Marchena, donde la Semana Santa es romántica

Marchena (Sevilla)

Una Semana Santa “romántica”. Así se califica a los días en los que Marchena se llena de sus pasos en su calles. Romántica, porque conserva muchos elementos de hace dos siglos que en muchos lugares se han perdido, pero que en este pueblo mantienen su singular visión de la Pasión y Muerte de Cristo.

Es una cita declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, entre otros reconocimientos, que tiene particularidades que hacen imprescindible no perderse ni un instante toda la semana, como el Mandato, el Descendimiento, el Predimiento, las Centurias Romanas o la Saeta Marchenera, un arte flamenco que tiene su origen en el siglo XVII, y que sobrevive hoy día gracias a que ha pasado de generación en generación sin perder su esencia. Las quintas, sextas, cuartas de nuestro Padre Jesús Nazareno, las del Dulce Nombre de Jesús o las del Señor de la Humildad, son algunas de las saetas originales de Marchena que en estos días no hay que perderse por sus esquinas, desde que el Sábado de Pasión hace su salida procesional Nuestro Padre Jesús de Salud “El Cautivo” y Nuestra Señora de la Merced por el barrio Madre de Dios.

En una de las salidas de la semana no hay que perderse disfrutar de las moleeras de Marchena, una larga serie de saetas con modalidades como las «carceleras» o las “cernicaleras. Se cantan a la Virgen de la Soledad, ya de madrugada, cuando vuelve de regreso a su templo de Santa María de la Mota, en las proximidades de la Puerta del Tiro.

Hoy día, sigue siendo la antigua y única entrada al viejo alcázar, por lo que es un punto incomparable en toda España para ver el paso de la Semana Santa.

La lista de las cofradías marcheneras es imposible de memorizar, y siguen el Domingo de Ramos con la Real Hermandad Mercedaria de Nuestro Padre Jesús de la Paz, en su Entrada Triunfal en Jerusalén y María Santísima de la Palma. El Martes Santo le toca el turno el Cristo de los Peligros, Vía Crucis desde la Iglesia de San Juan; el Miércoles Santo la Hermandad de Humildad y Paciencia. Un parada necesaria en este hermandad recuerda que cuenta con su Escuela de Saetas, la primera de España en antigüedad, fundada en 1986 .

Jesús es prendido

Ese día, los marchameros y visitantes ven como Jesús es traicionado y apresado en el antiguo franciscano de Santa Clara. En el aire se escucha: “Prendido quedó Jesús, ante Caifás lo llevaron, rasgadas sus vestiduras, escupido y maltratado”, suena el toque de Prendimiento y la Centuria le prende.

Es uno de esos momentos de recogimiento cofrade que son imprescindibles en este pueblo, en el que el Jueves Santos salen a la calle la hermandad del Dulce Nombre de Jesús, y por la noche es el turno de la Vera Cruz. La Madrugá recibe en sus calles a Jesús Nazareno, desde la Parroquia de San Miguel. El propio Cristo, María Santísima de la Lágrimas y San Juan Evangelista protagonizan la noche marchenera.

Su camino nunca de ser seguido por cientos de personas, con la escenificación de La Pasión en la Plaza Arriba. Si acude a verla no deje de fijarse en los lienzos y motivos pasionistas que llevan los nazarenos.

Culmina el Viernes Santo la Hermandad del Cristo de San Pedro, con nazarenos cantando saetas al Cristo, al que precede la Virgen de las Angustias. El Sábado Santo es la Virgen de la Soledad la que sale a la calle, retenida en su despedida, con manda la tradición, que recuerda que la Virgen de la Soledad estaba en un recinto privado de los Duques de Arcos, y sólo la podían ver los vecinos en su salida procesional, por lo que alargaban todo lo posible el recorrido. El duque, cuentan los más antiguos del lugar, se quejaba de estar «molido» por tan larga espera, y fue cuando se acuñó el término “moleeras” para las saetas consecutivas de esa noche.

Pero se acaba molido, todavía hay que reservar fuerzas para un día más, ya que el Domingo de Resurrección es costumbre recorrer las sedes canónicas de las hermandades para ver a los santos titulares aún en los pasos, y participar en los besamos y besapiés.

Marchena abre sus puertas a una Semana Santa distinta, versátil, y a la vez romántica e histórica. A nadie decepciona, y todos repiten.