español, la de retratista, y reúne por primera vez «cara a cara» sus dos únicos autorretratos.

«Por lo que sabemos, solo retrató sus rasgos dos veces en toda su vida y esas pinturas pertenecieron a su familia y a su hijo Gaspar. Cuando murió, en 1709, fueron en diferentes direcciones, así que es la primera vez que los autorretratos están juntos desde entonces», dijo a Efe el comisario jefe del museo, Xavier F. Salomon.

Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-1682) es uno de los exponentes artísticos del Siglo de Oro español y ampliamente reconocido por sus pinturas de temática religiosa, pero su trabajo como retratista ha recibido «poca atención», según expone el museo.

The Frick Collection, que posee desde 2014 el autorretrato más temprano de Murillo, pintado cuando rondaba la treintena, ofrece desde mañana la oportunidad de estar «cara a cara» con «el hombre pintado por sí mismo», explicó el comisario.

En torno a 1655, apuntó Salomon, Murillo estaba «estableciéndose en Sevilla como un gran artista, y lo extraordinario es que se pinta como un aristócrata». El pintor, con un marco de piedra «realmente peculiar», luce una «vestimenta rica» y lleva golilla, añadió.

Murillo era «muy popular y famoso» en Estados Unidos a finales del siglo XX y, como prueba, la primera pintura española que compró Henry Clay Frick, fundador de la Colección, «no fue un Velázquez, un Goya o un Greco» sino precisamente ese autorretrato, que desde 1904 ha pertenecido a la familia y fue donado al museo hace tres años.

Frente a ese autorretrato joven, una segunda sala «encara» la otra obra central de la exhibición, traída desde la National Gallery de Londres y que muestra a Murillo en la cincuentena con una dedicatoria para sus hijos en la parte inferior del lienzo.

En esa pieza, que elaboró unos años después de quedarse viudo en 1663 y habiendo perdido a cinco de sus nueve vástagos, viste chaqueta negra sobre camisa blanca, igual que en el autorretrato anterior, pero al cuello lleva esta vez una valona.

En ambos autorretratos, Murillo incluye un marco de piedra con trampantojo, que refuerza la sensación de que las figuras «saltan del marco» y enfatiza la «relación entre el espectador y el que se sienta» al otro lado del lienzo, explicó el comisario.

También utiliza este recurso en «Dos mujeres en una ventana» (1650), una de sus obras más conocidas y misteriosas y que, aunque técnicamente no es un retrato, sino una escena costumbrista, ha sido incluida en el espacio porque comparte esa confusión entre arte y realidad presente en las otras pinturas.

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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