Las aventuras de una viajera que ondea la bandera de Arahal por el mundo, incluso en tiempos de covid

Para la joven de Arahal Chari Oliva Morillas viajar es su estado natural. Hasta tal punto, que incluso en año de pandemia, no ha dejado pasar la oportunidad de plantarse nada menos que en Egipto para conocer un país que, como todos, lleva meses vacío de turistas pero con las mismas joyas culturales y naturales a disposición de quienes estén dispuestos a coger un avión, subirse en camello, hacer sandboarding en el desierto, todo desafiando al coronavirus con todas las medidas preventivas posibles. Desde 2014, esta joven de 29 años, envía fotos de sus viajes a AIONSur, con la bandera de Arahal extendida detrás de los lugares más emblemáticos del mundo.

Últimas fotos con la bandera de Arahal

Las últimas fotos que han llegado a la redacción muestran un viaje “utópico y muy ansiado” que la protagonista de esta historia tiene en mente desde hace años, cuando sus padres le hablaron de su viaje de novios. Pero para Chari Oliva nadie mejor que su abuela, Concha Pérez-Ortiz, eterna viajera, algo inusual en su época, que fue la responsable de dejar en sus genes las ganas de pasear por el mundo a la primera oportunidad que tiene.

Egipto, un sueño cumplido

Acaba de llegar de Egipto, con la que está cayendo, pero asegura que “es uno de los países que mejor lleva la pandemia”. Es cierto que España no tiene las fronteras cerradas por lo que si te das de alta en un servicio que tiene el Ministerio de Exteriores y llevando una PCR negativas, para viajar sólo hay que tener ganas e iniciativa. O como dice ella “la vida continúa después de tanta desgracia, hay que agradecer estar bien y poder avanzar, que aún quedan muchos sueños que alcanzar”.

Se ha encontrado Egipto sin turistas. “Hemos disfrutado del país sólo acompañados de algo de turismo local, en lugares que normalmente están repletos de gente”. Lo peor de viajar en tiempos de pandemia ha sido “la incertidumbre, no saber si podríamos volar hasta un día antes”. Por esta razón, cuenta la joven, han reservado todo conforme iban pasando las diferentes pruebas, antes de montarse en al avión que los llevó a Alejandría. 

“Reservamos el hotel para dormir el mismo día pero, gracias a Dios, todo ha salido perfecto, nadie contagiado y ningún percance”. Así es como ha aprovechado las consecuencias de la pandemia, haciendo las reservas con poco tiempo de antelación, algo que era impensable en lugares como los que ha visitado. A su vez se ha preparado para no llegar afectada por la enfermedad, con extremas medidas de precaución y seguridad.

Alejandría y otras maravillas

Una vez llegan a Alejandría, comienza un viaje que no olvidará jamás. Dos días en esta ciudad al norte de Egipto, principal puerto del país. Dos días en El Cairo, dos en las Pirámides de Giza. Y, de ahí, cinco días de crucero por el río Nilo para terminar buscando relax ante tantas en el Mar Rojo “y sus aguas cristalinas,nada que envidiarle al Caribe”. Sin olvidar otros dos días en el Desierto Blanco.

“Ha sido una de las mejores experiencias de nuestras vidas, un lugar único en el mundo y un espectáculo natural. No recomiendan que se viaje ahí ya que está cerca a la frontera con Libia y ya sabemos los problemas que eso puede acarrear, pero si vas con quien tienes que ir, no tiene por qué ser peligroso”, cuenta Chari Oliva.

Para la joven arahalense, la situación sanitaria actual añade “miedo” a la experiencia, “debemos tener cuidado con el virus, pero eso no puede hacer que dejemos de vivir”. 

Chari Oliva en la muralla China, en noviembre de 2016

Cada año, un destino o dos

Chari está licenciada en Turismo, otra razón para que los viajes no sean solo una excusa. Y actualmente se encarga de una empresa familiar de alquiler de apartamentos turísticos en Sevilla. Ahora está parada, la empresa, porque ella no para y busca alternativas, a la vez que hace un máster en Dirección Hotelera. Ha vivido en Irlanda y EEUU varios años recién terminada la carrera. Y, aunque en la actualidad está en Sevilla, su espíritu inquieto no está dispuesto a dejar pasar “ningún tren”, o avión, consejo que recibe de su familia cada vez que es necesario.

Desde que salió en su primer viaje, metió en la maleta su bandera de Arahal de donde no ha vuelto a salir. “Quería que, de algún modo, mi gente también viviera y conociera esos lugares tan increíbles. Por eso empecé haciéndome las fotos con la bandera de Arahal y seguiré haciéndolo siempre”.

Primera foto con bandera de Arahal

La primera foto que llegó a la redacción fue el 15 de septiembre de 2014 desde Whashington D.C., después ha seguido llegando otras casi cada año. Este mismo año, envía más imágenes de su paso por las cataratas del Niágara en noviembre y Nueva York en diciembre; New Jersey (mayo 2015); muralla China (noviembre 2016), Plaza de la Revolución en La Habana (noviembre 2017), St. Petersburgo, en Rusia (octubre 2018), Camino de Santiago en España (septiembre 2019), Isla de los Monos en Vietnam (noviembre 2019). Y en febrero, casi a punto de cumplir un año de pandemia, desde Egipto.

En agosto de 2017 presentó en Arahal su primer libro, cómo no, de viajes, bajo el título «Estamos vivos, vivimos pues», cuya segunda parte retomará en estos días.

¿Cuántos países ha visitado? “No he hecho nunca la suma, solo cuento los que me quedan por ver”. AIONSur seguirá, por tanto, recibiendo fotos de esta arahalense viajera que lleva a su pueblo en el corazón y en los colores de una bandera.

Esta foto la hizo en septiembre de 2014, junto a la Casa Blanca en Whashington D.C.

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