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Sociedad

¿Alcohol? ¡No, gracias!

Desde hace tres años, diferentes personas de distintas formas de ser se aúnan con un único e idéntico objetivo: solucionar sus problemas con el alcohol. En torno a ese idea, surgió el Grupo Humildad de Alcohólicos Anónimos de Arahal, un colectivo por el que han pasado más de 60 personas y que sirve de autoayuda, tratamiento, entretenimiento y distracción a personas que se encuentran atrapadas bajo “una enfermedad del alma”, como sus miembros la llaman.

A. SOLANO

Francisco y Román. Foto:

Ocho de la tarde, martes o jueves. El lugar es una sala del Centro Cívico de Arahal. Allí un grupo de 8 personas se dan cita para dar un nuevo pasito. Es una lucha más, diaria, constante, permanente. Porque “esto es para toda la vida”. Lo dice  Francisco “el vecino”, de 54 años, encargado de la información pública de este colectivo. Él, durante mucho tiempo, dependió de un vaso o una botella de alcohol para seguir adelante, pero hoy día, va a celebrar sus 14 años de abstinencia.

Una larga etapa ganada a esta larga carrera. Esta victoria le ha permitido recuperar el timón de su vida. Ha recuperado familia, amigos y un estilo de llevar adelante sus días mucho más saludable y digno que la de tiempo atrás: “yo he llegado a estar tirado por las calles en cartones debido a este problema que me ha tocado vivir. Pero ahora eso se acabó. No cambio el peor día en sobriedad por el mejor de borrachera”.

Y gran parte, gracias a este grupo que han formado entre ellos y que les sirve de terapia. “Donde no llegan las medicinas, están los grupos de autoayuda”.  Confiesan que es “un milagro a través de las palabras de otros enfermos”. Comparten experiencias, relatan situaciones a los demás y exponen sus problemas y dificultades con el fin de encontrar la mano del compañero. Todos han pasado por la misma situación o parecida. Son conscientes de lo difícil que es llevar una vida marcada por el alcohol. Por eso, se proponen, a través de esa unión y fuerza entre todos, conseguir superar esa adicción que tanto daño hace al ser humano.

“El alcohol te lo da todo, pero después quiere cobrar y lo hace quitándote lo que más daño te produce: arrebatándote a seres queridos  e introduciéndote en un mundo totalmente marginado”.

Un cambio que les ha devuelto la vida

Local donde se reúnen. Foto: AI

Es algo que han visto a posteriori, una vez que a día de hoy él y el Representante de Servicios Sociales del grupo, Román , han conseguido recuperar mucho de lo que perdieron. Ahora están muy felices de ello, porque reconocen que la vida que anteriormente tenían solo les conducía a tres caminos y ninguno de ellos bueno: la muerte, el manicomio o la cárcel.

Han llegado a robar y causar daño a otras personas, entre ellas sus propias familias, con el único fin de tener dinero para alcohol. “Me levantaba y buscaba donde fuese para tener donde beber.  El alcohólico, a pesar de todo, es listo y piensa para encontrar su copa. Y cuando toma una, ya no puede parar”.

Afirman que padecen una especie de doble personalidad, originada por este problema del que comentan son responsables, aunque no del todo culpable. “Yo no elegí ser alcohólico. Me ha tocado vivirlo y tengo que aceptarlo”.

Esa doble personalidad les lleva a sumergirse en un mundo irreal, alejado del existir verdadero y diario del resto de los mortales: “Cuando estás tantos días bajo los efectos del alcohol, tu mente no te responde. He llegado a quemarme la pierna porque creía que me atacaba una serpiente”, dice Francisco. “El alcohólico es mentiroso compulsivo y se cree sus propias mentiras y fantasías”.

Son efectos de su estado de embriaguez en su máximo exponente, que les ha llevado en más de una ocasión a tener también problemas legales y sociales. Pero a pesar de ello, no podían pasar sin él. No sabían tirar adelante sin su compañía. En cuanto se recuperaban, volvían a “las andadas”. Y todo por algo que reconocen empezó como “un vicio y que ha acabado en enfermedad”.  “Empezamos a beber por esa adrenalina, por la emoción y la chispa que te da el alcohol. Por esa sensación de sentirse poderoso, guay y superior. Te gusta estar así y bebes. Al principio, lo haces los fines de semana, después a partir de los jueves y así hasta que llegas a un punto en el que estás con el alcohol todos los días de la semana, ya sea con una copa o un cartón de vino cuando no tienes dinero.  De esa forma, pasas tus días, hasta que te de das cuenta que el alcohol te ha terminado robando tu vida”.

Román, de 35 años, estaba casado y con la idea formar su propia familia. Pero el alcohol le arrebató su proyecto de vida. Su compañero Francisco también tuvo que decir adiós a su matrimonio y le apartó de sus hijos, algo que es lo que más ha echado de menos. Por eso, llegaron a un extremo que lo vieron claro. Había que cambiar y partir de cero.

“Después de empezar a beber desde muy joven (te hablo con unos 9 años), pasar por centros de internados, calabozos, tener problemas con la ley, perder a tu familia y sufrir problemas de salud, llegas a una situación en la que tocas fondo y es ahí cuando te das cuenta que tienes que cambiar la dirección de tu vida porque sino tu destino es alguno de los tres caminos que te he comentado anteriormente: cárcel, muerte o manicomio”.

Primer paso: reconocer el problema

Frases que adornan las paredes de su local. Foto: AI

No obstante, reconocen que no fue ni es fácil esa tarea, ya que primero hay que ser consciente del problema que se tiene. “Reconocer y aceptar que tienes un problema no es fácil. Hay mucha gente que se niega. A mí me costó tres años reconocerlo. Pero si no lo aceptas, no puedes seguir adelante”.

Hoy día, es algo más fácil tratar con este hándicap gracias a su ayuda y a la del Grupo Humildad, sin embargo, admiten que sigue habiendo personas reticentes a acercarse. “Es muy difícil aún que personas con el problema vengan aquí por dos razones: por el que dirán y por el miedo a reconocer que definitivamente tienen un problema”.

Pero ese es el primer paso. De ahí la importancia de asumirlo y en segundo lugar de acudir a Alcohólicos Anónimos para empezar a tratarlo. Un tratamiento que también conlleva gran dificultad, porque desengancharse de cualquier cosa cuesta mucho. “Para hacerlo más fácil, aquí lo que hacemos es sugerirnos plantearnos el problema poco a poco. Primero decimos, vamos a ser capaces de no beber durante una hora, después cuando lo conseguimos nos ponemos la meta de dos horas y así progresivamente hasta que pasa el día sin beber y ya te acostumbras a estar sin él. A mí por ejemplo, el olor a alcohol me repugna y me echa para atrás”, confiesa Román.

Es sin dudas, un gran avance en el que le ha influido, según cuenta, este grupo que se mantiene a través de las contribuciones de sus miembros y que no está afiliado a ninguna secta, partido político, religión o institución alguna. Se basa en la honradez de las personas y el único requisito para acceder a ella es tener el deseo de dejar la bebida.

Si nosotros hemos podido, ¿por qué tú no?

“Nosotros lo que queremos es hacer la vida más fácil e intentar dejar de consumir”. Ese es el objetivo del programa. Algo que ven posible. “Si nosotros hemos logrado combatir esta enfermedad, ¿por qué otras personas no?”.

Manualidades que realizan. Foto:

En esas reuniones, en la que se tratan los 12 pasos, tradiciones y preguntas de Alcohólicos Anónimos, se hacen también manualidades, se aprenden otros hábitos y se cambian actitudes. Todo, también, para mantener la mente ocupada, alejada del alcohol. Ellos sirven de ejemplo a muchas otras personas que vienen por detrás a las que prestan su ayuda, al igual que ellos la han recibido de otros como Miguel Varea (uno de los directores de los centros donde estuvo) o del Ayuntamiento facilitándoles el lugar de reunión). Porque saben que  una recaída en ese mundo, supondría la decepción de muchos compañeros que tienen depositadas sus esperanzas en ellos. Además, Francisco, aparte de esta motivación por el interés de que los demás sigan sus pasos, sabe que le viene muy bien para sí mismo. Porque a pesar de su abstinencia durante ya durante mucho tiempo, siempre debe mantenerse alerta debido a que “esta enfermedad es para toda la vida y en el momento que cojas una copa ya has perdido todo lo que has hecho durante años”. Y es que el alcoholismo “se puede parar aunque no curar porque esta es una enfermedad del alma y estas son incurables”, manifiesta “el vecino”.

Por eso, evitan y así aconsejan en sus sesiones, eludir ambientes donde se pueda incitar a beber alcohol. Una feria, una discoteca… “Puedes ir a la feria, está claro, pero tienes que saber muy bien lo qué es y a dónde vas y si te cuesta es mejor evitarlo. A nosotros, por ejemplo, no nos hace falta la feria, porque ya hace años fue feria todos los días de nuestras vidas”.

Fue algo que forma parte de sus pasados, pero ellos decidieron buscar su perdón, pasar página y seguir delante de otra forma bien distinta.  Tras sus experiencias en primera persona, lo tienen claro: Querer es poder. Y ambos quisieron y pudieron. Por eso, ahora confían en que todo el mundo pueda lograrlo.

Ya son 14 años que Francisco lo consiguió y por tal motivo lo celebrará con su nueva pareja, hijos recuperados y los amigos que manifiesta ha hecho entre los componentes del Grupo Humildad. Será, pues, una fiesta para homenajear una victoria en una larga y difícil batalla.

¡Eso sí, una gran celebración pero sin una gota de alcohol!

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