El making of del cartel que anuncia este año la Feria del Verdeo

El making of del cartel que anuncia este año la Feria del Verdeo de Arahal.

La delegación de Festejos de Arahal dio a conocer esta semana el cartel que anunciará la LIII Feria del Verdeo. Un ocasión en la que cada año se ofrece la oportunidad a artistas locales y de fuera para plasmar en una obra la imagen del anuncio de la fiesta más importante de la localidad. Este año, dicha obra ha sido una composición de un equipo de trabajo formado por Claudio Ramírez, fotógrafo aficionado, y el diseñador gráfico Alfonso Pereira, cuya trayectoria incluye diseños para empresas de toda España.

Lejos de que pudiera parecer una simple foto sin trabajo detrás, los autores del cartel han explicado a AIONSur, el making of del cartel que empezó a fraguarse precisamente durante la convocatoria de este mismo concurso el pasado año. “No basta con tener una buena cámara, hay que saber de luces, de composición, de revelado”, explica el fotógrafo. A la vez, asegura, que el sistema ha sido “ensayo, error, ensayo, error y vuelta a empezar”.

El significado de los elementos

En la mente de un creador, además de formación, hay recuerdos. Y a ellos ha echado mano el fotógrafo que cuenta cómo reunir los elementos para su composición ha sido una vuelta al pasado “cuando iba a la feria a divertirme, una época que añoro”. Para Claudio las circunstancias de la vida, lo llevaron a marcharse con su familia fuera del pueblo en estos días de fiestas, pero aún así vive los preámbulos y el comienzo del verdeo como todo arahalense, con esperanza.

Cada elemento utilizado en la composición tiene su significado. En un primer momento, el mantón de Manila había sido un regalo del fotógrafo a su mujer en los primeros años de noviazgo, con el que se paseó algunos años por la feria.

Los recuerdos vuelven a hacer acto de presencia, recuerdos de la amada juventud cuando los problemas aún eran anécdotas. El macaco que sale lleno de aceitunas era de su suegro, y con él ha ido toda la familia a verdear. La aceitunas son las que se comen todo el año en las casas de Arahal. Y el sombrero de ala ancha (pedido prestado al agricultor Agustín Gamboa) fue uno de los últimos elementos introducidos porque se barajó con la posibilidad de poner otro tipo de prenda, pero a la composición le faltaba algo. Hasta la silla de enea es de una vecina, Mercedes López.

Al final, el mantón hubo también que pedirlo prestado porque faltaba color en la imagen y nadie mejor para hacerlo que una de las copleras de Arahal, Magdalena Núñez. En un ir y venir de pruebas al ordenador de Alfonso Pereira, con decenas de imágenes de por medio, salió la foto perfecta, en el formato raw, que hubo que matizar en un programa de revelado a pesar de que las luces estaban estudiadas al milímetro.

Las posibilidades de creación de un diseñador

Para Alfonso Pereira, la fiesta son recuerdos y vivencias pero también posibilidades de creación. De hecho, en sus comienzos, empresarios de su edad confiaron en sus diseños para anunciar casetas que han roto con la imagen típica de la feria para evolucionar a la época actual. Tales como Arreando, Marimorena o Yerbabuena. 

Alfonso Pereira trabaja a menudo con Claudio. Le gusta el mirar de su cámara que ha dirigido para que muchas de sus campañas sean completas. Él tiene el talento y la formación para convertir una foto en cartel de feria y así lo ha hecho. Elección de fotografía, composición tipográfica, puntos de luz para que la obra fuera contundente y se captara desde lejos el mensaje. Para hacerlo ha necesitado ver el total muchas veces, como si de un escaparate se tratara. Al final, él es el que ha hecho que la fotografía se adaptara al texto sin quitarle ni un ápice de protagonismo, pero dejando claro que un cartel no es sólo una foto.

Cartel con presencia

Los autores han optado por el bodegón, una disciplina que no a todos los fotógrafos les gusta porque es muy laboriosa y se tarda en conseguir unos mínimos resultados aceptables. La apuesta era un intento de realizar un cartel medido y trabajado, con prestancia y presencia para contribuir lo más posible en mejorar el nivel del concurso. El punto final de horas de trabajo fue el título: «el dulce ocaso del fruto».

En cuanto a la dirección artística, dice el fotógrafo, “me ayuda mi mujer (Mari Balbuena), colocando los elementos y cambiando, hasta que todo cuadra. Hacemos muchas fotos antes de que salga la que queremos”, precisa.

[la_prieta]