Alejandro Sanz, patrimonio musical de nuestro país

Alejandro Sanz, patrimonio musical de nuestro país.

A los hijos los hace el amor, y no la sangre. Y así quedó demostrado el pasado sábado en el Benito Villamarín. Las cifras de asistencia bailan alrededor de los cincuenta mil espectadores. Una barbaridad solo a la altura de los genios. Porque más que un histórico concierto, que lo fue, lo ocurrido en el coliseo verdiblanco fue una declaración de amor constante cargada de un lirismo musical de altura. Nada nuevo si hablamos de un artista como Alejandro Sanz. Patrimonio musical de nuestro país e historia viva de la música.

Sevilla se engalanaba en una tarde de sábado calurosa. De esas que el catálogo veraniego adelanta al cuarenta de mayo y la norma. Porque no era un día más si eres consciente de que a tu casa llega tu hijo predilecto, que también puede ser adoptivo. Porque el amor es cosa de miradas y gestos. Sin una explicación sellada.

El Disco paría su Gira, arrancando así las primeras notas de la noche y la sorpresa de un público entregado, con un gesto cargado de intenciones. Hoy que no estás abría no solo la actuación, sino la vuelta a los escenarios de un icono de nuestro tiempo. Una clara declaración de designios si atendemos a la memoria y discografía del cantante. Y es que esta elección tiene connotaciones históricas, ya que la misma pieza fue elegida como tema de apertura en todos los conciertos del Tour Más, allá por el año 98. El disco más exitoso, hasta la fecha, de su carrera. Un presagio inicial que dejaba un marcado olor a nostalgia y a un público ya a merced del cantante.

Momentos de júbilo, y otros muchos para la emoción, en un mes de mayo difícil, y de grandes pérdidas para Andalucía. Desde la reciente muerte de uno de los poetas gaditanos más ilustres del carnaval, Juan Carlos Aragón, a quien dedicó al piano varios fragmentos de pasodobles -no es la primera vez que lo hace- de la chirigotra Los Yesterday (primer premio  en su modalidad – 1999). Hasta dedicar el concierto a José Antonio Reyes, fallecido la misma mañana. El público, por cierto, coreo al unísono el nombre del futbolista utrerano.

Varios artistas invitados, duetos y popurrís de temas inolvidables. Sonaron acordes de siempre y fusiones modernas que forman parte del sello principal de El Disco, su último trabajo.

Alejandro ha sabido perfectamente adaptarse a las formas. Transformar su imagen rebelde de adolescencia eterna en un músico de envergadura continental que vence constantemente a las modas musicales y sociales. Ha sobrepasado el miedo al éxito efímero y ha agrandado su leyenda, que sigue escribiendo en cada canción y en cada concierto. Una rara avis de talento y fusiones culturales que lo han elevado a la cima musical del planeta. Basta con analizar la horquilla de edades que engloba a su público. Entre unos y otros puede existir un cambio generacional de varias décadas, y eso es algo reseñable.

Uno de los momentos más emotivos y brillantes del concierto ocurrió al piano. A la oscuridad le venció de nuevo la luz, y la magia entre destellos y recuerdos. Arturo Pareja Obregón aparecía en escena y coqueteaba ante su instrumento fetiche el piropo de todos. Y así caímos rendidos –otra vez-…

Me da igual cantar en Sierpes que en la Plaza Nueva. Y los allí presentes fuimos vagabundos, de alma y sentir, en un nuevo derroche de voz y poesía flamenca junto a La Flaka.

Corazón partío ponía el broche de oro a la fiesta. Alejandro se daba un baño de masas en su casa. El contador ha empezado de nuevo. Porque Sevilla, su madre, ya vuelve a esperar a su hijo.