Un homenaje más que merecido

Jesús recibiendo la placa de manos del alcalde. Foto: AI

30 de mayo de 2016. Esa es la fecha. Ese es el día que quedará ya grabado en letras de oro en la memoria de Jesús Brenes Gómez “Motita”. Pero no solo en la de él, sino en la de todo el atletismo arahalense.

Han sido muchas carreras, un montón de victorias y un sinfín de podios y magníficas actuaciones a todos los niveles los que han llevado a que ayer Jesús, nuestro “Motita”, fuera el protagonista en la parte inicial del pleno.

Por fin, tras muchos años de esfuerzo, trabajo, entrega y sacrificio, el Ayuntamiento de Arahal, en nombre de todos los ciudadanos del pueblo, hace justicia con un corredor único, diferente y sencillamente magistral.

Quizás, como ya apuntó ayer su compañero, amigo y “hermano” Juan Javier Carrasco, este reconocimiento llega un poco tarde, una sensación que comparto. Por palmarés, el atleta local atesora méritos para haber sido galardonado mucho antes. Su currículum, con numerosos campeonatos autonómicos y nacionales, carreras populares y medias maratones, habla por sí solo. Ponerse ahora a repasarlo significaría prácticamente no terminar este artículo, lo que demuestra su brillante trayectoria que, por supuesto, no ha acabado aún.

Jesús con miembros de los compañeros del Ohmio. Foto: Ohmio Arahal.

“Motita” tiene cuerda para rato y piensa seguir demostrándolo. Porque más allá de los triunfos y los trofeos y de no poder gozar de una vida profesional de deportista por sus condiciones laborales, disfruta con lo que hace. Siente pasión corriendo y hace fácil lo que al resto de los mortales nos parece casi imposible. Él es feliz entrenando y haciendo deporte al lado de sus compañeros.

Al igual que lo es en los demás ámbitos de su vida. En el trabajo o con sus amigos y familia. Allí donde esté, su modestia, su humildad, su alegría y su sensacional forma de ser van por delante. Sus valores personales son tan admirables que no han pasado desapercibidos para nadie y han sido tan o más importantes que los éxitos deportivos para que el pueblo de Arahal se rinda a sus pies.

Él no lo pretendía ni tampoco lo pedía, a diferencia de muchos que lo conocemos, para quienes era de justicia que Jesús tuviera en su casa esa placa que reconoce su grandeza como deportista y, como no, como persona.

Como habrán comprobado, hablar de Jesús es, para alguien que lleva varios años siguiéndolo en cada carrera y cubriendo sus victorias, perder la objetividad en este artículo. Sin embargo y paradójicamente, creo que no hay forma más objetiva de hablar de él que con estas líneas. ¿O acaso no es cierto lo que se dice?

Y sí, es vedad que me cae muy bien. He de reconocerlo. Pero, ¿Y a quién no? Hasta el momento, no he conocido persona que escuche su nombre e inmediatamente no se le ponga una sonrisa en su cara. Porque Jesús es eso: felicidad, sencillez y, como dijo el alcalde en el acto, “buena gente”. Jamás he visto ni siquiera a un contrario o a un rival tener un mal gesto con él, por más que tiremos de archivo o hemeroteca.

Jesús, en la puerta del Ayuntamiento, con más compañeros. Foto: Ohmio.

Ni una palabra de más, ni una más alta que la otra, ni un simple enfado con nadie. En todo caso, consigo mismo cuando las cosas no le salen como se merece. Cuando el trabajo y la constancia no dan sus frutos en un deporte tan sacrificado como este, donde un segundo o centésima puede llegar a ser tan importante. O cuando las lesiones se hacen presentes impidiéndole darlo todo en cada prueba. Ahí sufre, en esas situaciones lo pasa mal como el resto de deportistas, pero siempre sale adelante. Sobre todo con más y más dedicación (no hay más que verlo corriendo a las 6 de la mañana antes de irse a trabajar o en la media hora de bocadillo). Cuando el resto de los mortales duermen o descansan, él se prepara. Pero, además, es importante es estos momentos difíciles por los que pasa todo deportista, la ayuda de los suyos y de su entorno, que no es precisamente reducido. Y él lo sabe sobradamente.

Por eso Jesús, además, es agradecido. Siempre se acuerda de los que están con él, como hizo ayer en el pleno cuando le tocó tomar la palabra. Sus hermanos, sus padres, su pareja, sus compañeros del Ohmio, su entrenador durante casi toda su carrera (José Ramón Parrilla)… serán para siempre personas a las que mostrará su agradecimiento, así como a todos los que lo apoyan cada día.

De ahí la palabra más empleada ayer en su intervención ante amigos y familiares: GRACIAS. Él no es mucho de hablar en micrófonos y cámaras. Es más de hablar dentro de las pistas, pero nunca ha renunciado a una entrevista, jamás se ha negado a hablar en público cuando un servidor se lo ha solicitado. Para estas cosas y muchas otras, el “NO” no forma parte de su vocabulario. Y lo demuestra cada día: en sus gestos, en sus acciones, en su forma de ser.

Por ello, José María Gamboa, Rafa García o Javi Carrasco no podían evitar emocionarse en un emotivo acto como el de este lunes. Son muchos recuerdos, muchos momentos compartidos con él y, casi todos (por no decir todos) son buenos y maravillosos.

Como dijo “el pena”, aquel espigado niño que de pequeño hacía natación y balonmano para después enfundarse las zapatillas se convirtió en hombre dentro de la familia del Ohmio. Muchos como él lo vieron crecer siguiendo siempre la dirección correcta.

Una dirección que seguirá tomando en los próximos años, en los que continuará llevando el nombre de Arahal a lo más alto en cada prueba de nuestra geografía española. Estoy seguro de que será así y de que los éxitos seguirán llegando. De ahí, que en un tiempo no muy lejano, este reconocimiento se haga insuficiente y haya que completarlo con algún otro: quizás con su nombre en alguna calle o en alguna instalación deportiva, como ya otros deportistas de la localidad tienen. Méritos, como ocurre con profesionales de élite como Dany Torres, le sobran desde luego.

Él ya ha dado mucho al atletismo y al deporte local. Por eso, ahora, hay que tomar esa palabra que él tanto usa y devolverle los agradecimientos por, simplemente, ser como es: un ejemplo para pequeños y mayores.