«El tren Málaga-Sevilla ha descarrilado en Arahal», un año de un suceso que sigue en tribunales

«El tren Málaga-Sevilla ha descarrilado en Arahal», un año de un suceso que sigue en tribunales. “El tren de pasajeros que realizaba esta mañana el trayecto entre Málaga y Sevilla ha descarrilado a su paso por un tramo de la localidad de Arahal, causando heridas a varias personas”. Eran poco más de las 10.30 del 29 de noviembre de 2017 -hoy hace justo un año- cuando AION Sur emitía esta información de urgencia.

Había descarrilado un tren en mitad de una jornada de lluvia que llegó tras una noche de diluvio, con tramos de la vía férrea sensiblemente afectados por el agua, y uno de esos tramos cedió, provocando el accidente. Sólo la casualidad de que el tren descarrilase unos metros antes de un pequeño túnel hizo que el convoy no diese de frente con sus paredes. Las consecuencias habrían sido fatales.

Desde el momento en que se produjo el suceso se produjeron las horas más largas de las vidas de los 37 heridos -cifra que ADIF reduce a 29-. Incluso, la compañía informó de que el suceso se produjo a las 10:21, cuando el informe oficial cita que fue a las 10:07, lo que se ha ido sabiendo con el paso de los meses, ya con documentación oficial en la mano.

ADIF -responsable de todas las infraestructuras ferroviarias españolas excepto los trenes- informada de el descarrilamiento se había producido a las 10:21, cuando se saló de la vía el tercer vagón, que no había llegado a volcar, sin precisar en un primer momento el alcance de las heridas de las personas afectadas, cerca de un tramo cortado por las lluvias entre Arahal y El Sorbito, a la altura del kilómetro 19 de la vía.

Los servicios de emergencia se desplazaron a la zona, apoyados por un helicóptero para evacuar a los heridos, debido a que se encontraba en un punto en el que, por carretera, sólo se podía acceder a través de una vereda.

De hecho, agricultores que trabajaban en la zona fueron sido los primeros en atender a los heridos, mientras llegaban los servicios de emergencia. AION Sur movilizó a tractoristas para abrir camino a ambulancias y Protección Civil en medio del barro, y una hora después los heridos ya estaban siendo atendidos.

Expediente abierto

La Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios, órgano del Ministerio de Fomento, abrió el “Expediente 0055/2017”, para estudiar el caso de forma paralela a la Justicia. El resumen del expediente dice textualmente: “Accidente por descarrilamiento, sucedido el 29/11/2017 a las 10:07 horas, en el PK 20+350 de la línea 422 Bif. Utrera-Fuente de Piedra (T.M. de Arahal, Sevilla). El tren de Media Distancia 13901 descarrila por completo (3 coches) al pasar por un tramo de vía deformado causado por un desguarnecido de balasto, provocado por la escorrentía y las inundaciones producidas tras las fuertes lluvias de las horas previas. El tren recorre 410 metros antes de su detención, volcando el coche de cola. Se producen numerosos heridos. Los daños resultan cuantiosos y la vía queda interceptada con graves desperfectos”. Este expediente cita, efectivamente, que el accidente ocurrió 14 minutos antes de las 10.21, la hora comunicado inicialmente.

Para los heridos, sólo dos de gravedad que aún siguen convalecientes, comenzaba un calvario sanitario y de tribunales, y un proceso de denuncia conjunta que fue desestimado el pasado 9 de octubre en la vía penal, al entender la jueza de Marchena que no había responsabilidades penales en este caso.

Los afectados, que están representados en distintos grupos y por distintos abogados, no se ponen de acuerdo ahora en si recurren el archivo o van a la vía contencioso-administrativa, donde podrían acceder a subvenciones por el daño sufrido.

El caso fue archivado inicialmente por la titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Marchena, en un auto que entiende que «no ha quedado acreditada ni siquiera indiciariamente una negligencia de carácter penal que fuera susceptible apreciar la comisión de un delito».

Entre los informes, la juez destacaba los aportados por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) y la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), así como se ha estudiado el recorrido del convoy, especificando que el maquinista habría cumplido con todas las instrucciones precisas en el recorrido.

Así, señala que el maquinista cumplió con las ordenes de parar en Arahal, aunque no tenía parada fijada, para recoger un boletín de órdenes, y que en tramos de una limitación de 30 kilómetros por ahora los llegó a pasar a 21.

Sobre el lugar donde se produjo el accidente, cita que unos 200 metros antes observó que faltaba parte del balasto de la vía, con lo que decidió «frenar con urgencia a la máxima presión de freno posible».

«La máquina no podía frenar automáticamente en seco y por eso el declarante pisó el freno», cita la jueza, que entiende que no hay responsabilidad penal en este caso, que archiva «sin perjuicio de la responsabilidad civil a que hubiere lugar”.

“Podía llegar a 145 por hora”

De hecho, el maquinista dijo a la jueza que, aunque podía llegar a una velocidad de 145 kilómetros por hora, decidió ir bastante por debajo de ese límite, aunque no pudo evitar el descarrilamiento a unos tres kilómetros del tramo inundado que había pasado antes.

[piamonte]

Fernando Osuna, el abogado de una decena de lo afectados, entiende que «hay que valorar el daño que se ha causado, que viene muy bien reflejado en los centros médicos donde fueron atendidas las personas afectadas por este suceso, y si alguna persona ha tenido algún daño moral, con problemas como la pérdida del sueño, hay también que indemnizarle».

«Si se hubieran tomado las medidas de precaución reglamentarias, no habría habido heridos”, dice el letrado, que subraya que «el tren pasó, y no debería haber pasado, y eso intentamos averiguar, quién es el responsable de ello”.

Un recuerdo funesto de 1965

Este suceso provocó que los vecinos de Arahal echasen su mente atrás 52 años, concretamente al 30 de junio de 1965, cuando se estremecieron con el estruendo de un accidente ferroviario que causó 13 muertos y más de 30 heridos, el último suceso relacionado con este medio de transporte en la localidad hasta el del 29 de noviembre de 2017.

El tren colisionó con un autocar de línea en un paso a nivel, en lo que hoy es uno de los puentes que hace que el tren tenga paso libre por debajo, mientras que por encima discurre la autovía A-92. En Arahal no se olvida ese día, a pesar de que sólo uno de los fallecidos era vecino de este pueblo.

Era un hombre muy conocido en la localidad, Antonio Jiménez Pérez, el corresponsal de ABC en el pueblo, mientras que el grueso de los fallecidos eran originarios de la vecina Morón de la Frontera, donde se decretó un día de luto oficial.

El autobús de la empresa San Miguel salió de Sevilla a las 21.00 horas, con el recorrido de Sevilla, Morón, Barriada de San Juan, Algámitas y El Saucejo y acababa de girar frente al recién inaugurado cementerio, para encontrarse con el tren sin estar las barreras del paso a nivel, con lo que chocaron en el cruce.

Los informes de la época recuerdan que el maquinista vio venir el autocar e intentó frenar, lo que hizo que bajase un poco la velocidad antes del impacto, pero no pudo evitar el choque.

Igual que el año pasado, fueron los agricultores de Arahal los primeros en socorrer a los heridos aquella noche de 1965, así como las personas que iban en sus coches por la zona, que pararon al ver el panorama, dejando sus vehículos en el arcén de aquella antigua carretera nacional para intentar ayudar a los heridos.

En una época en la que parecía que las noticias tardaban mucho en llegar de un lugar a otro, no habían pasado más que unos minutos cuando la zona se llenó de vecinos de Arahal con medicinas, vendas y todo lo necesario para ayudar de forma voluntaria.

Este accidente aparece entre los más graves desde la implantación del ferrocarril en 1848 en España, y está claro que, por muchos años que pasen, a los vecinos de Arahal no se les va a borrar de la mente aquella noche de verano, que rememoraron, involuntariamente, con un suceso que el año pasado no dejó muertos, pero sí un motivo para que la mente viaje atrás en el tiempo.