Salud
La experta en ‘Cocina Sin’ Pilar M. Labella, se incorpora a AION Sur
Me llamo Pilar M. Labella, y soy celíaca e intolerante a la lactosa. Desde bien pequeña siempre me gustó andar entre fogones y aprender a cocinar. Hace un tiempo, mi marido y yo decidimos abrir un barecillo de tapas, estuvimos buscando durante unos meses y al fin localizamos uno perfecto para nosotros. Estaba emplazado en el centro, en uno de los barrios residenciales por excelencia de la ciudad. Donde el paso del tiempo quedó en aquellas “casitas baratas” adosadas de los años 20, y de las que hoy en día aún quedan unas pocas.
El local no era muy grande pero su distribución nos venía como anillo al dedo. Tenía una cocina donde poder preparar buenas viandas, dos barras para atender a los clientes, y una zona que estaba diáfana que nosotros convertimos en zona de comedor con 5 mesas. Además, contaba con el extra de la terraza exterior, y ya contábamos con 5 mesas más.
Nos pusimos manos a la obra con un pequeño “lavado de cara”, pintamos, arreglamos la fontanería y la electricidad, compramos el mobiliario y los electrodomésticos. En una semana estábamos abiertos y parecía gustar mucho el concepto de comida casera.
Al poco tiempo de tener el local abierto, me diagnosticaron de celiaquía, y aunque ya vivía hacía un tiempo con dieta por la intolerancia a la lactosa, mi vida pegó un giro enorme. Y decidí hacer de mi enfermedad mi método de vida. Cambiamos el concepto del local y todo empezó a preparase sin gluten y sin lactosa. Pero decidimos no decir nada hasta no saber si tenía o no aceptación. Teníamos mucho miedo al rechazo por ser un tipo de comida diferente. Y así fue… cambiamos el tipo de cliente habitual, por un cliente más empático con mi enfermedad y que además pertenecía al colectivo de las intolerancias y alergias.
No fué hasta que un papá con un nene celíaco que preguntó si su hijo podía comer algo sin gluten, que me decidí a cambiar toda la información del establecimiento en cuanto a los platos que se servían en el local. Recuerdo que se acercó con miedo y hasta con vergüenza a contarme que su hijo era celíaco, y me contó un poco sobre su hijo. Le dije que me acompañase a la cocina, y le dije… tranquilo, yo soy celíaca e intolerante a la lactosa, pero no puedo decir que nuestra comida es así por miedo al rechazo. Que todo estaba debidamente etiquetado, y que podía comer todo, lo que había en la carta, porque todo era sin gluten. Su cara cambió, se dió la vuelta y le dijo a su hijo, enano aquí puedes comer todo, Mira que suerte hemos tenido.
Eso fue solo el comienzo. Ese cliente, nos trajo a más clientes, y fue el boca a boca lo que nos hizo crecer.
Tuvimos ayuda de amigos, de la Asociación de Granada, y de periodistas de reconocido nombre como D. Pablo Amate, o Fermín Cabanillas. Y Gracias a éste ultimo haremos una sección sobre nuestra dieta, platos dulces y salados sin gluten y sin lactosa, con el mismo sabor y textura de siempre.
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