Marchena
«Las Moleeras», una tradición popular que da origen a las saetas marcheneras y carceleras
«Las Moleeras», una tradición popular que da origen a las saetas marcheneras y carceleras. Marchena vive con esplendor su Semana Santa, por las calles se respira la ilusión por estos días en los que se junta la emoción de las vísperas y la primavera. La antigua ciudad se prepara para disfrutar de su semana grande con todo el esplendor de una tradición de siglos.
La Semana Santa de Marchena es conocida por sus tradiciones más ancestrales. Una de ellas ha sido las Moleeras o El Mandato, ambos actos muy vinculados a la saeta. Es una celebración que tiene lugar el Sábado Santo, a las 12 de la noche en las puertas del Palacio Ducal.
Esta costumbre, según cuenta la tradición, va tomando cuerpo a lo largo de los años debido a que la imagen de la Virgen de la Soledad se guardaba en la Alcazaba de Marchena, el recinto privado de los Duques de Arcos, de modo que el pueblo apenas podría disfrutar a lo largo del año. De ahí que su regreso a su templo, durante la procesión de Semana Santa, lo alargaban todo lo posible en esta zona, retrasando su entrada al recinto del Palacio Ducal.
Por este motivo el duque se quejaba de estar “molió” por tan larga espera, y de ahí el nombre popular de las “moleeras” que reciben estas saetas. Por tanto, la historia de la localidad queda unida desde el siglo XIV a finales de la decimoctava centuria, al Estado de Arcos. Los Ponce de León estuvieron emparentados con las Casas Reales de León y de Navarra engrandeciendo Marchena, ubicándo su Corte en el denominado Palacio Ducal.
Desde las 12 de la noche, empiezan las «Moleeras»
El paso de la Soledad se detiene y comienzan a sonar centenares de saetas de forma espontánea durante horas. El origen de esta tradición, tiene lugar en la época del Ducado, cuando la multitud no tenía acceso al Palacio, en cuyo interior se encuentra el templo de la Soledad. Antes de llegar allí, la multitud «invadía» la procesión para cantarle saetas, al igual que sigue haciéndose siglos después. Esta costumbre dio origen a las saetas marcheneras y carceleras, que luego se trasladaron a la capital hispalense, donde cuenta la leyenda que nació una marcha de una saeta de un preso: «Soleá dame la mano».
Desde el año 1957 hace Estación de Penitencia esta Hermandad en la tarde del Sábado Santo. En su recorrido hay momentos de profunda emoción además de la majestad con que discurre toda ella, algo indescriptible es su salida y bajada del Tiro, su paso por la calle Doctor Diego Sánchez, llegada a la Plazuela de la Cárcel, y subida a la Iglesia. Desde las doce de la noche, hora en que se retira de la Procesión el Santo Entierro, empiezan las “Moleeras” acompañando a la Santísima Virgen de la Soledad todo el pueblo, cantándole sus típicas saetas “Carceleras”.
Una Semana Santa vivida en su esplendor
Con la llegada de la primavera, Marchena se prepara cada año para convertir sus calles y plazas en un escenario donde la representación se sucede siempre igual y siempre diferente en Semana Santa. Las vísperas de esta celebración se viven con intensidad el Viernes de Dolores con el besapiés de Nuestro Padre Jesús Nazareno y con los Vía Crucis y el Sábado de Pasión, del Cristo de la Providencia y de la Salud por las calles de esta bella localidad, aunque es muy especial la llamada «Procesión de los huesos», organizada por la Hermandad de la Santa Caridad, en la jornada del Domingo de Ramos donde se rememora los entierros del siglo XVII cuando se recogían los cadáveres de personas abandonadas de las calles de este pueblo.
La localidad por la tarde se viste de nuevo el Domingo de Ramos con sus mejores galas entre palmas, el Miércoles la centuria romana lee la «Sentencia de Pilatos» mientras el Jueves Santo Jesús vuelve hacer ese dulce niño junto a su cruz recuperando en el alba del Viernes Santo la Pasión de Cristo estremeciéndose en el silencio del Viernes Santo mientras suenan esas las moleeras por San Juan el Sábado Santo resucitando otro Domingo cubriendo la distancia que va desde la muerte hasta la vida. El visitante debe dejarse seducir por sus propios sentidos: respirar el aroma sutil de la mezcla de incienso y azahar; emocionarse con el canto sentido de una saeta o escuchar el silencio de una multitud respetuosa.
Los helados de Sarabia y lugares para hacer más llevadera la espera
Quien no recuerda la tradición de después del almuerzo, el tío de los helados pregonando ¡Al Rico Polo! El nombre del heladero se recuerda por el apellido, Sarabia. Durante las fiestas empujaba un carro cargado de polos y helados del “Valenciano” por las calles de Marchena, ofreciendo también esos productos artesanales del “horno de la calle Quemá“ carmelas, cuñas y barquitos Loli”. O los “Helado el Corte” y ese Kiosko de “Manolita” donde siempre se acudía a comprar cualquier golosina. Los marcheneros terminaban en aquella época su recorrido refrescándose en el Bar Kiosko “Pololo” que entre cañas y cañas se hacía más llevadera la espera de la cofradía.
Todavía hay en las calles, detalles más actuales que rememoran las tradiciones marcheneras. Como por ejemplo el gran azulejo de cerámica donde se alana a las singulares «Moleeras», colocado por el Ayuntamiento de Marchena.
En primavera
la luna de la parasceve
de plata y misterio baña
estas palaciegas piedras
que su nobleza decantan.
En este entorno de enseño
el compás de las saetas
las horas hace sublimes
hasta parecer eternas
pues un pueblo noble y cabal
renueva cada año su fe
a la virgen de la soledad.
Los sones de voces antiguas
en las saetas acrisolados están
con carceleras, con marcheneras
el pueblo rezándole va.
y con sentimientos enaltecidos
se arremolina en derredor
de su virgen de la soledad.
reviviendo cada año
esta tradición secular
fruto que en nuestro pueblo es
de la religiosidad popular.
Cantaores y poetas
en sus saetas y versos
inspirándose van
al ver como la virgen sonríe
cuando lentamente
por el tiro subiendo va.
Ellos, como adalíes consiguen
que el pueblo se enfervorezca
y de forma espontánea y sincera
cada año se repite
el portento que engrandece
la religiosidad popular marchenera.
Sea esta inscripción homenaje
a todas las generaciones marciences
que fueron escribiendo en la historia
esta página de fe y cultura
que nuestro patrimonio engrandece
y así todas las primaveras
entre estas nobles y venerables piedras
renace una de las más genuinas
y entrañables tradiciones de marchena
en derrededor de la virgen de la soledad
un pueblo piadoso y devoto
vive sus legendarias moleeras.
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