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Salud

Cocina para todos: La torrija, “de una migaja un manjar monacal”

Pilar M. Labella, experta en Cocina Sin.

Las torrijas se asocian a tiempos difíciles y de apreturas económicas, a Cuaresma y Semana Santa, sin embargo, nada tiene que ver con esta asociación.

Se dice que la torrija apareció con lo que hoy conocemos como cocina de aprovechamiento, pues antaño se hacían con el pan duro, el cual remojado y frito, se emborrizaba en azúcar con canela, y el resultado era un manjar que levantaba la misma vida. Aunque el origen de estos dulces no está del todo claro, muchos afirman que aparecieron en el siglo XV y que preparaban las monjas como alimento saciante para compensar el ayuno de carne en Cuaresma.

También se dice de la torrija, que apareció en el mundo actual como reconstituyente para las mujeres parturientas, y que se le ofrecían con una copita de vino. Qué cosas, ¿verdad?  

La historia de cómo fueron instauradas en la repostería de Cuaresma y Semana Santa, es un relato muy interesante. De todos es bien sabido que una torrija parece una migaja, pero es un dulce muy saciante, con un aporte calórico bastante alto y por consiguiente una gran fuente de energía.

Primitivamente era pan de dos o tres días, que una vez remojado en leche y frito, se rociaba ligeramente con miel antes de servir y disfrutar. No se usaba huevo, no se usaba el azúcar, y a veces en vez de leche se remojaba en vino debido a que no todo el mundo tenía ganado y la posibilidad de tener leche.

El tema en cuestión está en que las torrijas, son típicas de unas fechas u otras según en que zona de España nos situemos. En Navidad es muy típico verlas por Cantabria. Para Carnaval podemos verlas en el País Vasco. En Cuaresma y Semana Santa en otras regiones. 

Lo cierto es que tenían algo en común independientemente de donde o cuando se hicieran, y no es más, que siempre se utilizaban exclusivamente ingredientes permitidos por las leyes de ayuno y abstinencia de aquellos tiempos.

En casa de mis abuelas siempre se han preparado una o dos veces por Semana Santa, aunque también es cierto que no hacía falta que fuera esa temporada del año. La encargada, como siempre, mi madrina, qué gran repostera teníamos en nuestras vidas. Y allí estaba yo pegada a los fogones, llevándome más de un regaño por meter la mano en la fuente antes de tiempo.

Hoy en día en mi casa las hago yo, debido a mi celiaquía e intolerancia a la lactosa, es imposible encontrarlas donde vivo. He hecho muchas pruebas con diferentes panes, pero me quedo con las que preparamos con la masa del roscón.

Para ello echamos mano de hemeroteca y nos vamos a la receta de hace dos semanas: https://www.aionsur.com/comida-para-todos-roscon-de-reyes-sin-limitaciones/ y con la masa que preparamos… tendremos la base de la receta, el pan de las torrijas.

Ingredientes:

500 gr aproximadamente de pan, nosotros hemos elegido uno que no tiene gluten ni lactosa. 

3 huevos batidos para remojar el pan, si nos falta iremos añadiendo al bol uno por uno

600 ml de leche

100 gr de azúcar para la leche, cáscara de limón y un palito de canela para la infusión.

Azúcar y Canela para rebozar

Elaboración

Vamos a preparar como una cadena de trabajo, ya que son muchos ingredientes que deben estar listos con anterioridad a la preparación.

Cortamos el pan en rebanadas de unos 2 cm de grosor, reservamos en un recipiente tapado con un paño.

Ponemos leche con azúcar, el palito de canela y la cáscara de limón a calentar en una olla al fuego. Hacemos una infusión con la casara de limón, apartamos del fuego y sacamos la cascara. Reservamos para entibiar.

Batimos en un bol los huevos, colamos el huevo batido y pasamos a una fuente honda. Esto lo hacemos así para que nos quede un caldo uniforme en el que remojar el pan.

En otro bol ponemos azúcar y canela, la proporción la ponemos nosotros, ya que según gustos hay quien no quiere canela, aquí es donde vamos a rebozar después de sacar del aceite.

Ponemos una sartén al fuego con aceite neutro, a mí me gusta el aceite de girasol, y cuando este calentito (como cuando vamos a freír croquetas, por ejemplo) vamos a empezar a preparar nuestras deliciosas torrijas.

Comenzamos remojando el pan, para ello dispondremos nuestras rebanadas en una bandeja un poco honda y las vamos rociando con la leche que habíamos infusionado, deben quedar bien empapadas.

Ahora vamos pasando una por una por el huevo batido y las vamos a introducir en el aceite caliente. Cuando vayan cogiendo una tonalidad dorada le daremos la vuelta para freír por ambos lados.

Después las vamos a ir sacando a una fuente con papel absorbente. De esta manera quitamos el exceso de aceite, e inmediatamente después las pasamos al bol del azúcar para rebozar por completo.

Sacudimos bien, con cuidado y las vamos depositando en la fuente elegida para servirlas. Una vez hechas todas, las dejaremos reposar un par de horas o hasta que estén frías.

Actualmente, las torrijas, se sirven de mil maneras y con diferentes panes. Se remojan en leche, en vino, sin nada, igualmente se fríen, y luego se rebozan con azúcar, azúcar y canela o miel.

Lo cierto es, que, de una migaja, sale un manjar monacal.

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