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Asociaciones

El Tarajal, 24 años atendiendo a jóvenes sobre la cuerda floja debido a la falta de previsión de la Administración

C. GONZÁLEZ

Trabajan en Arahal desde 1991. La Asociación para la Prevención y Ayuda al Drogodependiente El Tarajal no puede hacer previsiones para el futuro, aunque sea cercano, porque tiene que ir al compás de imprevisiones de las administraciones, sobre todo la regional. Malviven a duras penas, presentando proyectos concretos para ayudar a una población joven estigmatizada por la sociedad. Sus trabajadores y voluntarios pelean con uñas y dientes para que se les escuche, aunque el resultado siga siendo la incomprensión, la desidia y el olvido.

Uno de los alumnos del taller de herrería y forja.

24 años trabajando para una parte de la población de Arahal, aquella cuya atención se hace complicada pero necesaria. Los jóvenes a los que ayudan, en muchas ocasiones, los han dado por imposible. No tienen estadísticas sobre cuántos consiguen sacar adelante porque El Tarajal trabaja con personas no con números.

Y lo curioso es que a pesar de la importancia de su labor y del tiempo que llevan realizándola, los vecinos y vecinas de Arahal aún los confunden con una carnicería o una constructora porque tienen el mismo nombre. “No, trabajo en la asociación que está junto al Centro Cívico”, insiste Araceli Martín, trabajadora social, cuando habla de su trabajo.

A pesar de que atiende a una población joven, estigmatizada por la sociedad, y les dan una oportunidad para que marquen su propio camino, no pueden hacer planes para un futuro, aunque sea cercano. La crisis ha hecho mella en su presente y ni hablar pueden del mañana. Desde 2010 han caído las subvenciones un 47,73 por ciento, de 13.000 euros que le dio la Junta de Andalucía ese año para proyectos concretos, a 6.900 euros que han recibido en 2014. ¿2015? Viven el mes de abril y aún no saben qué pasará este año. “No se trata sólo de que podamos prever mantener una actividad contando con este último presupuesto, sino que estamos siempre en una situación de incertidumbre”, cuenta la trabajadora social.

Vuelta de tuerca

Este año, la Junta de Andalucía ha dado a esta situación de incertidumbre otra vuelta de tuerca. Debido a las elecciones autonómicas, cerraron el ejercicio de 2014 el pasado mes de octubre y, todas las subvenciones que ya estaban fiscalizadas en esas fechas, se quedaron en un limbo legal. Las resuelven y pagan entrado ya el 2015 por lo que a esta altura del año, no se sabe qué pasará en este ejercicio. Cuando llaman para preguntar, la respuesta es que no se sabe qué pasará con la actual convocatoria.

Siguen a la espera con tres talleres en marcha: de restauración de muebles, diseño gráfico y, el más nuevo, de Herrería y forja. Este último, fue posible ponerlo en marcha gracias a la subvención de 20.380 euros que les concedió una entidad bancaria, La Caixa, a través de su Obra Social, un dinero para el que tuvieron que presentar un proyecto concreto.  A este dinero se le suman 8.000 euros que reciben del Ayuntamiento (que en los últimos años ha aumentado la subvención en 2.000 euros) y poco más d 1.000 euros de la Diputación Provincial.

Araceli Martín, junto con la administrativo, son las dos personas que mantienen en funcionamiento la Asociación, además de tres monitores de los talleres. Hacen de todo, a veces incluso pedir por las empresas para cualquier actividad que se salga del día a día. Pero recompensa el trabajo con jóvenes para los que se convierten casi en su familia, a veces sin el casi. Jóvenes para los que el sistema educativo y de la administración municipal no tiene recursos ni personal y son derivados a El Tarajal.

Taller de reparación de muebles.

La trabajadora social los atiende, en contacto continuo con la familia y el centro educativo.  Son profesores, a veces tutores, siguen su vida, incluso fuera de horas de trabajo. Los miran a los ojos y ven que el futuro está en ellos y no tiene por qué venir torcido, sólo con rascar un poco encuentran el lado bueno de sus actos rebeldes, de sus contestaciones, de sus comportamientos fuera de reglas sociales. “Cuando llegan la primera vez, siempre les digo que no los conozco de nada (aunque no sea así porque ya hemos visto todos los informes) y que desde que pisan la asociación, empiezan de nuevo”, cuenta la trabajadora social. Son jóvenes con un fondo que hay que encontrar a fuerza de pacientes conversaciones.

Grandes desconocidos

La representante de la Asociación para la Prevención y Ayuda al Drogodependiente quiere dejar claro que un tanto por ciento del trabajo que realizan es de prevención, con mayúsculas. De la atención a jóvenes desmotivados que a ciertas edades comienzan a dar problemas en el colegio y en el seno familiar. “La sociedad los etiqueta, los estigmatiza y los convierten en grandes desconocidos” asegura Araceli Martín refiriéndose a los jóvenes que llegan hasta el gran aula de la asociación. Por eso, en El Tarajal luchan con todas sus fuerzas para que encuentren el camino a base de disciplina, horarios de clase en la misma oficina de la asociación, talleres ocupacionales que los quitan de las calles y que, con un poco de suerte, hace que la actividad los entusiasme y pueda convertirse en una vía de formación y empleo.

La atención también se organiza por ejemplo en forma de rustas con el área municipal de Turismo y su técnico que explicó a los jóvenes historias desconocidas de su propio pueblo. Hacen actividades deportivas y talleres de formación con temas concretos, a los que tienen que hacer frente, como las relaciones de pareja, manejo de los conflictos, control de impulsos. O, simplemente, eligen una película para verla juntos.

Esta es una parte esencial en su trabajo pero no la única, porque también realizan asesoramiento jurídico y laboral, acompañamiento en juicios, visita a la prisión cada 15 días a aquellas personas que un día pasaron por la asociación y tienen causas pendientes con la justicia por temas relacionados con su drogadicción. Son tantos frentes abiertos que, a veces, no entienden como “si salimos rentable a la administración, no nos cuidan. Como decía el presidente de una Asociación, a nosotros la Junta no nos ha recortado, simplemente nos ha abandonado”, comenta Araceli Martín.

La Asociación El Tarajal y todas las personas que la componen pelean día a día para hacerle entender a quienes llegan a sus puertas aquella frase del anuncio que decía que “los malos principios nunca son definitivos” y que cada cuál es dueño de su propio destino, sólo tiene que encontrar el camino.

 

 

 

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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