Fuente de la Salud, calle de la discordia en la regulación de tráfico

El Ayuntamiento de Arahal toma desde hace meses una serie de medidas, que no acaban de solucionar el problema porque confluyen los intereses de quienes viven y de quienes la utilizan para llegar al colegio o para rodear el pueblo

C. GONZÁLEZ

Arahal (Sevilla)

La calle Fuente de la Salud se ha convertido en las últimas semanas en centro de la discordia en cuanto a regulación de tráfico. Se trata de una vía que circunvala el centro urbano, estrecha y de plataforma única, además esta pegada a un colegio. Una serie de cualidades y circunstancias con intereses de todo tipo que al Ayuntamiento de Arahal le cuesta compaginar a la hora de tomar medidas, aunque en este tipo de vía ‘siempre prima la seguridad del peatón’.

Dos accidentes graves ocurridos desde el mes de agosto que han llevado a los vecinos a solicitar de forma urgente al Ayuntamiento de Arahal una serie de medidas de regulación de tráfico. Ya con el primero, ocurrido el pasado mes de agosto, la delegación de Seguridad Ciudadana, regentada por Luis López, comenzó a actuar.

La calle la pusieron dirección prohibida para la zona de San Roque, al contrario de como estaba. En el primer tramo, el más estrecho, está prohibido aparcar en ambos lados de la calle. A partir de la calle San Rafael, hay puesto aparcamientos a un lado y otro de la calle indistintamente. Para algunos transeúntes esta es una decisión ‘errónea’ porque al no estar la vía despejada, ‘la calle parece un scaletric’, consideran que la nueva disposición ‘provocará más accidentes’.

Por su parte, Luis López asegura que precisamente será al contrario ‘cuando los conductores ven obstáculos, es decir, coches a un lado y a otro, irán con más cuidado de no chocar’. Pero esta no es la única medida que han instaurado en la calle, además de poner más señales de tráfico advirtiendo del peligro, han anunciado que construirán badenes y solicitaran la instalación de radares para el control de velocidad. El viernes de la semana pasada, incluso junto a los aparcamientos, pusieron maceteros con flores de pascua porque los vecinos de varias viviendas tienen miedo hasta de salir a la calle, debido a la velocidad de los coches.

Todos piensan que tarde o temprano ocurrirá una tragedia. El último accidente registrado el primer fin de semana de diciembre de madrugada, en el que un vehículo quedó bocabajo después de chocar con otro que estaba estacionado y con la pared de una vivienda, acentúa aún más el temor de los vecinos y les da la razón.

El Ayuntamiento ha colocado maceteros en las zonas en las que está prohibido aparcar.

Las culpas recaen en aquellos que ‘van como locos’ pero ante la imposibilidad de impedirlo -los vecinos incluso han reñido con conductores a los que les piden que no corran-, piden medidas contundentes a los responsables municipales que poco a poco, anuncian, irán instalándolas.

No obstante, la responsabilidad del conductor pasa por tener en cuenta las normas en una calle con plataforma única en la que hay que ir con mucha precaución porque, de lo contrario, se puede invadir la acera (muy estrecha) y llevarse por delante a un peatón. De hecho, los vecinos que tienen niños pequeños, cuando salen de la vivienda, lo hacen sacando el carrito marcha atrás para mirar bien si viene un coche, en más de una ocasión, describen, han estado apunto de atropellarlos.

La ubicación de un colegio, empeora el tráfico en la zona

Los cambios llevados a cabo por los responsables municipales no acaban de ser aceptados porque es una calle necesaria en la que confluyen los intereses, no sólo de los que viven en ella, sino de los que la utilizan para pasar o llegar al colegio de San Roque.

Y cada mañana, antes de las 9, durante al menos 10 minutos, esta esquina del centro escolar se convierte en una locura. La AMPA del colegio ha solicitado incluso una reunión con Luis López Minguet para estudiar las medidas que se pueden tomar o ‘cualquier día de estos lamentaremos una desgracia’, declara una representante de la familia.

La nueva distribución del tráfico en la zona es para las familias que viven en los barrios de La Fuente o El Gallo, un ‘despropósito’. Uno de los padres afectados que viene de esa zona, decía a esta web que ‘para llegar a San Roque sólo han dejado una entrada, la calle Darro, por lo que la fila de coches a la hora de entrar en el colegio, da la vuelta a la manzana’.

Algunos entran dirección prohibida por el tramo de calle que va de San Rafael a calle Harina, en busca de las unidades de infantil del colegio de San Roque ubicadas en la parte de atrás de las antiguas instalaciones, por no esperar la cola de la calle Darro. ‘Los padres tenemos que salirnos de trabajar para dejar un momento a los niños en el colegio y no podemos perder media hora’, comentaba uno de los padres que cada día tiene que hacer el trayecto.

En el tramo de San Roque confluyen varias calles, Genil, Darro, San Roque, Sevilla, Argentina, Avenida de Lepanto y Vereda de Sevilla por lo que el tráfico es constante no sólo a esta hora sino casi todo el día y parte de la noche. Los vecinos de esta esquina aseguran que no saben la razón, pero desde que se arregló la calle Fuente de la Salud y se puso de nuevo dirección prohibida para llegar a San Roque, la situación ‘ha empeorado muchísimo, no te puedes imaginar la que se lía aquí cada mañana‘, decía una vecina desde su balcón.

El delegado de Seguridad Ciudadana estudia la posibilidad de poner doble sentido el tramo de calle que va de San Rafael a Calle Harina, para evitar que nadie entre dirección prohibida y señalizar desde qué dirección se tiene preferencia. También van a solicitar la instalación de radares y, la mayoría de las mañanas, agentes de la Policía Local regulan es tráfico en la esquina de San Roque para evitar problemas que empeoran cuando llueve.

Pero aún así, desde dicha delegación se insiste en que cada uno tiene su propia responsabilidad y debe pensar que no se puede correr por el casco urbano. Menos de 30km por hora y en vía de plataforma única, menos de 20km. No se debe aparcar en este tipo de vía porque por poco tiempo que sea, impide la salida de viviendas y el paso de peatones a los que obligan a utilizar la calzada.

La convivencia ciudadana pasa por el interés común, aunque no siempre se está preparado para reconocerlo.