Semana Santa
Semana Santa en Arahal, un año de espera para tres días seguidos de Pasión y Muerte
A. SOLANO/C.ONZÁLEZ. Arahal
Fotos: Claudio RAMÍREZ.
En Arahal la Semana Santa se vive con cada vez más intensidad. Cuando llega lo único que importa es que no llueva. En 2016 la lluvia solo hizo acto de presencia el Domingo de Ramos, por lo que la Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén tuvo que acortar el recorrido. Pero el resto de Hermandades han tenido una plena estación de penitencia, desde el Miércoles Santo, con la Vera Cruz en la calle, hasta el mismo Sábado de Gloria cuando la Virgen de los Dolores de la Hermandad del Santo Entierro, llegaba a su templo para poner fin a estos días de fiesta y devoción.
Miércoles Santo. Hay momentos sublimes en cada una de las estaciones de penitencia que, aunque se repiten cada año, no dejan de sorprender. La Vera Cruz salió a las 10 de la noche de la iglesia del mismo nombre. Pidiendo siempre silencio a su paso, realiza un recorrido que la lleva hasta la misma calle Carmona, compartiendo este tramo solo con la Hermandad de la Misericordia. La música cada año es un trío de capilla (Golgóta) a mitad de tramo de nazarenos. No hay aplausos, ni gritos, se exige silencia al público que, a veces, por la falta de costumbre, no resiste la tentación. Vecinos y vecinas se concentraron durante todo el recorrido y se notaba las ganas de celebrar las estaciones de penitencia.
Jueves Santo, 7 de la tarde. El sol cae sobre la atalaya de la Plaza del Santo Cristo cuando se siente crujir la puerta de la iglesia del mismo nombre. Una hora antes, los hermanos comenzaban a llegar y más de 200 mujeres que alumbran detrás del Cristo de la Misercordia se repartían por las instalaciones aledañas al templo, patios, sala de cabildos, almacenes, pasillos y, claro está, en el mismo templo junto a los titulares.
El vestidor de la Virgen de los Dolores desde hace más de 25 años está siempre sentado al pie del palio. Este año contaba que la Virgen estrenaba la antigua saya recién restaurada por él mismo, «estaba hecha jirones». ¿Cómo te llega la inspiración Paco? «No sé, me pongo y ya está, le hablo mientra la visto». Sin duda es un artista, sabe lo que hace, por eso viste a la mayoría de las imágenes de Arahal. «Son todas bonitas», dice.
La Cruz de Guía está en la calle y comienza a moverse, primero el cuerpo de nazarenos, este año 865, y después el Cristo, el primer relevo de costaleros está dentro. Son aquellos que rodillas al suelo, aguantando el peso con la cintura y la espalda ponen la imagen en la calle. Momentos de emoción y tensión que se viven cada tarde de Jueves Santo, una salida extraordinaria que corta la respiración. La columna donde el Cristo va atado casi roza el dintel de la puerta, al paso hay que quitarle incluso los adornos de las esquinas, cabe justo. Pero la pericia del capataz, Francisco Jiménez, con las instrucciones de los contraguías, pone el paso en la calle en poco más de 10 minutos. El Señor de la Misericordia mira a su pueblo desde la Atalaya.
Mientras esto ocurre, muy cerca en la parroquia Santa María Magdalena se han terminado de colocar las últimas flores de Jesús Nazareno y palio de la Virgen de los Dolores que llenarán parte de La Madrugá. El Cristo de la Misericordia extiende su carrera oficial algo más lejos que Vera Cruz. Repitiéndose así imágenes como su bajada por Juan Leonardo, los templos de San Roque y Nuestra Señora de la Victoria y sus barrios o calles como Doctor Gamero que embellece cada mecida por la estrechez de su trazado.
Cada calle se vuelve espacio para mirar a un Cristo y a una Dolorosa, primeros de dos días casi sin espacio para el descanso. Porque cuando su Plaza se llena de nuevo de gente, que han tomado el camino de la calle Misericordia o Plaza Vieja para verlo entrar, ya las puertas no se cierran a la noche, hay que esperar al Nazareno, con mesas llenas de dulces de Cuaresma, café, chocolate y alguna que otra copita. Es una noche larga que se volverá corta. Ambas imágenes de Misericordia entran antes de las dos de la madrugada. Emocionante cuando el Cristo cruza de nuevo la puerta y los componentes de la Agrupación Musical Santa María Magdalena cantan el himno pidiendo Misericordia Señor o cuando lo hace la Virgen con el Dios te Salve de los músicos de San Fernando.
La Madrugá se vive brevemente desde el cambio de recorrido en 2014. Pero cuando los costaleros, todavía con la fuerza del primer relevo, sacan a Jesús Nazareno a la Plaza con su nombre y enfilan por iglesias, estrena una de las mejores chicotá del recorrido. No importa el frío, ni los largos tramos de nazarenos de la Hermandad de Arahal que entrega más papeletas de sitio (985), lo que importa es volver a ver al Nazareno por Doctor Gamero, donde vecinas mayores le rezan desde el mismo zardiné de su casa; la revirá en Victoria (con el sol alumbrando toda la torre de la iglesia), la bajada de Miraflores, y una levantá tras otra a «pulso aliviao». Y, cómo no, su paso por el barrio del Bar, revirá confluencia Barriete, Óleo y Madre de Dios, donde la mañana ya ha despejado el frío de La Madrugá y huele a calentitos y café, a la vida de cientos de personas que no olvidan cuando la imagen pasaba por aquí a primera hora de la mañana.
En este cruce se produce cada año una imagen curiosa. Mientras la Virgen de los Dolores sale de San Pedro, el Cristo entra en Madre de Dios, los dos unidos por una perspectiva inigualable. Justo en este tramo se produjo uno de los momentos más emocionantes de esta estación de penitencia cuando antiguos costaleros, como el fotógrafo cofrade Fran Granado, arrimado a los respiraderos, con su sobrina de tres meses vestida de nazarena, animaba emocionado a sus compañeros, esos que llevaban años sin llevar al Cristo de su alma. O cuando Rafa, un pequeño se solo tres años, abrazado a su padre, costalero de Jesús Nazareno, caminaba junto al paso, con el faldón por encima, solo se le veían los pies.
El sol calentaba ya demasiado. Los últimos tramos pesaban, pero estos costaleros querían que Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores no se perdiera ni una plegaria. Pasaba ya del medio día cuando los dejaron mecida a mecida en la puerta, arropados por sus hermanos/as, a fuerza de empujones, de apreturas, una última revirá, un último esfuerzo, un último grito debajo de las trabajaderas. «tos por igual valientes, qué bien lo/a lleváis, vamos a disfrutar que el pueblo está mirando, al cielo con ella!!!!». Y de pronto, la multitud se disolvió hasta las seis de la tarde, en el mismo lugar.
Esperanza. El cielo azul, a lo lejos alguna nube con reflejos de tornasol. Dentro la parroquia Santa María Magdalena el Hermano Mayor, Javier Rodríguez Caro, empieza a despedirse. 8 años organizando y trabajando por sus hermanos/as y llegó el momento de decir adiós. Pequeños homenajes recibe cuando la iglesia está a rebosar de nazarenos. Todo se precipita. ¿Dónde está la Banda Juvenil? Este año en el recorrido fueron invitados para abrir paso a la Cruz de Guía, pero a esa hora se fragua otra sorpresa. Los/as pequeños/as también tocarán al Cristo. «Esta atentos en el Altillo» comunica Javier a Arahal Información. Ya colgaba en sus cuellos la medalla de la hermanos honorarios de la Esperanza.
Se abre la puerta y todos los juveniles, desde los 3 años, salen a la luz de la tarde. Los costaleros del Cristo comienzan a entrar en el paso, después de unos rezos. Túnicas blancas y verde relucen ya en calle Iglesias. Los músicos grandes, hermanos honorarios de la Agrupación Santa María Magdalena miran para dentro. Cuando ven el estandarte que anuncia la imagen, alguien en primera línea se incorpora de una postura relajada y dice: ¡¡¡Vamos al lío!!! Y todos hacen lo mismo.
Suena el Himno de España y detrás una marcha tras otras hasta que el Cristo llega a calle Iglesias. El sol refleja la sombra sobre la fachada de la iglesia, este año la Cruz ha subido 20 centímetros para que se pueda ver mejor entre los candelabros. Cuando ya enfila Espaderos casi Monjas, los varales del paso palio, con la Virgen de las Angustias y San Juan Evangelista, reflejan ya los últimos rayos de sol de la tarde. Huele a flores en la Plaza de Jesús Nazareno y el aroma va dejando estela por donde pasa, al igual que todos los palios. De cerca, solo basta con cerrar los ojos y dejarse llevar por la música, tintineo de los faroles, crujir de las trabajaderas y el olor a incienso. Es mucha belleza la que recorre las calles de Arahal recién comenzada la primavera.
Y se repiten las imágenes por Juan Pérez, San Roque, Doctor Gamero, IV Conde de Ureña, Asencio Martín, Victoria, Pedrera, El Altillo. Aquí el Señor estrena banda, la Juvenil de Santa María Magdalena, solo dos composiciones tocaron, rodeados de su familia y vecinos, «Saber que vendrás» y «Alma de Dios» y con ellas los costaleros mecieron la imagen. Mientras, los músicos grandes sonreían a sus sucesores y comentaban entre bromas que ya se podían jubilar.
Santo Entierro. Cuando el paso de palio de la Esperanza iba ya por Doctor Gamero, se abrían las puertas de San Roque y la Cruz de Guía salía a una cada vez más fría noche de Viernes Santo. La Banda de Música Castillo de la Mota de Marchena esperaba al Cristo Yacente con la partitura de la Marcha Fúnebre preparada. La Pasión se convierte en Muerte y una urna de cristal con el cuerpo de Jesús avanza ya por San Roque, el silencio solo roto por tristes acordes.
Y llegó la hora. La última dolorosa, la Reina de San Roque, se mueve rodeada de flores blancas. 30 hombres la llevan en sus hombros. Dicen que cambia el color de su cara cuando le da el primer viento del Prado de San Roque. Quizás se sonroje por tanto piropos en voz baja que le están diciendo los vecinos y vecinas de su barrio, aquellos que la visitan desde tiempo inmemorial en su templo.
El Cristo Yacente y la Virgen de los Dolores, de San Roque, va ya camino de Juan Leonardo, después de cortar por Juan Pérez, Sevilla, Monjas, Espadero, Iglesias, Marchena. Su palio en la calle de la cuesta que lleva hasta Plaza Vieja parece que va a tocar los muros de piedra del templo de la Misericordia, pero no, sólo se acerca para oír las plegarias murmuradas desde los balcones. Impresiona ver desde uno de ellos al Cristo en su urna. Pero ¡qué triste es la muerte en su cuerpo azotado! ¡Cuánto sufrimiento pasó para salvar a su pueblo!
Termina la Semana Santa de Arahal en este Prado de San Roque. El frío es ya de Madrugá, de una nueva Madruga que se ha convertido en Gloria. Último deseo: «Salud y suerte para verte el próximo año».
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