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Cultura

La lluvia de final de mayo no evita una bonita procesión de la Virgen de Montemayor

Aunque la Hermandad se vio obligada a refugiarse en la Iglesia de San Roque durante cerca de una hora y a recortar su recorrido, los fieles pudieron disfrutar de la Virgen hasta casi las 2 de la madrugada.

A. SOLANO

Foto: AI

Tras un día y una mañana especialmente calurosa, la Virgen de Montemayor se disponía a procesionar un año más por las calles de Arahal en el último día del mes de mayo. Sobre las 8 de la tarde estaba prevista su salida, a la que acudieron varias decenas de fieles y una nube gris que dejó las primeras gotas de la tarde justo cuando se ponían en la calle los primeros estandartes. Uno de ellos, el de la Esperanza, lo que dejaba como anécdota la sonrisa de sus Hermanos por esta coincidencia: “Parece que atraemos al agua”, decían algunos de ellos irónicamente.

La Virgen en la salida bajo la nube gris. Foto: AI

Con esas gotas, que se fueron alternando con los rayos del sol, salió el cortejo: representantes de otras hermandades, pequeños monaguillos, mujeres con mantillas, cuerpo de ciriales…Así hasta que la ‘Chiquetita’ asomó por la puerta de la Parroquia Santa María Magdalena para volver a reencontrarse con el pueblo de Arahal. Acompañada de los sones de la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Victoria, la Virgen de Montemayor, con manto blanco completamente bordado, hacía presencia de forma elegante en la Plaza Nuestra Padre Jesús Nazareno para revirar hacia calle Marchena y de ahí bajar por Juan Leonardo. Pasada la Plaza Vieja, la Hermandad tomó dirección San Roque por calle Sevilla, pero justo al final de esta las pequeñas gotas caídas minutos antes pasaron a convertirse en una lluvia más intensa que hizo a la Junta tomar la decisión de refugiarse en el templo del Santo Entierro y esperar a que pasase aquella nube caprichosa que cogió de sorpresa a todos los asistentes.

En el interior de San Roque, los miembros de la Junta se reunieron y casi una hora después, decidieron salir de nuevo pero recortando un poco el recorrido. En lugar de llegar a la iglesia de la Victoria, la Virgen de Montemayor  cogería por calle Tahona y enlazar ya con el habitual trazado por calle Victoria y Corredera. En ese punto, casi a la mitad de la calle, la ‘Chiquetita’ recibió otra lluvia, pero ahora de pétalos caídos desde la casa de la Hermana Mayor.  Así, radiante, prosiguió su marcha con su exorno de rosas blancas y azucenas hasta la Plaza de la Corredera acompañada cada vez de más público. Con los sones de “Saeta” llegó a la fachada del Ayuntamiento para enfilar la recta final, muy emotiva. En calle Veracruz, se giró para saludar a la Hermandad de la Piedad y llegar a la última calle, la calle Iglesias, donde le esperaba un gran número de personas.

La Virgen de Montemayor por la calle Iglesias. Foto: AI

Ahí, unos metros antes de llegar a la Plaza de las Angustias, el Coro que lleva su nombre le cantó bajo su iluminado rostro. Emocionados y mirándola a los ojos, le dedicaron “la Salve” interpretado con el corazón por todos los miembros del grupo. En esos momentos especiales, otra lluvia de pétalos, acompañados de diversos cohetes, daban colorido y sonido a la noche de Montemayor, que acabaría minutos después y casi dos horas más tarde de lo previsto.

Antes de eso, la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Victoria regaló algunas marchas más y la Virgen recibió dos fandangos compuestos por una Hermana frente a la Parroquia antes de despedirse de su pueblo hasta el próximo año.

En el templo, al igual que en algunos momentos del recorrido, los fieles volvieron a mostrarle sus sentimientos al grito de “Viva la Virgen de Montemayor” , tras haberle dedicado la última y emotiva “Salve”.

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La Virgen entrando en San Roque. Foto: AI

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