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Semana Santa

Y el sueño… se hizo realidad

A. Solano /AI

Fotos: Claudio Ramírez /AI

Foto: Claudio Ramírez / AI

Llegaba la ocasión. Después de muchos días, semanas y meses, el sueño, por fin, se hacía realidad. El de niños y mayores, el de padres e hijos, el de tíos y primos, el de músicos y aficionados y, en definitiva, el de todos los que, por una u otra razón, sienten, disfrutan y viven la Agrupación Musical Santa María Magdalena.

Fueron algo más de tres horas llenas de emoción, sentimientos, devoción, nervios e ilusión. Vídeos, fotos, palabras, recuerdos… impregnaron el Teatro Municipal de un ambiente único hasta el momento, en el que el público que abarrotó el graderío del coliseum arahalense gozó con cada mirada al pasado y con cada son de futuro.

La garganta se encogía, el pellizco en el pecho aparecía y algunas que otras lágrimas asomaban por ojos cristalinos. Sobre todo con aquello que hacía recordar a la figura del maestro: Don Manuel Rodríguez Ruiz. Una imagen suya en la pantalla, las notas de cualquiera de las composiciones que sonaron o el rostro y el temple de su hijo David dirigiendo con batuta en mano a los que siempre serán sus músicos hacían que su sombra estuviera más presente que nunca.

Foto: Claudio Ramírez/AI

De hecho, el mismo cielo permitió esa noche que bajara hasta la avenida de Lepanto para comprobar que el sueño que tantos años tuvo no era un mero espejismo. Decenas de jóvenes y niños, entre instrumentos y partituras, lo hicieron posible. También aquellos que día tras día han ido inculcándole el amor por la música y los valores de una familia cincuentenaria.

“Salud de San Bernardo” fue su primera marcha y también sería años después la composición que marcaría el debut de estos pequeños ante la atenta y orgullosa mirada de sus padres y familiares. Así fue como el sueño empezó a dejar de serlo, aunque en esos momentos aún muchos creían estar soñando con los ojos abiertos. Como era el caso de un emocionado hijo que veía cómo la Banda Juvenil ya no era un proyecto. Ahora, era el sueño de un maestro hecho realidad.

Por eso, la Santa María no preparó un concierto sin más. No quiso que las más de 400 personas que compraron su entrada asistieran a un simple acto cofrade. Querían disfrutar y hacer disfrutar de principio a fin con todo tipo de detalles. Desde el minuto 1 hasta el 90, como diría cualquier aficionado al fútbol. Cuatro presentadores, varias proyecciones, numerosos reconocimientos, casi 200 músicos, una preparada puesta en escena y un nuevo uniforme. Había que estar a la altura para vivir con mayúsculas otro de los días grandes.

Un día marcado con letras de oro que quedará, como tantos otros, grabado en la memoria y corazones de todos.  Como fue por ejemplo aquel momento en el que unos jóvenes de la localidad aparecían a comienzos de los 90 en un plató de TVE para regalar sones cofrades a toda España. Lo recuerdan bien Antonio Brenes o el “Chato”, que este domingo querían estar en el Teatro para hacer un viaje al pasado contemplando en las caras de esos niños la ilusión que ellos mismos derrochaban cuando empezaban.

Reflejaban también la grandeza de esta banda las sinceras narraciones de Andrés Quilés y Paco Pérez, presentadores ayer, seguidores “Magdalenos” para siempre. Igual que Julio Fernández y José Carlos Mena, los otros locutores del acto. Ellos fueron los encargados de ponerle cara a la emoción y voz a los sentimientos.

Sentimientos a flor de piel que fueron incrementando cuando esos músicos” Magdalenos” dejaban a un lado su antiguo uniforme para enfundarse el nuevo. Un traje azul con corbata negra al estilo del ejército del aire, para el que trabajó Manolo. Es un claro homenaje al fundador de esta mágica historia.

Con él y junto a él, sonaron varias marchas en el tramo final de un largo y al mismo tiempo corto evento. Eran las primeras composiciones de unos músicos legendarios que regalaban una nueva estampa visual pero un mismo placer sonoro.

Un placer que aumentó con la unión de pequeños y mayores sobre el escenario, primero para escuchar y después para interpretar “Alma de Dios” o lo que es lo mismo “Alma de Manolo”. Así finalizó, de momento, un sueño. Ahora toca descansar para cumplir otros muchos en honor al eterno maestro.

Foto: Claudio Ramírez/AI

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