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Los tipos de colchones que hay y cuál me conviene más
Escoger un colchón resulta más complicado de lo que pudiera parecer. Ten en cuenta que en el mercado encontramos una oferta muy amplia, con una serie de modelos pensados para adaptarse a las necesidades de todo tipo de personas. Por lo general, reparamos sobre todo en la comodidad y en que sean colchones baratos que al mismo tiempo nos garanticen una cierta calidad en el descanso nocturno. Pero también habría que prestarle atención a otro aspecto como es la forma de dormir de cada uno. En función de eso habrá que decantarse por un tipo de colchón u otro.
Qué tipos de colchones existen
A continuación te desvelamos cuáles son los tipos de colchones más frecuentes. Profundizaremos en cada uno de ellos para que te resulte más sencillo hacer la elección.
Cochones de muelles
Los colchones de muelles pueden parecer a simple vista un tanto antiguos, pero con el tiempo han ido incorporando el desarrollo tecnológico hasta convertirlo en un producto de cierto nivel, sin tener que envidiar nada a otros materiales. Su principal características es su facilidad para recuperar con rapidez su posición inicial y tienen la particularidad de que son altamente transpirables y no absorben la humedad, por lo que se convierten en una solución muy interesante para aquellos que suden por la noche. Dentro de los colchones de muelles hay que diferenciar entre tres modelos:
- Los de hilo continuo: crean un entramado único de muelles que conservan la estructura como una férula. Se recomiendan a aquellos que duerman solos, ya que son firmes sin llegar a resultar rígidos.
- Los de muelles embolsados: encajan mejor en las camas matrimoniales. Cada muelle es independiente y conserva la firmeza sin llegar a alterar al conjunto y sin que estén condicionados por la presión que se ejerza en la otra parte del colchón.
- Los bicónicos: están a medio camino entre los dos sistemas mencionados antes. Cuentan con muelles individuales de doble cono ligados en una única estructura.
Colchones de espuma de poliuretano
Tiene la capacidad de mantener la forma original, evitándose el hundimiento al reposar en él. Nos encontramos ante una de las propuestas más económicas a la hora de escoger un colchón. Algunos están fabricados solo con este material, pero otros lo combinan con viscoelástica para mejorar la adaptación.
Colchones de viscoelástica
Se trata de un material termoadaptable y termosensible, con gran capacidad de absorción de movimiento. Es sensible al peso y la temperatura, lo que facilita moldear el cuerpo de manera adecuada sin experimentar sensación de hundimiento, además de la recuperación de la forma tras su utilización.
Destaca sobre todo por su adaptación al contorno del cuerpo, consiguiendo que se mantenga la postura natural de la columna vertebral.
Colchones de látex
Están compuestos de capas de esta sustancia gomosa extraída del árbol del caucho, aunque también pueden fabricarse con un látex elaborado de manera sintética. Tiene un aspecto muy parecido a la espuma, pero con más peso y densidad.
En cuanto a las ventajas, tiene una gran capacidad para adaptarse a la forma del cuerpo sin perder en ningún instante la firmeza. Se trata de una apuesta muy interesante para los que se muevan mucho, ya que no ejerce un efecto de freno a la rotación.
El colchón más adecuado para cada forma de dormir
Podemos comprar un colchón muy bueno, pero en ocasiones puede darse el caso de que no se adapte a nuestra postura a la hora de dormir o a nuestra manera de movernos en la cama. Estos son algunos detalles que debes tener en cuenta.
Las personas que duermen boca arriba precisarán un colchón firme, que les ofrezca una cierta protección en la zona de la nuca y en la base de la columna. De esta manera evitaremos que esta última pueda deformarse desencadenando posturas inadecuadas. Los que optan por dormir de lado necesitarán un colchón de firme media que les ayude a adaptarse a la estructura de los hombros y caderas.
Por su parte, los que lo hacen boca abajo deberían emplear un colchón más blando que les evite sufrir malas posturas en la parte media de la columna o en el cuello.
También habría que diferenciar entre los que se mueven mucho y los que apenas lo hacen. Las personas que no paran quietas en la cama, dando vueltas constantemente, requerirán de un colchón con cierta firmeza, pero sin ser excesiva. Si es demasiado duro siempre se corre el riesgo de sufrir malos gestos en el momento del volteo. Necesitarán de adaptabilidad en el relleno, procurando que se adapte a las diferentes posturas que puede adquirir el cuerpo durante el movimiento.
Unos colchones más firmes es lo que deben utilizar los que se desplacen menos. También se aconseja que se compongan de materiales menos adaptables que regresen a su posición original tras la presión del cuerpo.
Por último, también sería interesante reparar en si se suda mucho o no cuando se duerme. Las personas con elevada transpiración necesitarán recurrir a materiales con capacidad de absorber el sudor para posteriormente evaporarlo con el propósito de que no se acumule la humedad en el colchón.
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