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Cultura

Hospital de la Santa Caridad y Misericordia: 500 años de asistencia, sanando cuerpos y espíritus

 

El Hospital de la Santa Caridad y Misericordia fue pionero en métodos asistenciales que perviven hoy en los centros sanitarios de la actualidad

 

Cuando entras en las instalaciones del antiguo Hospital de la Santa Caridad y Misericordia, cuesta pensar 500 años después de su fundación, que entre esas paredes y ese suelo abandonaron su alma tantas personas o encontraron cobijo y cura en tiempos en los que era difícil sobrevivir.

Para que la población se hiciera una idea de la importancia de este hospital, pionero en muchos sentidos en España, el profesor y doctor José María Martín presentó esta semana una conferencia cargada de datos históricos sobre parte de estos cinco siglos de vida. Conferencia que completará su padre, Rafael Martín, el próximo día 12 en la Sala de Cabildos de la Hermandad del mismo nombre, dentro del programa para la celebración del V Centenario de dicho Hospital.

 

Josá María Martín dando la ponencia sobre la historia del Hospital del Santo Cristo. Foto: AION.

Josá María Martín dando la ponencia sobre la historia del Hospital del Santo Cristo. Foto: AION.

 

El Hospital del Santo Cristo de Arahal fue fundado en el año de 1516 por iniciativa de los hermanos cofrades de la Hermandad de la Misericordia, constituida en 1501 bajo la advocación de la antigua imagen del Cristo de la Misericordia. En esa época, la pobreza se había convertido en una oportunidad para la práctica de la caridad. La primera de las intenciones, sobreentendida y recogida en pleitos posteriores que se dieron a lo largo de su existencia, el principal objetivo era atender y cuidar a los pobres tanto de Arahal como de fuera, además de atender sus enterramientos.

Pero ese primitivo hospital, no era lo que hoy entendemos por centro sanitario de estas características. Así lo explicaba en el comienzo de su disertación el doctor José María Martín. Nació para responder a “la imperiosa necesidad de atajar y hacer frente al grave problema de la mendicidad y pobreza que asolaba a la sociedad castellana del momento”.

Por tanto, el hospital en sus inicios era una especie de refugio u hospicio porque sus moradores “recogían y atendían a personas sin recursos, a quienes padecían dolencias incurables, discapacidades e incluso a personas mayores a las que se apartaba de la calle y se les ofrecía un sustento básico, consistente, en el mejor de los casos, en alimentación, alojamiento y asistencia espiritual”.

Además, continúa José María Martín, se les brindaba cristiana sepultura a los que allí fallecían; “no en vano, el auxilio funerario constituyó, junto al culto público y las procesiones, uno de los pilares básicos de la acción institucional de las cofradías modernas, y uno de tantos vínculos entre éstas y sus hospitales”.

Hambrunas, enfermedades terribles y epidemias

Imaginen que en esos tiempos la ausencia asistencial era la tónica y la población sin recursos para subsistir estaba continuamente golpeada por hambrunas, enfermedades terribles y epidemias. Fue el caldo de cultivo para que surgieran las hermandades, sociedades que potenciaba el papel de la solidaridad entre fieles. Llegaron para ocupar ese espacio asistencial entre la vida y la muerte, garantizando no sólo el cuidado necesario, sino el tan importante tránsito. “Lograr tener una buena muerte, asistida en lo espiritual y digna, se convirtió en el primero de los deseos para los contemporáneos; una forma de consuelo que ayudaba a rebajar los pesares de un Purgatorio descrito de manera terrible por el imaginario cultural”, cuenta el profesor Martín.

Hasta 1630, el hospital fue gestionado por la Hermandad que contrataba a santeros o ermitaños a sueldo para atenderlo, así figura en una de las fuentes documentales citadas por el autor de la conferencia, la causa planteada por Gonzalo de Saavedra contra la Cofradía de la Misericordia en 1604, donde declara haber sido “responsable de su mantenimiento y del enterramiento de los pobres enfermos”.

Y, a partir de la segunda mitad del siglo XVII, el Hospital de la Misericordia se convertiría en un centro asistencial concertado, o lo que es lo mismo, un hospital cedido a un tercero, en este caso a las distintas órdenes hospitalarias, para que fueran éstas quienes gestionaran el centro íntegramente y de manera exclusiva.

Para entonces se había incrementado el número de personas buscando auxilio y avanzado la especialización de la disciplina médica. La primera de las órdenes que se hizo cargo del hospital fue la de los Hermanos Ermitaños del hábito de San Pablo (1639/1661) y la segunda los Hermanos Enfermeros Pobres, conocida popularmente como los obregones o los hermanos hospitaleros de la Congregación del Venerable Bernardino de Obregón. Hay bastante documentación de esta época porque en ella arranca el Archivo de la Hermandad de la Misericordia.

 

Las Hermanas del Rebaño de María en el antiguo Hospital del Santo Cristo. Foto cedida por Alfonso Pereira.

Las Hermanas del Rebaño de María en el antiguo Hospital del Santo Cristo. Foto cedida por Alfonso Pereira.

La revolución en el método de los Obregones

Los Obregones fue una orden que revolucionó hasta ese momento la manera de trabajar, principalmente en el método, ya que todo quedaba registrado en documentos que han llegado hasta la época actual, desde aspectos de gobierno hasta cuestiones de índole económica o terapéutica. De hecho estaba entre las tres órdenes más importantes que existían en aquella época en España.

En la documentación referente a esta época se encuentran datos tan curiosos como la obligación de los hermanos de preparar la iglesia para la celebración del Jueves Santo, percibir las limosnas y realizar las obras necesarias en las instalaciones. Seis era el número de hermanos que atendían el hospital y llegando hasta nueve en periodos de infecciones epidémicas.

La orden estaba perfectamente organizada, con un Enfermero Mayor encargado de nombrar al resto de los hermanos y supervisar todo, desde el menaje hasta dar cuenta de cualquier tipo de incidencias. El resto de enfermeros llevaban un control absoluto de la atención al enfermo, desde las dolencias que presentaban, los alimentos y tratamientos que se le suministraban para remitir los síntomas. Base de la atención sanitaria moderna sin duda. Junto a estos enfermeros, también trabajaban en el hospital el cirujano, el barbero y sangrador, el boticario, la lavandera y el cocinero. La figura del médico se incorpora en el siglo XVIII.

Juan Leonardo Malo Manrique

Era una época en la que la población vivía entre la necesidad, la escasez y la pobreza, sin ningún tipo de respaldo sanitario. De ahí que surgieran organizaciones religiosas de laicos con el propósito de atenuar esta situación de crisis.

José María Martín va documentando toda su conferencia y hace también referencia al testamento del indiano Juan Leonardo Malo Manrique (1730) en el que advierte la necesidad de “ampliar las dependencias del Hospital ante la afluencia de tantos enfermos”. Dice en este testamento que lo primero es “comprar un sitio capaz y competente en la dicha villa del Arahal mi patria, inmediato al hospital de la Misericordia y labrar de nuevo a toda costa una Iglesia desde sus simientos (sic)” exponiendo también que en esta ampliación se incluyan una o dos salas de enfermería para añadir al hospital.

Más cercana en el tiempo, en 1897, resulta la llegada a Arahal de las Hermanas del Rebaño de María, que estuvieron en el hospital hasta 1991. En más de un siglo de estancia, se dedicaron a la asistencia sanitaria, al recogimiento y ayuda a los pobres a modo de asilo e incluso realizaron funciones de docencia dirigida al elevado número de niños abandonados en las calles de Arahal.

El agradecimiento por su labor está muy presente en esta localidad en sus relativamente nuevas instalaciones. Pero aún hoy, para muchos vecinos, siguen llevando la herencia del nombre que sustentaron por más de un siglo: son las monjas del Cristo.

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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