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Cultura

En 1974 se descubrieron unas galerías subterráneas en Arahal que hoy están enterradas

CRÓNICA DE UN PASEO POR LAS GALERÍAS SUBTERRÁNEAS EN 1974 por Antonio Nieto.

 

 

A.SOLANO/C.GONZÁLEZ

Fotos actuales: C. RAMÍREZ

En 1974  se descubrieron unas galerías subterráneas en Arahal que hoy están enterradas. El cronista oficial de la ciudad, Antonio Nieto Vega, explica paso a paso en un artículo la visita que hizo a las instalaciones, muy similares a las que recientemente se han abierto en Alcalá de Guadaíra como reclamo turístico. Según todos los testimonios que Arahal Información está reuniendo en un vídeo (que se publicará en breve) la localidad se asienta sobre esta galerías que recorren el pueblo, desde la Plaza Vieja hasta la Fuente del Pulpejo, pasando junto a la Iglesia del Cristo, la de San Roque y la Victoria. 

 

Galería que aún permanece intacta en los primeros metros de la carretera Carmona. Foto: C. Ramírez.

 

Hay testimonios sobre estas galerías que aseguran que están en numerosos lugares del pueblo pero es imposible de momento acceder a ellas. En el barrio donde hubo en 1974 constancia de su existencia, tal como cuenta Antonio Nieto, están tapadas o cegadas, pero hay vecinas y vecinos de más edad que las recuerdan, han aparecido a la hora de hacer cimientos nuevos o cualquier obra como la del alcantarillado.

Pozo de casa de Ana Antequera con galerías que recorren el subsuelo de la casa.

Las calles donde se realizó el trazado de ese tramo recorrido por el cronista de la ciudad, el maestro de la villa, Manuel Cortés, y el fotógrafo, Manuel González, están al que se denominaba «Barrio del agua». Comprende principalmente la Plaza Vieja y las calles de su entorno, como Mina, Pilar, La Huerta, Perpetuo Socorro hasta llegar al mismo Faro, donde había un pilar, abrevadero, con dos salidas de agua. Según Antonio Segura Reina, un vecino que lleva toda la vida en el barrio, «ese agua era de manantial y lo más raro es que la de un grifo estaba más buena que la del otro», cuenta.

 

Foto: Manuel González.

Las galerías tienen en algunos tramos la altura y anchura suficiente para pasar sin dificultad y conducían aguas de algún remanente o manantial subterráneo, agua potable. Hay tramos que se han cerrado, con cimientos de viviendas o restos de obras.

La forma y materiales utilizados son similares a las que los espeleólogos Geos han estudiado en  el acueducto subterráneo de Alcalá de Guadaira que suministraban agua a Sevilla. Las paredes son de piedra y, según Antonio Nieto, en los restos de obra de la calle visitada en 1974 había tégula romana, es decir una teja de terracota típica de esos años.

Leyenda urbana

La existencia de estos túneles se ha considerado siempre una leyenda urbana. Incluso contaban que había personas que se metían por estas galerías para recorrer y «vigilar» el pueblo. A través de ellas, llegaban hasta la misma casa consistorial para escuchar, desde los respiraderos, las conversaciones ajenas. Pero estas afirmaciones son solo eso, leyenda urbana, sin confirmar y con una base cierta y comprobada, existen las galerías que recorrían buena parte del pueblo, porque durante las obras del nuevo alcantarillado se han visto.

Por ejemplo, uno de los puntos donde se supo de su existencia fue en la calle San Roque y entrada de la iglesia convento de este barrio. Galerías que quedaron también tapadas junto con la red del alcantarillado. Después de adelantar la preparación de este reportaje en las redes, han llegado numerosos testimonios que apuntan la existencia de dichas galerías en San Roque, calle Victoria y entrada de la carretera de Morón de la Frontera: en este último lugar hizo el alumnado del IES Europa un trabajo y exposición, acompañado por su profesorado.

Ana Antequera.

Testimonios

Ana Antequera, una vecina de la calle Pilar, tiene un pozo en su casa desde el que se puede ver las bocaminas hacia diferentes estancias de la casa. Y explica que, antes de vender una parte de la original (que pertenecía a su hermano), bajaba a la galería subterránea, por una escalera que ahora está tapada, junto a su cocina. Y de allí cogía el agua necesaria para la casa. Muchas vecinas venían también a por ella.

De hecho, el bisabuelo de Ana Antequera curtía pieles en lo que ahora es el corral de la casa, donde había tinajas de piedra para almacenar el agua para esa actividad. Cuenta que después su madre las utilizó para blanquear la ropa con agua y ceniza.

El registro desde donde accedieron a la galería en 1974, estaba en la esquina entre Perpetuo Socorro y calle Mina. Y hay más testimonios, como el de Vicenta García de 75 años. Ella dice que el vecino llegó hasta su casa a través de una de esas galerías cuando estaba haciendo los cimientos de una nueva vivienda.

La presencia del agua en este entramado de calles está en todas las conversaciones cuando se habla de esos años. «Por la calle Pilar, que antes era de piedra, bajaba el agua todo el día», dice Ana Antequera. Y uno de los empresarios de la Plaza Vieja, Antonio Rodríguez (Electromuebles Quito) explica que, cuando arreglaron la Plaza Vieja, junto a su tienda, dejaron un registro abierto porque «debajo había restos arqueológicos y galerías. Bravo (Manuel Bravo, el que fuera alcalde de Arahal) dejó esta tapadera para poder acceder a ellos». Durante las obras de reforma de la Plaza de Abasto también pudieron comprobar la existencia de estas galerías cuando comenzaron a destapar para hacer los cimientos.

Posiblemente seguirán saliendo testimonios sobre esta galerías de quienes han sido testigos de su existencia. Unas galerías que recorren las entrañas de Arahal desde la época romana y que apunta a la posibilidad de que esta localidad fue un importante asentamiento en esta era.

 

 

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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