Arahal
Buñuelos y manzanas de caramelo para “sobrevivir” a la covid hasta 2022
La única familia de Arahal, dedicada al montaje de atracciones en las ferias, espera a que la situación sanitaria mejore vendiendo en un céntrico puesto, solo piden “poder trabajar”
Buñuelos y manzanas. El mensaje que Chari Jiménez Castillo puso en sus redes sociales hace unos días decía: “Cuando se habla de la feria, todo el mundo lo asocia con fiesta, diversión, cachondeo, contagios… Yo lo veo como supervivencia. Si llevaras un año y medio con tu negocio cerrado y sin ingresos ¿Tú cómo lo llamarías?” Era el grito de un compañero, feriante como esta familia de Arahal formada por ella, su marido, Juan Naranjo y sus hijos. Sí, se ganaban la vida de feria en feria hasta que llegó la pandemia por coronavirus y la ruina. Ahora sólo “sobreviven”
Chari es la cara visible de Atracciones Naranjo, una empresa dedicada a recorrer y trabajar en las ferias, sobre todo del Aljarafe sevillano y Córdoba. Tienen dos pistas de coches de choque, una infantil y otra de adultos.
Esta mujer es todo energía, sin pelos en la lengua te explica que en estos meses han vivido de los ahorros. “Desde el Ayuntamiento de Arahal me han ofrecido ayuda pero yo solo quiero que me dejen abrir aunque sea el puesto de buñuelos en la Corredera (plaza céntrica). Estoy acostumbrada a vivir de mi trabajo, prefiero ir tirando antes que pedir nada”.
Cinco generaciones de feriantes
Pero junto a ella está Juan Naranjo, cinco generaciones de su familia han sido feriantes. Él lleva “toda la vida” y sabe bien que no es por el dinero. “Somos feriantes por trascendencia familiar, cuando uno echa la vista atrás y ves el dinero que queda, te das cuenta que cualquiera tiene mejor calidad de vida”.
Esta familia lleva sin trabajar año y medio, al igual que el resto de feriantes. Ha tenido que darle de baja a los seguros de las pistas para reducir gastos porque no podían hacer frente a más de 2.000 euros de gastos mensuales sin ninguna entrada de dinero. Pero aún así, siguen pagando Seguridad Social, «encima han subido 2,84 este mes», y los impuestos de circulación de los vehículos en los que transportan todo el material, una cabeza tractora y siete plataformas. Llevan todo este tiempo viviendo de los ahorros aunque no saben cuánto más podrán aguantar porque, además, tiene todos los gastos de cualquier familia, incluida hipoteca.
“Hemos pasado muchas crisis, pero al menos en las otras podías abrir”, se lamenta Juan Naranjo. Ahora sobreviven con el puesto de buñuelos, manzanas de caramelo, gofres algodón de azúcar y juguetes «El Antojo» que tienen instalado en la plaza de la Corredera. “Sobrevivir” es la palabra que define la situación con la mente puesta en 2022, en la vacuna, en la bajada de contagios y en que todo vuelva a la normalidad, en estos momentos es una situación poco posible. Pero la esperanza no la pierden.
Gentes en las ferias
No hay que olvidar, que las familias dedicadas a montar atracciones en las ferias, necesitan que éstas se organicen con toda la normalidad posible. “Para que merezca la pena montar cualquiera de las pistas, es necesario que en las ferias haya gente, si no hay casetas las atracciones por sí solas no llaman al público”. De ahí que la vuelta a la normalidad sea el horizonte de la esperanza de Juan Naranjo y su familia.
Algo que, de momento, no es posible. “Cuando llego a la nave y veo mis plataformas y todo el material allí…” Juan no puede seguir porque la situación se hace más complicada cada día que pasa. Y eso que están acostumbrados a trabajar duro, a lidiar con muchas dificultades. “De la crisis se salía, si no ganabas dos, ganabas uno, pero salías adelante”. Ahora sólo tienen incertidumbre. “En este gremio somos “buscavidas” y ya hay muchos compañeros haciendo viajes internacionales, no les ha quedado otro remedio”, cuentan
De hecho, Juan Naranjo ha estado mucho tiempo también realizando esta actividad con su camión. “20 años he tardado en terminar mi casa”, apunta Chari Jiménez. Y juntos relatan una vida en caravanas, con tres niños pequeños, de junio a septiembre sin parar, sin dormir, peleando contra viento y marea. “De domingo a miércoles dormía un máximo de 8 horas, teníamos que desmontar las pistas, transportarlas al siguiente destino y volver a montarlas”, explica Naranjo.
«Somos hormigas»
“Somos hormigas, trabajamos en el verano para pasar el invierno. De 20 que ganamos, tengo que ahorrar 10 y si puedo 12, mejor”, así lo describe Chari. Pero en invierno sigue ganándose la vida y echa mano de todo lo que puede con el montaje de castillos flotantes y los pequeños puestos colocados en el centro de su pueblo, donde vive y descansa cuando no está en la campaña de ferias. Una de sus frases favoritas es “la olla no puede dejar de hacer chu, chu”. En estos meses hasta la olla ha peligrado y, aún así, antes de pedir a Cáritas o al Ayuntamiento, Chari pide un respiro para poder trabajar, aunque sea con horarios restringidos.
Ahora la espera más cercana es que antes de final de semana la Junta de Andalucía levante algunas de las medidas restrictivas. “Sólo con que nos dejen abrir hasta las 8, son dos horas más que aprovechamos de venta. Esto es poco, pero algo ayuda”. Buñuelos y manzanas de caramelo para sobrevivir hasta el 2022.
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