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Diario de una operación a base de recortes

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C.G.

Imaginen que se tienen que operar, no es nada grave, pero no queda otro remedio. La operación supone un día de ingreso.

Imaginen que es usted autónomo y, además, único componente de su empresa, es decir no se puede dar de baja. Por tanto, tampoco visita con asiduidad la consulta del médico, vamos, casi nunca!

Imaginen que ha cotizado con regularidad y se mantiene a pesar de los pesares (ya no se nombra ni la palabra).

Imaginen que la operación supone 24 horas sin alimentos y que las primeras sólo puede tomar líquidos, empezando con agua.

Imaginen que todo ha ido bien (gracias a los buenos profesionales de la Sanidad Pública Andaluza) y que no ha perdido el apetito.

Imaginen que después de unas horas sin comer, espera al menos un zumo y unas enfermeras solícitas te dicen que infusión o agua, pero miran con el rabillo del ojo si aún te queda algún resto de la que trajeron hace unas cinco horas.

Imaginen que al final el tranxilium, que no han recortado por prescripción facultativa, te deja durmiendo con las ganas del zumo. Pero antes de entrar en un profundo sueño escuchas a una enfermera hablar de los recortes que obligan a supervisar cada comida que se sirve, no dejando espacio ni oportunidad a la caridad, donde antes entraba un menú de hospital para el acompañante del enfermo que, en ocasiones, está más enfermo que el acompañado.

Imaginen que, efectivamente, de darse de baja, ni pensarlo, los pesares (eufemismo de la cosa está mal) impiden una sustitución aunque sea por una semana, pero tampoco la empresa puede colgar el cartel: Cerrado por operación quirúrgica.

Imaginen que cuando toca una cura la enfermera pregunta: “¿Trae usted los apósitos para tapar las heridas?” Porque los únicos de los que disponen no son recomendables.

Imaginen qué ganas le quedan a una de pagar el recibo del autónomo eses mes y, por supuesto, de volver a un hospital aunque sea solo de visita.

Pues no imaginen porque todo es real, concreto y comprobable, sólo tiene que necesitar una operación quirúrgica. Pero eso sí, los profesionales sanitarios antes de entrar se presentan educadamente con voz tranquila para que confíes en que, a pesar de los pesares, estás en buenas manos, te hablan con palabras que curan. Y, además, lo cumplen.

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Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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