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Sucesos

Las mafias internacionales de tabaco ilegal se fijan en los pueblos de Sevilla

 

De Malawi, Zimbabue, Polonia. De estos países, y alguno más, llega el tabaco clandestino que se vende en muchos puntos, en ocasiones sin control sanitario alguno. Lo mueven mafias internacionales, que saben cómo hacerlo para no ser controladas, aunque en las últimas semanas ese control ha aumentado tanto que no es extraño ver redadas de la Guardia Civil tanto en quioscos como en lugares donde, inicialmente, no se sospecha de que se venda tabaco habitualmente.

Las últimas se han desarrollado este martes casi al unísono en Marchena, Arahal y Paradas (a la que corresponde la fotografía). A falta de datos sobre las dos primeras, en la última los agentes se incautaron de unas 40 cajas de tabaco, y al menos una persona fue conducida al cuartel para declarar sobre su presunta implicación en este asunto.

 

Unas actuaciones que no se están realizando por casualidad. Según ha podido saber AION SUR, a finales de la pasada primavera se llevó a cabo una reunión al máximo nivel en la localidad de Carmona. En un lado de la mesa estaban las fuerzas del orden, y en el otro los principales afectados por la venta de tabaco ilegal: los estanqueros, representados por la Asociación Provincial de Estanqueros de Sevilla.

Se eligió Carmona como un lugar geográficamente céntrico de la comarca, y sobre la mesa se pusieron los enormes problemas que suponen para los legales esta actividad, que ha provocado pérdidas de hasta un 70 por ciento en los estancos y quioscos que realizan su actividad cumpliendo todos los preceptos que marca la Ley.

Olivia Escaja, la presidenta de la asociación, asegura a este digital que es un problema que viene de lejos: «Llevamos muchos años ya denunciando este tipo de cosas, desde 2010 que se inició el tema del contrabando, porque nos hace mucho daños, con ventas que han bajado del 50 al 70 por ciento«.

Menos de un euro de ahorro

Y todo para que el comprador final de la cajetilla se ahorre menos de un euro, porque es el precio máximo que puede haber de diferencia de una cajetilla que cumpla con todos los impuestos y una que llegue a la tienda de contrabando.

Para el vendedor sí deja más margen la venta, pero para el fumador final «es más una cosa de tener en la mente que se compra algo más barato, porque el ahorro no merece la pena».
Escaja pone el acento en la comarca de la Campiña sevillana: «Es muy complicado pelear contra la venta ilegal en esos pueblos, porque se han asentado redes y funcionan muy bien, con una distribución muy potente.

De momento, tras las quejas globales de los estanqueros en la reunión de Carmona, las actuaciones policiales han aumentado considerablemente, tanto en pequeña venta de cajetillas como en comercio del tabaco picado.

La más llamativa tuvo lugar el 18 de julio, cuando la Agencia Tributaria y la Policía Nacional intervinieron 52 toneladas de picadura de tabaco de contrabando que estaban almacenadas en dos naves de Alcalá de Guadaíra, y que se camuflaban para ser distribuidas en cajas reutilizadas de productos como jamón o embutidos.

La operación, en la que fueron detenidas ocho personas, evitó que llegase al mercado una picadura de tabaco incautada que habría alcanzado un valor de 8 millones de euros.

Momento de la operación registrada ayer en la calle Arenal y Barranco de Paradas.

La organización tenía gran capacidad de almacenaje, elaboración y distribución del tabaco, y ocultaba su actividad ilícita bajo la apariencia de una empresa de distribución normal.

Las hojas tenían procedencia diversa, ya que se han detectado algunas de países europeos como Polonia y otras de Zimbabue, Mozambique, Brasil o Malawi. Eran convertidas en las labores de tabaco tras ser manipuladas, pesadas y embolsadas, se camuflaban en cajas reutilizadas de otros productos para ser distribuidas, y las ventas se efectuaban a través de internet.

Además, junto a la picadura se encontraron, preparadas para su distribución, más de 6.000 unidades de máquinas de picado manual.

Sin control sanitario

Olivia Escaja pone el acento, en este tema, en el nulo control sanitario de lo que se mueve en estas operaciones, ya que «dos días después de que se hiciese la operación fuimos a ver la nave, y todo estaba lleno de bichos, sin control sanitario previo alguno, lo que nos da una idea de lo que le puede pasar a alguna persona que consuma ese tabaco».

Por ahora, la última actividad se ha movido en torno a la jornada de ayer. En Paradas, incluso, la Guardia Civil tuvo que usar una furgoneta más grande de lo normal para transportar el tabaco, más del que pensaban encontrar.

Agentes de Morón y la Puebla de Cazalla participaron en la operación, muy complicado, aunque sea a una escala relativamente pequeño, debido a que entrar en los establecimientos supone una serie de permisos y trámites que no siempre compensan o se pueden hacer, ya que hay que estar completamente seguro de que en el quiosco se realiza una actividad ilegal antes de bajarse de los coches y comenzar a trabajar.

Por ahora, el cerco se va estrechando a la venta de este tabaco ilegal, aunque el trabajo global de la Guardia Civil y la Policía Nacional con este asunto parece que no fin previsto en el horizonte.

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