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Arahal

El último alumno de Rodríguez de la Fuente se jubila tras medio siglo en la base de Morón

El último alumno de Rodríguez de la Fuente se jubila tras medio siglo en la base de Morón

El arahalense Rafael García Humanes es el último halconero alumno de Félix Rodríguez de la Fuente que queda en la cetrería de la Base Aérea de Morón. Se jubila el próximo 22 de octubre después de 48 años trabajando en estas instalaciones militares. Y su familia quiere hacerle un homenaje el próximo jueves, visitando su lugar de trabajo donde se ha convertido en uno de los mejores expertos que hay en España en entrenamiento de halcones, además de conseguir que desde 1972 en el aeródromo no se hayan quedado ni un solo día sin vuelos.

Rafael García Humanes lleva unos días nervioso, quiera que no empieza a despedirse de un trabajo que ha realizado durante 48 años, es el trabajador en activo que más tiempo lleva en la Base Aérea de Morón, dice que ha conocido «a 20 coroneles». Entró recién cumplidos los 17 años en las instalaciones militares como aprendiz de cetrería en la denominada Operación Bahari, un servicio de halcones que puso en marcha el Félix Rodríguez de la Fuente.

Rafael García Humanes, segundo empezando por la derecha, recién entrado a trabajar en la base aérea acompañado de sus jefes y compañeros.

El octavo de once hermanos

La historia de Rafael García Humanes empezó en realidad el 27 octubre de 1972, cinco días después de cumplir 17 años. Fue uno de los candidatos para entrar a trabajar en el recién instalado servicio de halcones de la Base Aérea de Morón. Su cuñado, Emilio Maldonado, habló para que le hicieran la entrevista, tan seguro estaba de que el trabajo lo sacaría adelante. Y así fue como comenzó, sin saber nada de pájaros ya que hasta entonces sólo había trabajado en una tienda porque en 5º de EGB tuvo que dejar los estudios y ayudar económicamente a su familia, era el octavo de once hermanos.

El primer maestro de cetrería que tuvo fue Bernardo Gómez Cilleruelo, hombre de confianza de Rodríguez de la Fuente en la puesta en marcha de un proyecto que inició primero en dos aeródromos, Barajas y Torrejón. El tercero fue la Base Aérea de Morón donde, por entonces, tenían un verdadero problema con los sisones, un ave propia de zonas agrícolas, no en vano las instalaciones militares están rodeadas de tierra de labor, con olivos, trigales y girasoles.

Cuando Gómez Cilleruelo se fue en 1975, se incorporó como gestor de la empresa Jesús Brizuela que ha seguido dando el servicio hasta 2018, año en el que los sustituye su hijo Fernando Brizuela. En todas estas fases, Rafael García ha estado, hasta el próximo 22 de octubre, día en el que se jubila.

 

Rafael García Humanes junto a su compañero Fernando Brizuela, en las pistas de la Base Aérea de Morón.

Último alumno de Rodríguez de la Fuente

«Félix Rodríguez de la Fuente era un atleta», con esta primera frase empieza la descripción que el arahalense Rafael García Humanes hace del famoso naturalista para cuya empresa estuvo trabajando durante diez años, de 1972 a 1982. Guarda religiosamente los contratos y nóminas con el nombre de esta empresa pionera en España en poner halcones en los aeropuertos para evitar que los pájaros provocasen accidentes. Este proyecto se denominó Operación Bahari y empezó en los aeródromos madrileños de Baraja y Torrejón de Ardoz (Madrid).

Durante los primeros años, Félix Rodríguez de la Fuente iba a las instalaciones militares de Morón (en término municipal de Arahal) dos o tres veces al año. Y siempre salía con los halcones, «hasta que no cazaban algo, no volvíamos y había días que andábamos kilómetros y kilómetros corriendo por las veredas», cuenta Rafael que asegura haber aprendido mucho junto al naturalista. Insiste en que fue una suerte para el cetrero conocerlo y aprender de él y de los jefes que ha tenido en este servicio donde, en la actualidad, él es el maestro.

«Cuando iba con él al campo, a todo lo que se movía le ponía nombre, tanto el vulgar como el científico. Yo lo llamaba doctor y aprovechaba para hacerle preguntar sobre cómo adiestrar a los halcones. Me explicaba cómo debía volarlos. El doctor era muy exigente», cuenta el cetrero.

Cinco halcones con nombre de la Edad Media

En la Base Aérea de Morón de la Frontera se implantó el proyecto en octubre de 1972 y fue con cinco halcones: Berenguela, Doña Sol, Jimena, Carla y Pristalejo. «Son nombres dedicados al origen de la cetrería que se sitúa en la Edad Media». Rafael García Humanes vivió este proyecto en la base desde primera hora y cuenta su evolución.

Antes de tener este servicio para el control de aves, hubo que suspender 12 días de vuelos en los diez primeros meses de 1972, a causa de la existencia de pájaros en las pistas. Los aviones que más problemas tenían eran los F-5, y el cetrero dice orgulloso que «desde que se estableció el servicio, no se ha perdido ni un día de vuelo por este motivo» a pesar de que todos los aviones han ido evolucionado, son más potentes y con más riesgos.

Rafael trabaja doce horas diarias, de las 8 de la mañana a las 8 de la tarde. Y empezó cuando la carretera a las instalaciones militares desde Arahal eran sólo un camino, apenas transitable, sobre todo cuando llovía. «Me iba en una moto de 49 que tenía y, si el camino estaba embarrado, daba la vuelta por la carretera de Morón o por la de Utrera». En estos años, el mundo de la cetrería ha cambiado, desde aquellos comienzos con Rodríguez de la Fuente cuando los halcones se recogían de los nidos en el campo y se adiestraban poco a poco. Ahora es más rápido porque los halcones se crían en granjas y ya vienen acostumbrados a la presencia humana.

 

El último alumno de Rodríguez de la Fuente se jubila tras medio siglo en la base de Morón

Rafael con su mujer, Eloísa Antequera, en el patio de su casa de Arahal.

Rafael dice adiós a 48 años de trabajo

El trabajo de Rafael es estar cada día a la intemperie, en las pistas, en continuo contacto con la torre de control. Y, a veces, cuando se pierde un pájaro, tiene que salir a buscarlo. «Ahora es fácil porque llevan GPS pero antes nos podíamos llevar días por caminos llamándolos. Uno de los que se perdió, llegó a Puerto Real (Cádiz)», explica el cetrero.

Esto se suma a los cuidados que necesitan los halcones como alimentarlos siguiendo medidas estrictas marcadas por el peso, «no pueden comer hasta estar hartos porque de lo contrario no cazan». Además los entrenan durante meses hasta que están preparados para salir a las pistas.

En estos últimos días, Rafael García prepara su despedida y quiere hacerlo con su familia, con su mujer Eloísa Antequera Morilla, sus cuatro hijos, «todos varones» y seis nietos. Han solicitado poder ir a visitarlo a la cetrería de la Base Aérea de Morón. Porque ellos han estado siempre a su lado en las largas horas de trabajo y se han acostumbrado a verlo llegar con un halcón joven del que no se podía despegar durante los primeros días de adaptación.

El arahalense dice adiós a 48 años de trabajo en los que ha disfrutado y aprendido hasta convertirse en uno de los principales expertos de España en cetrería y empezó de la mano del más grande, Félix Rodríguez de la Fuente.

 

Rafael García Humanes, 43 años de halconero en la Base Aérea de Morón

 

Una mañana con los halconeros de la Base Aérea de Morón

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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