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Deportes

Álvaro Trigueros, el nuevo cinturón negro de Arahal

Álvaro Trigueros Vázquez es un joven arahalense que ha logrado a sus 12 años de edad el cinturón negro de kárate, un logro que como bien manifiesta su entrenador José Carlos Brenes “no es nada fácil al suponer una gran dedicación, esfuerzo y sacrificio a una disciplina que hoy día se encuentra algo estancada”.

A. SOLANO

Álvaro en su gimnasio antes de entrenar. Foto: AI

Con su nuevo cinturón sobre el quimono nos encontramos a Álvaro Trigueros entrenando en el tatami de su gimnasio. Allí, continúa formándose en este deporte con la intención de seguir creciendo cada día y poder dedicarse a él en un futuro. Aunque aún es joven, sabe que el cometido es difícil, pero no descarta la idea en el futuro: “me gustaría dedicarme al kárate y tener un gimnasio para poder dar clases. Aunque también quiero tener otros estudios”, declara el joven.

No obstante, eso es algo a largo plazo porque ahora tiene mucho que decir como deportista. Y así lo lleva demostrando desde que hace 9 años, cuando empezó a ver a su primo, comenzara a practicar kárate, un largo periodo de entrenamiento y esfuerzo que le ha llevado a obtener ahora ese difícil premio: el nuevo color negro de su cinturón que le acredita ser un gran karateca.

Para ello, Álvaro tuvo que superar el mes pasado en Sevilla las dos fases que le exige el tribunal evaluador de la Federación Española de Kárate: la técnica y la kumite. Esta última parte, consistente en combate libre con otros compañeros, es la  que más le gusta al joven, a pesar de que a veces sufra algún que otro pequeño golpe. “A veces nos hacemos algo de daño, pero no importa porque a mí me gusta mucho el kárate y, dentro de este, la parte de kumite”, manifiesta Álvaro.

Álvaro entrenando con sus compañeros. Foto: AI

El arahalense, poseedor, según su entrenador,de una gran madurez para su edad, es seguidor de otros deportes, pero actualmente solo está centrado en la práctica de esta disciplina. Y lo hace, junto a un gran número de compañeros, bajo la dirección de José Carlos Brenes Moreno, su entrenador y propietario del gimnasio Brenesport. El preparador lleva unos 30 años vinculando su vida de policía con la del kárate, por lo que conoce muy bien la dificultad que tiene el éxito de Álvaro: “lo que ha hecho es muy difícil porque se necesitan varios años de dedicación a este deporte, repitiendo mucho las mismas cosas y suponiendo un gran sacrificio. La mayoría acaban dejándolo por esto o por la edad. Nosotros, a lo largo de nuestra trayectoria, hemos conseguido con los alumnos más de 20 cinturones negros, campeonatos y subcampeonatos de Andalucía, pero hasta Álvaro ya llevábamos algún tiempo sin sacar a ninguno”.

Sin embargo, a pesar de que la obtención de un cinturón negro es de lo más gratificante para un entrenador, José Carlos señala que más importante que los premios son los valores que se le pueden inculcar a los niños con este deporte: “lo fundamental del kárate es formarlos como personas a través de la transmisión de sus valores como el respeto hacia los demás, el sacrificio, la honradez… para que el día de mañana sean buenos seres humanos”.

Unos valores que se pueden ver en los muchos pequeños que asisten a sus clases desde el mismo calentamiento con el que las inician: “Partimos de un calentamiento donde Álvaro y sus compañeros trabajan lateralidad, elasticidad, psicomotricidad y coordinación. A raíz de ahí, comienzan a entrenar en función del nivel y del grado que tienen”.

Jose Carlos con sus alumnos- Foto: AI

Y lo hacen, como comparten alumno y entrenador, disfrutando de la formación que reciben y pasándolo bien junto a otros compañeros que llenan la sala de entrenamientos, a pesar de que el kárate, tal como dice José Carlos, no pase por su mejor momento: “el kárate está un poco decaído. Yo me sigo manteniendo pero es verdad que hubo épocas mejores. Y esto ocurre por la cantidad de actividades extraescolares que hoy día existe y que impiden dedicar la dedicación suficiente al kárate. Por eso, es complicado dedicarse y vivir de ese deporte”.

Algo que demuestra que el dinero no es un gran aliciente para enfundarse el kimono cada día y practicar este deporte. Sin embargo, más allá del aspecto económico, el kárate, según José Carlos, “tiene algo que engancha y que hace que no lo pueda dejar. Pasa a formar parte de ti y a ser el principio y el fin de sus días”. Eso es lo que puede explicar que el preparador arahalense lleve unas tres décadas compaginando su vida en el cuerpo de policía local con la de profesor de kárate o que el propio maestro Hirokaz Kanazawa, con 10 dan y 82 años, siga divulgando por todo el mundo este arte marcial desde el mismo tatami.

Quizás, Álvaro sea el siguiente en heredar en un futuro esa pasión hasta tal punto. De momento, sigue trabajando para seguir alcanzando metas en él. Tras pasar por el abanico de colores, el cinturón negro por el que tanto se ha esforzado ya es suyo. Y ese no hay ya quién se lo quite.

Alumnos recibiendo las enseñanzas de su entrenador. Foto: AI

Jose Carlos observando a sus alumnos. Foto: AI

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