Estrella Morente y Rafael Riqueni, a punto de sacar su gran tesoro: el disco homenaje a La Niña de los Peines

AIONsur

Lo que Arahal une, que no se separe. Era algo que estaba en el ambiente, y que finalmente verá la luz en los próximos días, tras verse sus protagonistas por última vez en el teatro de Arahal hace dos semanas. El guitarrista sevillano Rafael Riqueni y la cantaora granadina Estrella Morente sacarán al mercado en los próximos meses el primer disco que homenajeará a Pastora María Pavón Cruz, La Niña de los Peines, un trabajo grabado en la prisión Sevilla I durante la estación en la misma de Riqueni en 2015.

Se trata de un trabajo que está terminado y editado, y que todavía no tiene fecha de salida al mercado, como ha explicado a Efe Estrella Morente, que se ha mostrado muy ilusionada con el resultado de un trabajo que supone un homenaje a la cantaora nacida en Sevilla el 10 de febrero de 1890 y fallecida en la misma ciudad el 26 de noviembre de 1969.

El disco ha sido todo un reto, ya que en julio de 2015 Rafael Riqueni ingresaba en prisión por un delito menor cometido en 2010, obteniendo el tercer grado en octubre del mismo año, pero la cantaora lo visitó en la cárcel en varias ocasiones para sacar adelante un proyecto que ella ha definido como «uno de mis tesoros».

Un trabajo que incluirá garrotines, alegrías, solares o seguirillas, con especial detenimiento en las bamberas, palo flamenco creado por La Niña de los Peines, reelaborado en 1970 por Fosforito, acompañado de Paco de Lucía, y que incluso el padre de Estrella, Enrique Morente, interpretó a su modo en su disco ‘Lorca’ (1999).

Ambos artistas, Riqueni y Morente, mantienen una estrecha relación musical, que tuvo su último capítulo el pasado 17 de junio, cuando el guitarrista fue homenajeado en la jornada culminante del XVI Memorial La Niña de los Peines, en el festival ‘Algurugú’ de Arahal (Sevilla), donde acompañó a Estrella Morente ante un teatro municipal abarrotado de público.

Un homenaje que supone el reconocimiento del mundo flamenco a uno de los guitarristas de referencia para el flamenco actual, que recibió el galardón denominado ‘Verde que te quiero verde’, el máximo galardón honorífico del festival arahalense.

El recital y la entrega del premio supuso el reconocimiento a un guitarrista nacido en Sevilla en 1962, al que se considera uno de los más grandes maestros de la historia de la guitarra flamenca, que ha recibido, entre otros, el Premio Andalucía de Cultura, el Premio Nacional de la Crítica, el Giraldillo a la Maestría de la XVIII Bienal de Flamenco y el Premio AIE.

Una cantaora inigualable

La Niña de los Peines fue una cantaora gitana flamenca considerada como una de las voces más importantes en la historia de este arte. Su auténtico nombre era Pastora María Pavón Cruz.

Nació de cuna gitana, su padre fue el cantaor Francisco Pavón Cruz, conocido como «El Paiti», natural de El Viso del Alcor, aunque se crio en Tocina, y su madre fue Pastora Cruz Vargas natural de Arahal, y sus dos hermanos Tomás Pavón y Arturo Pavón, también cantaores.

A los ocho años realizó su primera actuación pública, cuando fue contratada en una caseta de la Feria de Sevilla para sustituir a su hermano mayor. En 1901 debutó en Madrid, en el Café del Brillante, donde conoció a Ignacio Zuloaga que la convenció para actuar en Bilbao en el Café de las Columnas.

En junio de 1922 participó como miembro del jurado en el Concurso de Cante Jondo de Granada, en el que el gran Antonio Chacón ofició como presidente.

Fue amiga de Manuel de Falla, Julio Romero de Torres, que la pintó en uno de sus lienzos y Federico García Lorca a quien conoció en casa de La Argentinita. Lorca la citó poéticamente en sus escritos. «Jugaba con su voz de sombra, con su voz de estaño fundido, con su voz cubierta de musgo».

Viajó por toda la geografía española compartiendo escenario con los artistas flamencos más famosos del momento, entre ellos los cantaores Manolo Caracol, Pepe Marchena y Antonio Chacón, o los guitarristas Ramón Montoya y Melchor de Marchena entre otros muchos.

Poseedora de una gran inteligencia natural a pesar de carecer de cualquier tipo de estudio, profetizó ya en 1934 el cambio en los gustos del público: «No me puedo quejar del público, pero veo que el cante va por mal camino. A la gente ahora no le gusta más que el cante malo».

Tras el paréntesis de la guerra civil continuó su actividad con diversos espectáculos como Las calles de Cádiz de Concha Piquer o España y su cantaora que se estrenó en Sevilla con gran éxito.

En 1961 se le rindió un homenaje nacional en Córdoba con la participación entre otros de Antonio Mairena y Juan Talega. En 1968 fue inaugurado un monumento en su honor, situado en la Alameda de Hércules (Sevilla), obra del escultor Antonio Illanes.2 Más tarde se realizó otro como reconocimiento de la ciudad de Arahal, localidad a la que estuvo vinculada por su madre.

Falleció en Sevilla el 26 de noviembre de 1969, poco después que su marido el también cantaor Pepe Pinto, con quien se había casado en 1931.