Enrique Sánchez: «No entiendo como pagamos 3 euros por un plato de patatas bravas congeladas y salsa de bote y no 1 por aceitunas aliñadas de forma artesana»

Enrique Sánchez con Luis Portillo y Jorge Blanca. Foto: A.I.

C. G.

El cocinero Enrique Sánchez, pregonero de la XLIX Fiesta del Verdeo, es un firme defensor de la aceituna de mesa desde sus primeros pasos en el mundo gastronómico que lo llevó a trabajar a Estados Unidos en una taberna con nombre singular El Alabardero. Asegura que siempre ha sido muy “cabezón” con la necesidad de consumir aceitunas. En una entrevista realizada por Arahal Información, resalta el valor de este producto y dice no entender como “el consumidor está dispuesto a pagar 3 euros por un plato de patatas bravas congeladas con una salsa de bote y no un euro por una aceitunas de calidad, aliñadas artesanalmente que da gusto comer”.

El cocinero televisivo volverá a ser embajador de la aceituna con el título de pregonero de la Fiesta del Verdeo que está a punto de cumplir medio siglo. Pero ya lo ha sido para la organización Interaceituna con la que ha viajado por el mundo para promocionar el producto. “Incluso entonces insistía en la necesidad de promocionar la aceituna dentro de España porque es increíble como salimos fuera a comer y la pedimos y, sin embargo, no la ponemos en nuestra mesa o como pasamos por las estanterías del supermercado sin mirarlas”.

Por eso la reivindica de aperitivo y como ingrediente en las recetas. El reconocido cocinero malagueño cuenta como, cuando empezó en 1997 a trabajar en la Taberna El Alabardero, en Washington DC (Estados Unidos), el rechazo hacia la aceituna era tal que “la primera vez que la puse en la mesa no me la tiraron a la cabeza de milagro porque allí se cocinaba con mantequilla y consideraban la aceituna como un alimento muy graso y no saludable”. Pero su cabezonería hizo que poco a poco la aceituna formara parte de los pinchos. Y, aplicando más cabezonería, consiguió hacer una estupenda vinagreta para un mero insulso con patatas panaderas.

“Quería que entendiera mi jefe que mejoraría el plato y que los clientes probarían algo que no comían en su casa. Unos pimientos asados picaditos, como en una salsa a la bilbaína, un toque de manzana y unas aceitunas, también muy picaditas, que sustituían al chorreón de aceite. El plato pasaba a ser un mero con picadillo de aceitunas”, explica. Por estas y otras iniciativas ha sido considerado como uno de los cinco mejores chefs hispanos en Norteamérica.

Las aceitunas que empleaba, por supuesto, se las llevaba de España. Y para acostumbrar al pueblo americano al sabor y, también, al aspecto, aliñaba un gran bote de cristal con 7 kilos del producto y se lo plantaba al camarero en la barra. La visión de un bote de estas características picaba la curiosidad del cliente, sobre todo porque lo máximo que había llegado a ver era una latita de supermercado sin aliño ni nada.

“Cada temporada aliñaba el bote de una manera, con recetas de mi abuela; ajos, gajos de naranja y limón, pimiento, ramas de tomillo”, explica Enrique. Intentaba ganarse al cliente con la vista para continuar con el sabor, si hacía falta rompiendo moldes. “En la cocina nunca se deja de aprender, a veces no es costumbre hacer las cosas, hasta que alguien las hace, me ha tocado vivir este tipo de experiencias mil veces como testigo y como emprendedor”.

El día 3 de septiembre, Enrique Sánchez hará un pregón de vivencias, anécdotas, recetas y muchas historias relacionadas con la aceituna. Habrá sorpresas en el escenario de la Plaza del Santo Cristo la tarde noche del 3 de septiembre.

El cocinero visitará Arahal muy pronto con el objetivo de empaparse de la cultura milenaria del olivo y de la aceituna y convertirse en pregonero, proposición que, en ningún momento esperaba. “Cuando me llamaron en principio pensé que se refería a algún tema religioso y me quedé un poco parado porque intento evitar temas políticos o de este tipo, pero cuando me dijeron exactamente de qué se trataba, me encantó, estoy entusiasmado porque voy a aprender mucho no sólo para el pregón, sino para mi profesión”.

Intentará que Arahal esté para comérsela en poco tiempo. Y qué mejor forma que empezar con un buen plato de aceitunas.