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Cultura

La historia de Arahal en cientos de objetos antiguos que cayeron en el desuso

#CasasconHistoria

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La familia Gamboa Maldonado tiene un patio con cacharros de hace siglos recogidos de la basura cuando nadie le daba valor

 

C. GONZÁLEZ

Fotos: Claudio RAMÍREZ

Los rincones de Arahal se funde en la intimidad  de las casas para mostrar también una parte de su historia. La urbanidad de los zaguanes, la vida de los patios nos lleva a una realidad donde la vecindad se hace presente. Esta casa es de José María Gamboa (Pena) y de Lupe Maldonado. Guarda en su interior un espacio que bien podría ser un museo con cientos de artículos de otras época y rincones como los que aquí se muestran.

José María Gamboa lleva una vida entera palpando la historia con formas concretas, baúles, pesos, balanzas, tinajas, maletas, bicicletas de diferentes épocas, piedras, cuadros, columnas, capiteles, azulejos, bombas de pozos, candelabros, veletas, aperos de labranzas, máquinas de coser y sus muebles, lebrillos, jaulas, fotos antiguas, máquinas registradoras, de escribir… un sinfín de recuerdos que llena un espació familiar. Conocido por el nombre familiar de El Pena, ha compaginado su afición al altletismo, es fundador del prestigioso Club Ohmio, con su atención a lo que hasta hace nada se consideraban «trastos viejos» pero que tienen un valor a veces incalculable.

Estos trastos los tiraban a la basura o a contenedores quienes realizaban obras en su casa o los llevaban a cualquier camino o cuneta en el campo. José María Gamboa siempre le ha dado el valor que tienen porque sólo con observar algunos, se puede ver que guardan algo más que el paso del tiempo. Hay incluso de la época romana, piedras con las formas de moler o cortar. Aperos que un día tiraron de bueyes o mulos, que fueron herramientas para agricultores y jornaleros, algunos ya sin uso.

En su patio, bajo la mirada de su mujer Lupe Maldonado que es quien pone orden, están colgados azulejos o baúles y en estanterías o mesas por ejemplo se encuentra la primera máquina del surtidor de la gasolinera que están dentro de Arahal, en la esquina de la venta, cuyo responsable era Raimundo Fernández Cuesta, más conocido como el Mundi. Hay aparatos de radios antiguas, o balanzas de comercios que hace tiempo dejaron de existir, como el que está junto a su casa en la Plaza Vieja, María Corriente. Uno de los comercios que se guardan en la memoria de Arahal, que hoy no existe como se recuerda.

La columna que había semienterrada en la calle Misericordia en una esquina justo al lado de la Peña Sevillista, está en este patio lleno de historia. José María se la encontró tirada en un contenedor y la recuperó. O el primer bocoy de madera que pusieron en la puerta de la fábrica La Palmera, retirado por su avanzado estado de deterioro. Este vecino de Arahal, amante de las antigüedades, se lo llevó a su casa, lo restauró y ahora sirve de mesa para recordar que el nombre «Aceitunas de Arahal» hace muchos años que está presente en la historia del pueblo.

Muebles con cajones que guardan recortes de prensa principios de siglo o revistas de la Feria del Verdeo cuando aún era feria del Ganado. Radio antiguas donde se escuchaba a  Bobby Deglané, el popular periodista radiofánico de origen chileno, Unión Radio de Madrid, que se convirtió después de la guerra civil en el más conocido de los locutores de la radio española durante casi treinta años, formando a su alrededor una escuela de locutores que aun hoy forman parte de la élite de esta profesión.

Teléfonos de pared, aparatos de televisión TelefunKen, esa empresa alemana fabricante de aparatos de radio y televisión de principios del siglo XX. Cántaros de agua y aceite y y bombas para sacar agua del pozo, ruedas de carro y hasta una especie de candelabro que estaba en medio de la Plaza de la Corredera cuando aún no había luz eléctrica en Arahal para alumbrar el centro.

Recorrer este museo de familias es dar un paseo por la historia sin final.

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