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Una cosecha media corta por falta de lluvia espera la IGP para la aceituna manzanilla y gordal

 

Antonio Rodríguez en uno de los olivos centenarios de sus tierras.

 

C. GONZÁLEZ. Arahal

Fotos: C. RAMÍREZ

Agricultores y empresarios de Arahal se preparan para la nueva campaña del verdeo que está previsto comience del 15 al 19 de septiembre. Se espera una cosecha de media a corta, a los campos les faltan 100 litros de agua de lluvia para que se decante en uno u otro sentido, ya casi no hay tiempo. La cosecha del año pasado fue de unos 55 millones de kilo de aceitunas, 8 de ellos gordales. Este año puede que no llegue a la mitad, hay poco stop de manzanilla en los mercados y hablar de precios, de momento, es casi imposible.

El sector de la aceituna utiliza nuevas tecnologías para trabajar en el campo, nuevas formas alternativas (cultivos ecológicos y biodinámicos) pero sigue realizando las transacciones comerciales en pesetas. Cuando se habla del precio de la aceituna, los profesionales del sector solo adelantan que el año pasado el precio de la manzanilla fue bueno, 120 pesetas el kilo (0,72€), hasta 125 pagaron por calidad extra algunos empresarios de Arahal, calidad que es la principal baza de los olivos de esta localidad. Fue uno de los precios más altos de los últimos años pero aún así no cubrió gastos de producción, que según apuntan los agricultores, está en torno a las 150 pesetas/kilo.

Francisco Humanes, presidente de la Cooperativa Labradores La Campiña (354 socios) afirma que aceitunas sin vender «no hay, la que hay en los almacenes, como en esta cooperativa, está vendida» por lo que la cosecha, sea media o corta, parte de escasez en el mercado.

Por esa razón, Antonio Rodríguez, responsable del sector a nivel nacional de la COAG, espera que mejore el precio este año pero, sobre todo, insiste una y otra vez, en todos los escenarios donde puede, que el agricultor debe pelear por el contrato agrario, porque la aceituna tenga precio antes de ser recogida siempre que las transacciones superen los 2.500 euros, tal como indica la la Ley de la Cadena Alimentaria desde 2014. Y que en este contrato figure una cláusula según la cual el producto se pague a los 30 días. «El coste de producir la aceituna es de 150 pesetas» dice Antonio, mantener el campo se ha convertido en una cuestión de cabezonería y muchas horas de trabajo adheridas a su condición de autónomo o de familias que acuden completas a echar una mano.

Una de las características de la cosecha de este año es que la aceituna gordal (1,10€/k en 2015) está «muy buena porque prácticamente no tiene azofairón» (aceituna pequeña que acompaña siempre en la rama a la gordal y de la que dicen tiene aún mejor sabor). El déficit hídrico alcanza, según el responsable de la COAG, el 25%, «ha llovido irregularmente, poco en invierno que es cuando la tierra coge el agua y más en el mes de mayo». La consecuencia es que el olivo está verde «pero tiene la raíz arriba por lo que mucha aceituna se ha agostado y no coge el tamaño requerido».

Este año es cuando se cumple la parte negativa de ese fenómeno que se denomina «vecería», es decir, un año la cosecha es abundante, como ocurrió en 2015, al siguiente, es pequeña. Antonio Rodríguez lo explica con un ejemplo: «Puede pasar que una fanega de tierra de secano pueda dar 5.000 kilos de aceituna un año y, al siguiente, 300 kilos».

Francisco Humanes asegura que el 20% de la tierra de olivar no se cogerá a no ser que llueva. «Para que la cosecha vaya bien tiene que llover de 450 a 700 litros y no ha llovido más de 250», cuenta. En Labradores de La Campiña, donde el año pasado prepararon 5 millones de kilos de aceituna, principalmente de la variedad manzanilla, realizan esta semana los últimos trabajos de clasificación del producto que aún queda en las instalaciones, producto ya vendido. La semana próxima comienzan las labores de limpieza y preparación de maquinaria para recibir la cosecha de 2016.

Tanto Francisco como Antonio creen que la concesión de Indicación Geográfica Protegida (IGP) como figura protectora para la manzanilla y gordal es «lo mejor que podemos conseguir». Incluso para acabar con el engaño en este mundo. «La IGP hará posible que no nos metan gato por libre, ha llegado mucha aceituna de Egipto este año con peor calidad pero a más bajo precio. El 99% de los almacenes compraron fuera con tal de no pagar la aceituna de calidad, son los satélites de las industrias», asevera Antonio Rodríguez.

Instalaciones de Garcioliva S.L. en Arahal

 

En este sentido se expresa también Raúl García, uno de los propietarios de uno de los más importantes empresa que existen en Arahal (Garcioliva S.L.), empresa familiar. Por sus instalaciones pasan al año unos 3,5 millones de kilos y ha ampliado depósitos para preparar un millón más este año. Comienza la campaña el martes después de la Feria del Verdeo, es decir el día 6 de septiembre, cuando su empresa se convierte en un ir y venir de camiones cargados con bombonas de aceitunas. Para entonces tendrá ya a 12 trabajadores en sus instalaciones.

Raúl García cuenta que en la pasada cosecha el precio de la aceituna subió un 30 por ciento y las empresas más fuertes, como Agrosevilla, se fueron a Egipto a comprarlas porque era más barata. «No entiendo por qué si tenemos lo mejor de lo mejor salen fuera», dice. No obstante, les pasó factura porque la aceituna que viene de estos países llegan con enfermedades como el «zapaterismo», cuando la aceituna no tiene problemas de color o en el deshuesado pero está «malísima» o la «palmicha» cuando la aceituna huele a «huevo podrido».

Este joven empresario, que se crió entre camiones y remolques de aceituna, asegura que el mercado exterior no asegura una buena trazabilidad en el producto. Simplemente en el escogido de aceitunas ponen, explica, «a 30 mujeres en 20 mesas hechas de tablones para escogerlas a ojo». Estos países no disponen del control ni las técnicas avanzadas con las que se trabaja en España ni la calidad de tierras como las que hay en la provincia de Sevilla. Aún así a las empresas no les importa y busca solo «bajos precios».

Antonio Rodríguez pasea a primera hora de la mañana por sus tierras de olivar y dice: «Cuando la aceituna se distingue a 20 metros ya sabemos que está casi madura». En este olivar tiene un olivo de aloreña, la única variedad de aceituna de mesa, originaria de Málaga, que dispone de denominación de origen. Otro de Tierra Santa, del Monte de Olivos, que estuvo plantado en el Pabellón de Israel durante la Expo de 1992. Y un conjunto de variedades, como zorzaleños, morcaleños, gordal, manzanilla. La arberquina dispuesta de tal manera para que polinice al resto de olivos o los azebuchinos, una aceituna pequeña, muy común en regiones como Cataluña, que en Arahal eran utilizados antiguamente como alimento trampa en las costillas para coger pajaritos en el campo, actividades hoy prohibida por ley.

En Arahal, cuna mundial de la aceitunas de mesa, volverán a oírse en unos días el ruido de la actividad que consigue una vez al año casi el pleno empleo.

 

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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