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Medio Ambiente

Jaedilla–Ecologistas en Acción denuncia las podas agresivas e incorrectas del arbolado urbano de Arahal

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A.I.

La Asociación Ecologista “Jaedilla” ha registrado esta mañana un escrito en Ayuntamiento de Arahal denunciando las podas agresivas que se han llevado últimamente en algunos árboles del municipio. Por esta razón, exigen a la delegación de Medio Ambiente, responsable de trabajo “una mayor sensibilidad, primando la salud del árbol, ya que estos son un bien público que supone una inversión económica y ambiental”.

Ejemplos de ellos son las dos moreras (Morus alba) junto al Bar “La última peseta”, los árboles de la Avenida de Lepanto,junto al nuevo teatro municipal o el “Pica-Pica” (Brachychiton populneus) que está junto al depósito de agua de la Barriada “La Paz”.

Según los ecologistas de Jsedilla, estas podas incorrectas “se repiten años tras año por lo que los vecinos acaban considerando que esto es lo normal”. Incluso, dicen, “son muchos los que creen que es necesario podar los árboles urbanos, que éstos agradecen el corte drástico de ramas y troncos y que, incluso, crecen mejor gracias a ello”.

Pero los ecologistas consideran que los árboles “no necesitan podas -al contrario- sufren, se debilitan, enferman y mueren por ese manejo. Los expertos en árboles y jardineros profesionales coinciden en que las podas agresivas o talas “violentan” a los árboles”.

Los ecologista locales exigen un informe técnico que avale esa poda y que se lleve a cabo una adecuada planificación municipal a la hora de actuar en las zonas verdes o ajardinadas y en las alineaciones de árboles, para evitar que estos seres vivos sean tratados como un elemento más del mobiliario urbano.

Para Jaedilla, las continuas obras que se producen en las calles y las remodelaciones urbanísticas, como zanjas para servicios (conducciones de agua, electricidad, saneamientos), o la renovación del pavimento deberán atender a criterios funcionales, es decir, en relación a los múltiples beneficios que producen éstos en las ciudades y no basar las mismas en criterios arquitectónicos que entienden al árbol como un elemento de quita y pon, es decir, como una farola o un banco. “No se pueden planificar las obras desde un ordenador pintando un palo y una bola verde en el plano, ya que se trata de seres vivos que van a crecer”, añaden.

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«Podar no es pelar»

Los representantes de Jaedilla consideran que “podar no es pelar el árbol sin dejarle una ramita, hacer cortes dentro del tronco o romper su estructura, en definitiva, podar no es mutilar”. A su parecer las “podas incorrectas producen crecimientos exagerados de ramas peligrosas por el riesgo de rotura y también provoca pudriciones en el tronco del árbol, haciéndolo peligroso y pasto de enfermedades”. Por esta razón, y visto las podas que se han llevado a cabo últimamente, exigen a la Delegación responsable “una mayor sensibilidad, primando la salud del árbol, ya que estos son un bien público que supone una inversión económica y ambiental”.

Los ecologistas locales apuntan que los árboles producen múltiples beneficios “nos protegen del intenso calor y del sol durante muchos meses; generan grandes superficies de sombra, que junto con la humedad que aportan al aire, pueden reducir la temperatura ambiente hasta en 5ºC”. También entre los beneficios está fijar el polvo del aire reduciendo las partículas en suspensión y absorbe grandes cantidades de CO2, por lo que contribuye a luchar contra el cambio climático. Los árboles “hacen de nuestras calles un lugar más habitable y acogedor; reduce el ruido por el tráfico privado; son nicho de biodiversidad al acoger a otros seres vivos como insectos y aves; son seres vivos cuya imagen visual, su vitalidad, su verdor y sus cambios a lo largo de las estaciones nos proporcionan un agradable bienestar”.

Jaedilla pide que los técnicos del área de Medio Ambiente diferencien entre un árbol con riesgo de caída de ramas y que puede afectar a la seguridad ciudadana y aquellos que se talan para ahorrar costes de mantenimiento por recortes presupuestarios o “por estar dirigidos por personas inadecuadas”.

En definitiva, apuntan que podar es “un arte que obliga a saber de botánica y de técnica y no se debe trasladar la experiencia rural al arbolado urbano”. Recuerda que las podas agresivas se utilizan en el campo y en el monte para manejar los frutales, obtener vigas o darle ramón al ganado: “Pero estos modelos no pueden trasladarse sin sentido alguno a los árboles ornamentales de nuestra ciudad, a éstos le pedimos sombra y belleza y no producción”.

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