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Medio Ambiente

La excelencia del aceite ecológico Xtra Ecolivum comienza a abrirse paso en el Pago Las Magallanas y Cerro Ovejero

 

Foto: A.I.

 

 C. GONZÁLEZ

Fotos: Claudio RAMÍREZ

El olivo tiene ya el esquimo fuera. Es el primer paso de la producción. Rafael Rodríguez, un agricultor y empresario de Arahal, trabaja en estos días en la limpieza del árbol. Es propietario de la única certificación de tierras ecológicas que, de momento, hay en esta localidad, y productor del primer aceite ecológico de aceituna manzanilla fina en el mundo, que lleva poco más de un año en el mercado.

Foto: A.I.

Parece mentira que estas pequeñas bolitas arracimadas que aparece en el final de la rama de olivo acabe explotando en flor dentro de aproximadamente un mes. Ya se puede avanzar si en cada zona será un año bueno de aceitunas o no. Cuando llegue septiembre, este fruto que ahora despunta, será seleccionado, recogido y llevado a molino antes de 24 horas, antes de que comience a oxidarse y a perder propiedades. La excelencia del aceite ecológico de Arahal, Xtra Ecolivum, comienza a abrirse paso entre las ramas.

En el Pago Las Magallanas, donde Rafael Rodríguez tiene 1.2 hectáreas de las tierras ecológicas, están intensificando este año la poda. El agricultor pone nombre a esta tarea: “Este año castigamos más al olivo en este pago y seguramente tendrá menos producción, otros olivares no se tocan porque fue su turno el año pasado”, cuenta Rafael Rodríguez. Castigar es sinónimos de hacer una limpia del olivo más intensa, es decir quitarle más ramas para que la savia de fuerza a las que quedan, que son las mejores. En otro, Pago, Cerro Ovejero, 2,4 hectáreas, no ha entrado este año la poda y el olivar parece un lugar de recreo.

Las tierras de este agricultor son la escuela para el alumnado del Taller Ecolivar. Es él el que marca la línea de poda observando al olivo, después de años de experiencia y, en este caso, también de formación ya que Rafael Rodríguez está terminado una ingeniería por la rama de la agricultura. Por eso habla con tanta facilidad de cómo llega el nitrógeno a sus tierras principalmente a través de las hierbas naturales que la protegen también de la erosión.

Ejemplares de 300 años

En un paseo por el pago donde trabajan esta semana, Pago Las Magallanas, se puede comprobar como de estas tierras con certificación ecológica brota la hierba de forma natural y los olivos están agarrados, no se ven las raíces, en algunos casos centenarias. En las tierras de al lado, labradas, sin una mata de hierba, la tierra no se agarra y los olivos quedan desprotegidos, la raíces rodeando el tronco.

El Pago Las Magallanas es un olivar donde hay ejemplares con más de 300 años de antigüedad y un valor, más que económico, sentimental. Siguiendo la vida de estos olivos en los documentos oficiales y en el archivo familiar, se puede comprobar quienes fueron los primeros propietarios a fuerza de echarle horas a la investigación.

Por eso este agricultor sabe que el aceite Xtra Ecolivum proviene de la decisión tomada por sus antepasados que invirtieron el dinero obtenido en la aventura de conquista americana (fueron emigrantes en Buenos Aires) en plantar olivos en un Pago que hoy en día es testigo directo del paso de aviones dirección a la Base Área de Morón; el destino también quiso que estuvieran en la misma dirección que la línea de aterrizaje de las instalaciones militares.

Para que las tierras se consideren de cultivo ecológico, Rafael ha tenido que prepararlas durante tres años, limpiarlas de productos químicos y dejarlas cubierta de un manto verde, en algunas zonas, y amarillos, por el color de las flores, en otras. En esta época de limpia, las ramas que se cortan de los olivos, se amontonan en entre una hilera y otra, y después se trituran para que sirvan de abono a la tierra. En aquellos olivares que no son ecológicos, se suelen quemar.

 

Estos campos son el refugio de distintas especies animales porque en ellas encuentran el cobijo para sobrevivir. Los campos y olivos de Rafael Rodríguez están llenos de agujeros donde se refugian las liebres y conejos. En un chueco cualquiera se pueden encontrar varios. “Con los agujeros entra aire en las raíces y no es muy bueno, pero viven aquí porque tienen alimento seguro”, dice el joven agricultor.

El talón del olivo (extremo de la rama) adelanta ya cuánto va a crecer este año. En el tronco, el tiempo va más lento. Pero su fuerza acaba en las ramas, sobre todo después de quitarle lo que sobra durante estos días. El cuidado del árbol se notará más en su fruto, porque sabe que será el alimento de aquellas familias que elijan comer con los cinco sentidos.

 

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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