El documental María sin Fronteras conmueve al público asistente a su estreno

María escribió en su diario que tenía proyectos para 200 años de vida

Uno de los supervivientes, Gonzalo Gómez Álvarez, dice que lo vieron morir tres veces ese día, desde entonces sólo mita hacia delante

Lourdes Trigueros, madre de otro de los fallecidos, Óscar Contreras, estuvo presente en el acto: «Hasta que no se fue no supimos cuántas cosas había hecho en silencio»

C. GONZALEZ @Verbigracia_6

Llegó uno de los días más temido por Lola Álvarez, madre de María Illanes, la joven cooperante que murió en un accidente de tráfico hace poco más de 10 años en la frontera entre Kenia y Tanzania, a los pies del Monte Meru, sagrado para el pueblo de los Masais. El documental basado en sus 23 años de vida y en este viaje con Ingeniería Sin Fronteras (ISG) se ha estrenado esta mañana en el Teatro Municipal de Arahal con la asistencia de familiares, amistades y supervivientes de ese accidente. Emociones y sentimientos encontrados en un homenaje de recuerdo y de vida para quienes la conocieron y la echan tanto de menos.

Foto: A.I. Coral

Paco y Lola, padre y madre, recuerdan a María desde el tiempo presente y ofrecen testimonios demoledores para la memoria en este documental: “Encontré una frase en su diario en la que decía que tenía proyectos para 200 años pero sólo vivió 23. La gente me dice para consolarme que esos 23 años estuvieron más llenos que los de muchos que han vivido 60 o más años”. A María le faltó tiempo pero en tan poco, cuánto dejó atrás, cuánta vida derrochó a su paso, y con cuantos abrazos, bailes, sonrisas, palabras llenó la existencia de quienes la acompañaron.

De todas estas vivencias está repleto el documental que ha dejado con un nudo en el pecho a los asistentes. Como María habrá otros jóvenes como Javier, cooperante de ISF que viajó al lugar del accidente con el equipo de grabación de Pepa Álvarez. En el documental su preparación va en paralelo a los días en los que la protagonista del relato estaba dispuesta ya a viajar hasta África para la construcción del primer pozo en una zona donde el agua es un lujo.

Imágenes de María de pequeña, en cumpleaños, con su hermano, con primos, celebrando una Navidad o a su vuelta del viaje de Erasmus realizado en Copenhague. Y, cómo no, otras en las que aparece la joven en el aeropuerto de Madrid, antes de salir para lo que sería, sin saberlo, el último viaje de su vida. “María era un huracán”, dice su amigo Javier Ponce, testigo de la búsqueda que realizó la joven en esos años para completar su necesidad de ser útil al mundo más necesitado.  Incluso, cuando llegó a África, y ya viajaba por inhóspitos caminos de tierra, dejó un último mensaje a su amigo que decía algo así como: “Ya he llegado, veo jirafas, antílopes, cebras, acacias. Estoy contenta, cuando vuelva te contaré mi viaje exterior para que intuyas el viaje interior”.

Nacer hasta tres veces

Viaje en el que iba acompañada por Gonzalo Gómez Álvarez y Raquel  Yubero, hoy en el teatro. Gonzalo resultó con heridas muy graves, un año de rehabilitación y aún hoy arrastra secuelas. “El instante del accidente mi cerebro lo ha borrado para poder avanzar. A Óscar lo conocí en ese viaje, con Javier (Felices, también fallecido, era subdirector de ISF) había vivido en el mismo piso”, cuenta Gonzalo que, como en una meditación, dice: “Cuando se quiebra una vida es totalmente injusto, sobre todo cuando es de gente con tantas ganas de vivir y que no paraba”.

Gonzalo llegó al teatro acompañado de su mujer. Y cuenta que ha seguido trabajando “siempre mirando para delante, formé una familia, tengo una niña de dos años, en mi caso la gente me dice que tuve mucha fuerza de voluntad pero nunca he tenido esa sensación, lo he hecho de forma natural, sólo he seguido adelante”. Pero es del todo consciente que aquel día volvió a nacer hasta tres veces.

“Salvé la vida de milagro. Antonio (Rodríguez) que estaba allí trabajando en el proyecto me dijo que me vio morir tres veces.  Me trasladaron a Sudáfrica donde la Sanidad es muy buena, pusieron en marcha todo el mecanismo y la Junta de Andalucía se hizo cargo de todos los gastos y de las dos chicas que había tenido muchas fracturas”. Hoy, antes del estreno del documental, afirmaba: “Ver a María me va a emocionar, seguro”.

Gonzalo Gómez Álvarez con su mujer. Foto: A.I.

El dolor lo traía hoy marcado en su expresión la madre de Óscar Contreras, otro de los jóvenes fallecidos. Lourdes Trigueros llegó desde Lucena (Córdoba) acompañada de su marido y uno de sus hijos, con una planta en la mano. Al llegar a la puerta del teatro buscaba con la mirada a Lola Álvarez. Sólo ellas saben qué sienten diez años después, cómo han vivido la ausencia de un corazón partido para siempre.

Hasta aquí ha llegado, aunque su idea era ir con la directora del documental hasta el lugar del accidente “pero no pudo ser”. Hoy recordaba a Óscar y sus quehaceres en la cocina cuando llegaba a casa: “Siempre estaba metiéndose conmigo pero pendiente de todo, hasta que no se fue no supimos cuántas cosas había hecho por los demás, en silencio”.

Después de su muerte comenzaron a llegar cartas de agradecimiento. Una de ellas, la que mejor recuerda es la de las Hermanas Carmelitas de la Enseñanza de Santo Domingo. “Nos daba las gracias porque Óscar, después de pasar el huracán George, había ayudado en la construcción de viviendas”. Óscar ha sido un ejemplo para cientos de jóvenes tal como ponía el titular que se publicó en esos días: “El chico que todos hubieran querido ser”.

La  emisión del documental de María sin duda emocionó, sobre todo, a quienes la conocieron. Ver su risa, oír su voz, comprobar el compromiso de sus 23 años de existencia, ha hecho retroceder diez años en el tiempo.

Cuando terminó, el público sintió un sobrecogimiento y los aplausos se sucedieron. La mayoría se levantó en busca de Paco y Lola, y de Pepa, artífice de una historia tan sentida. Los componentes de la Coral Polifónica Tomás Luis de Victoria prorrumpieron en un canto que estremeció los corazones. María sin Fronteras, María siempre presente, María.