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Empresas

La aceituna de Arahal, alimento “kosher” (apropiado o correcto) para los ciudadanos de Israel

 

C.GONZÁLEZ

Fotos: Claudio RAMÍREZ

Las empresas de Arahal cada vez apuestan más por el producto que da la tierra: la aceituna. Aunque nunca parece ser suficiente, porque, según los expertos, si toda la producción del término municipal (45 millones de kilos de manzanilla y 15 gordal) se entamara y envasara aquí no solo hubiera desaparecido el desempleo, sino que, posiblemente, vendría gente de la comarca a trabajar. No obstante, eso no son más que conjeturas. Lo cierto es que cada vez hay más empresas que apuestan por dedicarse al sector y, aquellas que ya se dedicaban, optan por ampliar sus instalaciones. La aceituna comienza a ser un valor en el mercado internacional, donde sube su consumo. En Arahal, por ejemplo, hay una empresa Garcioliva que exporta ya a varios países, entre ellos Israel, donde la aceituna de la localidad es producto “Kosher” (correcto o apropiado). Y no es la única.

La aceituna es un producto al que le pasa como al cerdo, dicen los empresarios que la trabajan. “Todo se aprovecha”. Y así es. Cuando se deshuesa, lo que supuestamente no vale, el hueso y pequeños restos de carne se emplean para biomasa y aceite con menor calidad.

La empresa Garcioliva de Arahal dedica el verano a preparar pedidos para exportar a distintos países como Israel, Argelia o Brasil. El encargado de la planta local, Raúl García, atiende una máquina de deshuesado arrimando durante todo el día grandes bombonas con capacidad para 120 kilos de aceitunas manzanillas. “En estas bombonas viajarán hasta Israel, tiene una capacidad de 120 kilos pero caben hasta 140 y, como en el barco, se paga por el volumen no por el peso, pues se llenan”, explica este joven que lleva toda la vida trabajando en la empresa familiar. Y lo explica mientras, de vez en cuando, come una aceituna, diciendo: “Están buenísimas, son de máxima calidad y de Arahal”.

Cada 10 minutos sale una de estas bombonas. El día del reportaje estaban preparando para exportar a Israel, un país que por su religión, la empresa ha tenido que pasar una serie de controles. En febrero de este año, un rabino llegó hasta las instalaciones de Garcioliva, situadas en el polígono agropecuario de la carretera Arahal/El Coronil, para revisar el proceso de elaboración en el que, por ejemplo, no se puede utilizar vinagre.

El rabino, que rezó en medio de la fábrica para el asombro de sus propietarios, vino a establecer lo que denominan “kósher”, parte de los preceptos de la religión judía que trata de lo que pueden ingerir o no los practicantes, basado en los preceptos bíblicos del Levítivo (uno de los libros del Antiguo Testamento y del Tnaj), según información recogida de la página wilipedia.org.

Raúl Garcia. Foto: A.I.

Las aceitunas que envían a este país está preparadas para el consumo y son de excelente calidad, al igual que la que parte para Brasil. “El agente comercial que viene a comprar para Brasil es un general de la Armada y siempre escoge la de primera calidad”. Los ciudadanos de Israel consumen 3 kilos de aceitunas de mesa habitante/año, según los últimos datos del Consejo Oleícola Internacional (COI). En este sentido, España es el principal productor y también consumidor, con 4 kilos habitantes/año. Las cifras se han multiplicado en todos los países por 2,7 en los últimos 25 años. El mayor incremento se ha registrado en los países integrantes del COI y de la UE (81,5%).

En la planta de Arahal trabajan, en estos momentos, dos mujeres pendientes de que las aceitunas que caigan en la bombona no lleven producto señalado o con alguna falta, además de varios hombres, plantilla que aumenta en la temporada del verdeo. La máquina deshuesa sin parar, dividiendo la aceituna sin hueso hacia un tapiz y la otra hasta una cinta que separa el agua, filtrando los restos del producto, y el hueso. El hueso sale limpiamente, sin dañar la aceituna lo que indica, dice Raúl, la calidad del producto.

Todo se aprovecha. Cada día sale una bombona de los restos, que se convertirán en aceite (no de calidad) y otra de los huesos que van destinados a otra empresa para convertirlos en biomasa, una vez tratados.

Garcioliva mueve más de 4 millones de kilos al año. Dispone de dos fábricas, una en Arahal (más reciente) y otra en Almensilla, otro pueblo de la provincia de la provincia de Sevilla. La familia de Raúl García lleva más de 30 años trabajando en el sector, no exento de dificultades que ellos suplen con muchas horas de trabajo, especialmente cuando llega el verdeo. En esta época, la fábrica hierve de actividad y pasan por la cinta cientos de kilos de aceitunas que se cocerán en las instalaciones.

Garcioliva, al igual que otras empresas del sector de Arahal, está a la espera de que llegue el verdeo con sus intensas jornadas de trabajo. Este año se prevé una cosecha de media a alta en este término municipal, mientras que en el Aljarafe, zona donde está situada su otra fábrica (Almensilla), las previsiones indican que apenas habrá producción.

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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