Medio Ambiente
12 Preguntas y respuestas sobre el caso de las arañas Loxosceles en Sevilla 2ª parte
Carlos LOBATO/Antonio GALLARDO
3. ¿Qué especie de araña reclusa podemos encontrar en la Península Ibérica?
La especie que habita en la Península Ibérica es la araña parda mediterránea o Loxosceles rufescens. Esta araña no solo se encuentra en la Península Ibérica, sino que tiene una distribución que podemos llamar circun-mediterránea, es decir se extiende por países y regiones en torno a dicho mar, además de otras como Estados Unidos, Este asiático, Australia, Madagascar y algunas islas del Pacífico y del Atlántico. Podemos afirmar por tanto que es una especie cosmopolita que se distribuye ampliamente por todo el mundo, al contrario que las otras dos especies mencionadas anteriormente. De esta manera, queda claro que Loxosceles rufescens no es una especie que proceda de Norteamérica, ni que haya sido introducida, sino que, como muy bien dice Dª. Elvira Ocete Rubio, Catedrática de Entomología de la Facultad de Biología de la Universidad de Sevilla, «llevan con nosotros toda la vida…«. En algunos de los artículos consultados para la realización de éste se dice que es una especie endémica de la Península Ibérica, lo cual no es correcto, puesto que una especie endémica es aquella que es propia y exclusiva de una región o zona limitada.
4. Entonces, ¿cuál es la especie de araña reclusa que se ha encontrado en Montequinto y otras zonas de Sevilla en las últimas semanas?
Todos los ejemplares determinados por el Departamento de Entomología Aplicada de la Universidad de Sevilla desde que llegó el primer ejemplar en 2013, hasta los últimos del día 14 de mayo de 2014, pertenecen a la especie Loxosceles rufescens. Desde el la Facultad de Biología no se ha mencionado en ningún momento a Loxosceles reclusa ni a Loxosceles laeta como causante de los percances ocurridos en Montequinto, como parecían sugerir algunos medios.
Aunque la diferenciación de ejemplares del género Loxosceles no es fácil y presentan muchas características en común, existen algunas características diferenciales que permiten la diferenciación de L. rufescens de otras especies más peligrosas, como L. reclusa. Estas diferencias se presentan en pequeñas partes de los órganos, que son en las arañas como su DNI, así como en el dibujo en forma de violín del cefalotórax, que presentan líneas más rectas y angulosas en L. rufescens y líneas más curvas en L. reclusa, como bien se puede observar en las siguientes fotografías.
Para poder observar estas pequeñas diferencias, hace falta un estudio completo de genitalias, bajo las lentes de una lupa binocular que amplíe la imagen lo suficiente para poder ver los detalles. En la identificación de los ejemplares en el departamento de Entomología han participado los doctores D. Javier Soria, Dª Mª Angeles López, D. Antonio Gallardo Cano y Dª Agustina Jiménez.
5. ¿Qué problema puede suponer la mordedura de las arañas del género Loxosceles?
El síndrome producido tras la picadura de ejemplares de este tipo de arañas es llamado aracnoidismo o loxoscelismo, y se caracteriza por una ulceración necrótica de la piel causada por la toxicidad de las enzimas proteolíticas de su veneno, siendo uno de los principales componentes la esfingomielinasa D. Las reclusas americanas, Loxosceles laeta y Loxosceles reclusa, tienen un veneno de acción proteolítica y necrolítica (disuelve poderosamente las proteínas y los tejidos). El daño provocado por estas arañas puede llegar a ser grave, sin embargo la mordedura a veces es dolorosa y a veces no.
El loxoscelismo puede presentarse en los pacientes en dos formas, según el cuadro clínico que presenten: Loxoscelismo cutáneo y loxoscelismo sistémico o cutáneo-víscero-hemolítico.
– El loxocelismo cutáneo se caracteriza por la aparición de una lesión local que comienza con picor y que se va volviendo progresivamente dolorosa con edema local-regional. En el sitio de la picadura se forma una vesícula o pápula que puede evolucionar a una placa eritematosa, con áreas rojo violáceas alternando con otras pálidas, que a los siete días oscurece formándose una escara que deja una úlcera de lenta cicatrización.
– En las formas severas de loxocelismo sistémico hay fiebre alta, mialgias y anemia hemolítica con ictericia y hemoglobinuria, que puede llevar al fracaso renal agudo y, en ocasiones, al coma.
A pesar de todo esto, en el 90% de las mordeduras analizadas en hospitales de todo el mundo, los síntomas son leves y curan sin llegar a producir necrosis severas. En algunos estudios al respecto, se habla de una incidencia estimada de loxoscelismo dermonecrótico severo que requiera hospitalización de 0,37 casos por cada 100000 habitantes al año.
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