Arahal
José Antonio Martínez: «El proceso judicial que mató a Cristo estuvo lleno de irregularidades’
El doctor en Derecho de Arahal y pregonero de la Semana Santa de Arahal 2017 hace una revisión de todo el proceso que acabó con la muerte de Cristo y asegura que la intención no fue juzgarlo ‘sino ajusticiarlo’
F. CABANILLAS/C. GONZÁLEZ. Arahal
El proceso judicial que acabó con la muerte de Jesucristo estuvo plagado de irregularidades judiciales, además de que no tenía como fin juzgarle, sino ajusticiarle. Se justifica así en la revisión que ha realizado del mismo el abogado arahalense José Antonio Martínez, pregonero de la Semana Santa de 2017.
Martínez, Doctor en Derecho por la Universidad de Sevilla, ha realizado una revisión de todo el proceso que acabó con la muerte de Cristo. «Desde el punto de vista jurista fue infame por las innumerables irregularidades cometidas a lo largo del proceso, lleno de crasas y flagrantes ilegalidades e indefensión», ya que «el sumo Sacerdote ya tenía previsto dar muerte a Jesús».
Publicación
Por eso, explicaba en un artículo que publicaba la revista de la Hermandad Sacramental de La Esperanza, que decidieron «hacer una farsa de un juicio sin garantías jurídicas. Tenía apariencia de legalidad procesal y judicial, pero no era así. Presentaron testigos falsos, pero aún así, no lograron conseguir pruebas ciertas que le incriminaran en delito alguno».
Señala que admitir que era el hijo de Dios «fue considerado por el Sumo Sacerdote y por los allí reunidos como palabras blasfemas, y ello decidieron condenarle a muerte, y cuando fue conducido al gobernador Poncio Pilatos cambiaron la acusación, pues como la blasfemia no estaba castigada penalmente en Roma, se le acusó de prohibir pagar los impuestos y de que él mismo era Cristo, un Rey».
«Una vez que Poncio Pilatos interrogó a Jesús, se dio perfectamente cuenta que no era un criminal. No vio delito en las acciones de Jesús, y consideró que la pena de muerte era demasiado y que había sido entregado por envidia. Pero tanto el Sumo Sacerdote como el Consejo de Ancianos, convencieron al gentío para que pidieran la libertad de un preso llamado Barrabás, y la muerte de Jesús», señala.
Procedimiento penal
Además, hay otros aspectos a tener en cuenta. El procedimiento penal de Jesús «fue llevado a cabo a puerta cerrada y con un gran secretismo. Eso, en lugar de hacerlo durante la luz del día y con audiencia pública. Fue tan injusto que fue arrestado sin la declaración de dos testigos necesarios para que le imputaran, y sin haberle formulado acusación criminal», explica.
Pero hay más. Una de las irregularidades más llamativas era que el «delito» de blasfemia u omisión de pago de impuestos no estaba castigado con la pena de muerte, «a no ser que hubiese realizado sedición armada. Fue algo que Jesús no hizo, y aun así, Poncio Pilatos lo condenó a muerte sin pronunciamiento de sentencia condenatoria».
Muerte «ilegal» en la cruz
Incluso, la propia muerte en la cruz fue «ilegal». «Con el objeto de acelerar la muerte de los delincuentes, les rompían las piernas. Era una práctica conocida como crurifragium. Pero eso no se lo pudieron hacer a Jesús, pues cuando lo intentaron ya estaba muerto como consecuencia de que un soldado romano llamado Longino le atravesó con una lanza el costado».
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