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Cultura

Estampas de Viernes Santo, de luz y devoción por las calles de Arahal

 

A. SOLANO/C. GONZÁLEZ

Fotos: Claudio RAMÍREZ

Cristo de la Esperanza. Seis y media de la tarde del Viernes Santo. 23 grados en la Plaza de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Añoranza de túnicas color verde y blanco que ya asoman por la puerta. Desde dentro, un halo de luz recorre el pasillo central de la iglesia Santa María Magdalena. La Cruz de Guía está en la puerta, meses de trabajo a la espera de este momento. Cuando el Hermano Mayor, Javier Rodríguez Caro, habla deseando a todos una buena estación de penitencia, sabe que su mensaje se transforma en sentimiento de hermandad.

 

Cristo crucificado. Hermandad Sacramental de la Esperanza.

 

La Hermandad había pensado en todo, hasta en el calor. 4 puntos de avituallamiento para abastecer de agua a sus nazarenos intentando evitar que el calor no hiciera estragos en una estación de penitencia que empieza cuando aún el sol calienta demasiado, como ha ocurrido en esta Semana Santa.

La Esperanza ha sido siempre la Hermandad de los niños y niñas, aunque ya en todas participan en mayor o menor medida. Y, además, es la única que coincide con otra en la calle el Viernes Santo. De tal manera, que cuando los nazarenos esperancistas llegan a las calle Sevilla, Juan Pérez y San Roque es fácil ver pasar a otros nazarenos de la Hermandad del Santo Entierro camino de la iglesia convento de San Roque, citados una hora antes de la salida, prevista a las 8:45 de la tarde casi noche.

Virgen de las Angustias y San Juan Evangelista, Hermandad Sacramental de la Esperanza.

Es una estampa singular porque, a veces, como ha ocurrido este año, se paran en señal de respeto si la imagen del Cristo crucificado va pasando y lo miran, tal vez en ese justo momento comienza su rezo, previo a la estación de penitencia, que iniciarán en poco tiempo con su Cristo Yacente o la Virgen de los Dolores.  Cada una de estas hermandades muestra la muerte del Señor, en la cruz, la Esperanza, y, en la urna, el San Entierro. Y cada una vive la estación de penitencia de forma diferente.

El Cristo de la Esperanza va acompañado por la Agrupación Musical Santa María Magdalena, hermanos honorarios, unidos por una tradición de años. Al igual que pasa con la Misericordia, no se concibe el andar de su Cristo sin las maneras de interpretar esta banda las marchas. Cada calle es una oportunidad para que la imagen muestre el dolor de su muerte, para que los costaleros expresen la devoción a golpe de mecida, no hay más belleza que la que va andando en Semana Santa por las calles de Arahal.

Cristo Yacente, Hermandad del Santo Entierro.

La luz de una buena tarde de Viernes Santo, como la que acaba de suceder, la fragancia de las flores de los pasos y el azahar, la esperanza que trae consigo el alargamiento de la vida en la calle con estas tardes inmensas. Todo contribuye, pero nada sería posible sin las promesas de acompañamiento, sin el trabajo de la Hermandad, sin la devoción a unas imágenes a las que rezan todo el año y a las que encomiendan el devenir diario.

El paso del Cristo avanza por la calle Pedrera, donde dedican una levantá al Maestro de la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Victoria, José Segura Medina. Y, lo mejor, la marcha es de la Santa María Magdalena cuyos componentes, sin pensarlo, cuando vieron a la familia del músico recientemente fallecido en la puerta, quisieron tocar para honrar su memoria. Uno de los momentos más emotivos y significativos de esta estación de penitencia. Familia y músicos se fundieron en abrazos, queda para la historia.

La Virgen de las Angustias siempre irá acompañada en su dolor por San Juan Evangelista, excepto el día de su aniversario, en junio de 2013, cuando la historia marcó su paso por calles que jamás había visto y no se sabe si volverá a ver. Cuando la Virgen enfila ya la calle Doctor Gamero, calle de cierros y estrechas aceras donde el público resiste la tentación de tocar las imágenes, la puerta de la iglesia de San Roque se abre y entra el último respiro de la tarde.

En San Roque están ya concentrados quienes han visto la salida de la Esperanza, y ahora quieren ver a su Cristo muerto y a la Virgen con el rostro más dulce, que este año iba de estreno. El manto pasado a terciopelo por las María Dolores y María Regla Martín, nueves meses y medio de trabajo, miles de puntadas después, para contemplar desde un rincón de la iglesia la salida de la Virgen de los Dolores.

Virgen de los Dolores, Hermandad del Santo Entierro.

El barrio entero de San Roque espera el paso de los nazarenos de luto, con túnicas blancas y capa y capirote negro. Presidiendo la procesión los representantes de los cuerpos de seguridad y del Ejército, junto con el Hermano Mayor, José Matute. Tocando marchas fúnebres la Banda de Música Castillo de Mota, de la localidad vecina de Marchena.

El Cristo Yacente cogió camino de la Plaza Vieja pasando por Juan Pérez, Sevilla, Monjas, Espaderos, Iglesias, Marchena y Juan Leonardo. En esta última calle, por donde sólo 24 horas antes había pasado el Cristo de la Misericordia, se volvió a repetir la imagen del público esperando en la escalinata de la Plaza que termina en iglesia. Allí estaban también los representantes de la Junta de Gobierno de la Hermandad de Misericordia para presentar sus respetos a las imágenes del Santo Entierro; la iglesia del Cristo abierta de par en par.

Cuando el Santo Entierro llega a la Victoria, atravesando el pueblo desde la calle Serrano en línea recta, la Cruz de Guía de la Hermandad de la Esperanza alcanza ya la Plaza de la Corredera. Ayuntamiento, Casa del Aire, Casino, grandes edificios que hacen del conjunto una estampa inolvidable.  La Santa María enlazó cino marchas a su paso por el centro Perdona a tu pueblo Señor, Saeta, Himno a San Antonio, Alma de Dios y Costalero. El público comenzó a prepararse para el final.

A partir de aquí, entorno a las imágenes, se juntan decenas de personas, hermanos costaleros que no quieren dejar de mirar el paso, algunos casi decepcionados porque ya han salido de su último relevo, otros, esperando entrar en Veracruz o quizás en calle Iglesias. Últimos metros para encerrar al Cristo que llega de noche, con parte de la calle prácticamente a oscuras a la misma puerta de la iglesia.

Los costaleros lograron mantener al Cristo al menos 15 minutos para revirar y entrar mirando a su pueblo. La Santa María Magdalena parece en ese momento renovarse y no notar el cansancio de tantos días tocando casi sin parar. Hasta 8 marchas seguidas: Himno Eucarístico, Eterno sentimiento, Honor a tu memoria, Cerca de ti, Señor, la Herencia del Maestro, Dios de Esperanza, Ave María y el Himno Nacional. Costaba trabajo entrar y romper la belleza del momento.

La Virgen estaba ya muy cerca. Y quienes acompañaron al Cristo hasta la puerta, fueron en su búsqueda para arropar su entrada. La misma imagen, revirando, y con las marchas de la Banda Sinfónica de San Fernando. Después de estar dentro de la iglesia, sonó La Salve los hermanos rodeaban a la imagen hasta que quedó colocada en su lugar del templo. Fue una plegaria cantada que cerró la estación de penitencia pasada la una de la madrugada.

Para entonces, las imágenes del Santo Entierro ya iban de recogida para su templo, aunque la Virgen de los Dolores no entraría hasta una hora después, sobre las 3 de la madrugada. El pueblo no quiere que terminen estos días de pasión, por eso se concentran en la Plaza de San Roque donde no cabe nadie más. A esta hora el frío ya es una realidad, más aún en esa plaza abierta al menos a 6 calles.

La Virgen entra por la calle Sevilla en una sola chicotá desde casi Las Monjas hasta el templo, con las marchas Valle de Sevilla, Pasan los Campanilleros, Hossanna in Excelsis, La Madrugá, Virgen del Valle y Jesús de las Penas, con toques de tambor entre algunas.

La Semana Santa de Arahal termina. El viento se lleva hasta los cielos la última nota de los músicos arahalenses. Se cierran las puertas del templo. En unos minutos, las calles se quedan sola, cansadas de tanto trajín, aunque aún en los cristales se reflejan los últimos nazarenos que van de vuelta.

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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