Sociedad
Sorpresas y curiosidades del callejero de Arahal
C. GONZÁLEZ
El callejero de Arahal guarda sorpresas y curiosidades que seguro en su recorrido ha llamado la atención a pocos ciudadanos. ¿Sabe dónde está la calle Centauro? ¿Y el callejón del perro? Se ha fijado en los dos rótulos de la calle Ascencio Martín o Doctor Morillas. Si un turista o visitante busca la calle Tahona, ¿cree que la encontrará?
Son calles con alguna curiosidad y que al recorrerla se descubren nuevas vistas de los contornos de Arahal. Centauro es una de las bocacalles de Fuente de la Salud. Unos 100 metros de longitud, viene a terminar en una casilla de campo con una hermosa parra sobre su fachada. A un lado y a otro, chiringuitos provisionales y, al fondo, se ve la trasera de la Vereda de Sevilla, una de las fachadas laterales del nuevo Teatro Municipal y los terrenos conocidos con el nombre de Semillas Pacíficos o municipales.
Aquí termina el pueblo y cada día Manolo el Loco y tres amigos charlan del devenir de la vida mientras le echan de comer a las gallinas. “Gallinas como las de antes, yo no las he comprado en Utrera, he ido sacándolas y son de las de verdad”, dice orgulloso. Sentado porque casi no lo sostienen las piernas, tiene en la puerta de su pequeña casilla provisional una foto con otros cinco amigos, sentado en el mismo lugar. Y dice: “La mayoría ya faltan, es lo que tiene esta edad, que nunca se sabe si al día siguiente estaremos aquí”.
La calle Centauro está la mita sin asfaltar. En su mayor parte son corralones donde se oyen gallinas. Al final se ensancha para abrirse al campo, cuando llegas a esta parte, parece que entras de golpe a principios del siglo XX. Así debió ser por entonces la existencia, hoy es remanso de paz para quienes han pasado mucho en la vida y viven recordando a aquellos que se fueron, intercalando a ratos la actualidad social de Arahal, con frases en sentido filosóficas “Para morirse, sólo hace falta estar vivo, últimamente no paran de hacerlo gente muy joven de Arahal”. Las gallinas ponedoras buscan la sombra y viven felices de echar estos ratos con Manolo y sus amigos.
Rótulos que faltan o con faltas
Antes de llegar a Centauro, no está más darse una vuelta por tres calles muy cercanas entre sí en las que coinciden varias curiosidades. En calle Tahona no hay rótulos, ni en su entrada por calle Victoria ni en la que existe por Doctor Gamero. Está en el callejero, en Arahal todo el mundo la localiza, porque es una calle céntrica y fue famosa en su día, por los despachos de pan, algunos aún quedan. Pero si viene un visitante tendrá que preguntar sí o sí, porque no está nombrada.
Cerca se encuentra Doctor Morillas y Asencio Martín. Pueden darse una vuelta y comprobar que en una hay un error en la rotulación. Doctor Morillas está mal bien escrito en su acceso por calle Tahona, le falta la “s”, y bien por la entrada de Felipe Ramírez. Igualmente pasa con Asencio Martín, nombre que sólo está bien escrito si se mira el rótulo que aparece en la entrada de Tahona. Por IV Conde de Ureña figura escrito como “Ascensio Martín”, es decir con “c” entre medio de la “s” y la “e” y con «s» final.
La calle Centauro está frente a otra que se llama simplemente Jesús. Sin apellido, puede ser la única calle dedicada a un nombre común, no le han añadido el San, ni doctor, ni es nombre de nadie concreto que forme parte de la historia del pueblo, ni de ciudad, ni nombre de aceituna, ni avenida, ni de algún pueblo de la comarca. A no ser que esté dedicada al Jesús más importante de la historia, Jesús de Nazaret y se hayan quedado sin azulejos para terminarla de rotular o haya alguna otra razón que el viandante no alcanza a comprender.
¿Sabía que en Arahal existe una calle que se llama “Callejón del Perro”, está al final de la calle Mina según bajas hacia el barrio conocido con el nombre de El Faro. La calle es muy estrecha y no tiene ni 50 metros, acaba haciendo una curva en lo que se llama ahora en términos urbanísticos “solar interior de terrenos sin urbanizar”. La calle está asfaltada pero debido a su escaso tránsito hay hierbas que alcanzan el metro de longitud y en uno de los laterales del suelo una argolla típica de amarrar el caballo.
Y hay dos calles que pueden ser las más cortas del pueblo, en el barrio dedicado a las variedades de aceitunas, Picual y Trama. Ambas son las partes traseras de viviendas de dicho barrio, a 30 metros quizás no lleguen a medir. Puertas falsas a la que es difícil que vaya el cartero.
Seguramente quedan atrás rincones con alguna de las peculiaridades descritas. Y seguro que los lectores acaban contando a Arahal Información dónde se encuentran para dar testimonio de ellas.
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