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Salud

El TOC, el enemigo silencioso que te amarga y condiciona la vida

Jaime pasó 12 años de su vida con cierta normalidad en su Barcelona natal. Cuando llegó a esa edad, sufrió una «desectructuración familiar severa», y su mente reaccionó creando en él a un afectado de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Desde entonces, su vida es digna de ser resumida.

Jaime, por cierto, tiene miles de seguidores en todo el mundo, aunque muchos de sus seguidores le conocen por su nombre artístico, «Mind Music». Este referente en la lucha para vivir con TOC tiene seguidores en los cinco continentes. Cada directo en Instagram roza los 10.000 espectadores en directo, pero su vida es superarse día a día. Hasta llegar a este punto, este joven nacido en 1994 se ha llegado a duchar 42 veces al día.

De hecho, su pelea contra el TOC ha sido tal que ha llegado a colocarse y quitarse una camiseta más de mil veces antes de ponérsela definitivamente. Incluso, pide, en la entrevista, que se pare la grabación, porque se inicia en la pista 96 de la grabadora, y cuando se inicia por segunda vez hay que hacerlo de nuevo para que empiece en la 98, una pista par.

Asociación de ayuda

Jaime encabeza una asociación a nivel nacional que en Andalucía cuenta incluso con un hotel en la provincia de Granada donde se intenta dar a los afectados las pautas para vivir con algo que les acompañará toda su vida.

“Podemos mejorar, eliminar algunas manías, pero el TOC es algo que no te abandona nunca, de modo que tienes que intentar que, al menos, ganes tiempo en tu vida quitándote toda la dependencia que puedas”, explica en una entrevista en la que indica que intenta que, desde su posición de privilegio que le da el mundo de la música, su voz se escuche para intentar que esta patología mental tenga toda la visibilidad posible.

En el mundo de la música, cada vez que saca alguna novedad hay miles de personas en todo el mundo que se pegan a las redes sociales y plataformas musicales, con especial incidencias en países como La India, donde sus seguidores son legión, con lo que no es raro que cada vez que se asoma a un directo en redes sociales sea imposible saber de dónde son quienes le siguen, por el volumen de tráfico que genera, que le ha valido incluso un Disco de Platino por el total de su carrera.

Cada persona lo vive de una forma

Recuerda, hablando del TOC, que cada persona lo comienza a evidenciar de una forma, y en su caso “a los 12 años tuve una desestructuración familiar brutal”, que le hizo desencadenar en una serie de costumbres que, poco a poco, le fueron complicando la vida por la dependencia que le suponían, aunque mantiene algunas no tan problemáticas.

De hecho, la cantidad de duchas que se daba al día, con el jabón correspondiente, le provocó irritaciones en la piel que oculta con tatuajes, pero a la vez le dio fuerzas para pelear por que se conozca qué es el TOC, y lamentar que “es algo que no cubre en muchos tratamientos la Seguridad Social, sino que hay que tirar del bolsillo para poder tener una vida normal”.

Después de mucho trabajo, Jaime ha conseguido robarle unas cuatro horas diarias al TOC. Ahora las emplea en su vida diaria. Lo hace a base de esfuerzo y medicación, y sostiene que son los profesionales médicos los que marcan la pauta. Además, sostiene que “hay que huir de cosas como chips en el cerebro que trabajan con electrodos para bloquear pensamientos concretos, que no son nada recomendables”.

Jaime Aymar pone sobre la mesa la importancia de la música para aislarse de su problema. Recalca la necesidad de tener la implicación de la familia para salir adelante, y la comprensión de la sociedad ante una enfermedad que es parte de la alta tasa de suicidios en España. Además, desmonta bulos como el que cita que es algo hereditario.

«Si un día me pasa algo malo “rápidamente pienso que es por culpa de no haber cogido una calle concreta o no haber hecho lo de siempre». En realidad es imposible. Pero el cerebro juega esa mala pasada.

Dos abrazos, siempre par

Jaime se despide pidiendo que se pare ya la grabación. Y es que hemos hablado durante doce minutos, y huye de todo lo relacionado con el 13. Se despide con dos abrazos, no uno, y pide que si hemos entrado por una puerta para hablar con él ahora salgamos por otra, unas rarezas que, de todas formas, son manías recurrentes en una personas que está intentando controlar algo que sufre el 4 % de la población española, muchas veces sin saberlo.

Periodista corresponsal de la Agencia EFE, El Correo de Andalucía, eldiario.es... entre otros medios. Cubre principalmente Huelva y Sevilla en varios medios radiofónicos y prensa digital.

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