Sucesos
Crónica de una dura mañana de otoño
El joven Manuel Cortés sigue en la UCI del Hospital Virgen de Valme, en estado muy grave
El entierro de los abuelos y el nieto será el viernes a las 11:30 horas en la iglesia Nuestra Señora de la Victoria
C. GONZÁLEZ
A esta hora, cerca de las 10 de la noche del día 13 de Noviembre, el joven arahalense Manuel Cortés se debate entre la vida y la muerte en el Hospital Virgen de Valme. A primera hora de la mañana la casa de sus abuelos ha sido centro de una tragedia. Un incendio ha acabado con la vida de su hermano de 11 años, Rafael, y de sus abuelos Rafael y Ana. El día ha sido largo, pero sobre todo duro, muy duro. Ha sido una dura mañana de otoño.
Eran las 7 de la mañana cuando un vecino que salía a trabajar, al pasar por el número 17 de la calle Tetuan, se percataba de que por la ventana de la vivienda salía humo, el aluminio estaba derretido. Empezó a gritar pidiendo ayuda, mientras un vecino llamaba al 112, dos mujeres aporreaban la puerta de la casa, imposible abrir.
Un hijo de la víctima, que vive cerca, fue avisado. Nunca pensó que encontraría esa tragedia al llegar. Los agentes de la Policía Local fueron los primeros en acudir e intentar acceder a la vivienda rompiendo un cristal de una ventana superior. El hijo de Rafael Balbuena, desesperado también, hacia todo lo posible por entra en la casa. Los coches que habitualmente taponan la salida, habían sido retirados de inmediato por los mismos vecinos de la calle, todos ya en alertas, jóvenes y mayores.
Los Bomberos de Arahal no tardaron en acudir, sirenas continuas que ampliaron el cerco vecinal de la alarma. Uno de ellos, Gabriel se lamentaba por la tarde de no haber podido hacer más aunque nadie duda de que “no se podía hacer más”. Actuaron con rapidez y diligencia, los agentes intentaron incluso entrar por una ventana del piso de arriba, pero no fue posible. Una vez que se rompieron las ventanas, comprobaron que el interior de la vivienda estaba todo en llamas.
Los Bomberos de Arahal fueron los primeros en entrar en la vivienda. El humo negro y denso impedía respirar sólo a un metro de la entrada. El hijo de la víctima, insistía en acceder al interior pero los bomberos impidieron que lo hiciera, la vida podía irle en ello. Sin embargo, les ayudó a orientarse por la casa para encontrar lo antes posible a las cuatro personas que a última hora de la noche habían cerrado la puerta, como todas las noches, por dentro, como cualquier otro vecino.
“No sabía qué hacer, aporreé la puerta llamándolos, pensaba en mi hija, si hubiese sido la que estaba dentro me hubiese gustado que alguien la salvase”, dice una vecina que salió en pijama cuando sintió los gritos de “¡fuego, fuego!”. Todos los vecinos y vecinas estaban consternados, angustiados y, por último, apenados. Nada pudieron hacer por Rafael (70 años) y Ana (72), ni por su nieto, más que llorarlos.
Humo negro
Los bomberos encontraron los cuerpos de los abuelos y el nieto pequeño en un dormitorio. El niño en la cama de matrimonio, la abuela estaba caída sobre un lado, posiblemente sintió algo e intentó incorporarse de la cama, pero el humo negro la dejó inconsciente. El abuelo, único que estaba vestido con ropa de calle, permanecía en una especie de cama de mueble. Todos muertos. Manuel, el otro nieto de 18 años, estaba al pie de una escalera de hierro que da a un patio. Dormía en la planta de arriba y, suponen, que oyó el ruido de un mueble de la cocina al caer por el fuego, y bajó a toda velocidad, no pudo alcanzar la puerta de salida, cayó desplomado.
Los servicios sanitarios del 061 realizaron al niño y al joven ejercicios para recuperar el ritmo de su corazón, sin saber cuánto tiempo llevaba parado. Con Manuel lo consiguieron y quedó ingresado en el Hospital Virgen de Valme. A Rafael tuvieron que dejarlo por imposible, muy a su pesar y después de intentar reanimarlo durante una hora. Ya nada había que hacer, excepto escuchar los lamentos de la familia que se fue acercando, y de todo aquel que comprobó con impotencia como la tragedia había llegado sin avisar y tan injusta como siempre.
Se fue Rafael Balbuena o Rafael de Bal, nombre artístico que ha paseado por numerosos escenarios, la imagen de la famosa Orquesta Los Tajaras. Se fue su mujer, peluquera, natural de Peñalosa aunque, después de tantos años en Arahal, ya de eso nadie se acordaba. Se fue su nieto, en la mente, el calor humano de su abuela, última imagen que vio antes de dormir para siempre. Dejaron mucho detrás, hasta una tarta de 70 cumpleaños con deseos de vida.
Manuel se debate a esta hora entre la vida y la muerte, en busca de una oportunidad. Para él el día todavía no ha amanecido, por eso todos en su pueblo, Arahal, especialmente su familia y amigos se niegan a llorar por su mala suerte, aunque las lágrimas salgan solas desde primera hora de la mañana.
A las 11:30 horas, la Iglesia Nuestra Señora de la Victoria se convertirá en el último escenario aquí en la tierra para esta familia que vivió a las espaldas del templo.
Hoy la compasión de Dios no se entiende, el pueblo entero lamenta su pérdida.
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